El Gas Licuado de Petróleo (GLP) fue controlado en su totalidad desde el año 1936 por empresas capitalistas nacionales y transnacionales. Durante la administración de Chávez, desde el año 2002 a raíz del paro petrolero, poco a poco se fue dando un viraje a la administración y servicio público de la industria petrolera, en función de atender al pueblo venezolano, razones éstas que coadyuvaron para que el imperio impusiera sanciones al país, lo cual ha venido debilitando a nuestra principal empresa petrolera. Así las cosas, para el año 2007 según fuente de la misma PDVSA, el sector estaba conformado por 38 empresas operando en 82 plantas de llenado, 278 distribuciones al detal, 107 sub distribuidores y 15 empresas proveedoras de insumos y servicios. Como parte de la guerra contra el comandante Chávez las empresas de GLP comenzaron a aumentar los costos de las bombonas de manera desproporcionada, indujeron la desaparición del mismo y ampliaron su visión explotadora; lo que obligó a Chávez, preocupado por las necesidades humanas de su pueblo, a crear la filial PDVSA GAS Comunal en noviembre de 2007, bajo una concepción socialista en alianza estratégica con su pueblo, para contribuir con el nuevo modelo económico comunal, con la participación consciente de sus trabajadores, tomando el control parcial del 48% de las operaciones y el mercado interno de distribución del GLP, a los fines de garantizar un servicio público eficiente a muy bajo costo al pueblo venezolano. Actualmente tiene el control del 100% de la distribución del GLP (56% de forma directa y un 44% a través de empresas privadas), con 65 plantas de llenado y nueve de manufactura.
El proyecto de PDVSA GAS no solo era ser parte de las filiales de la industria petrolera, sino de implementar una política de creación de sub empresas de propiedad comunal regionalizadas. Sin embargo, en virtud del deterioro existente en la industria, la falta de mantenimiento de las unidades de transporte (algunos casos por el bloqueo económico y en otros casos por la corrupción en la industria); los altos costos para su comercialización y distribución a distintos estados del país; sumado a una nómina que genera una carga presupuestaria para el Estado, entre otros factores de índole externo e interno, se transmutó la direccionalidad de esta filial. El gobierno de Maduro se ha visto asediado por las duras sanciones de Trump, coyuntura ésta que aprovecharon los gobernadores de Carabobo, Monagas, Lara y Yaracuy para instar al presidente a tomar otras líneas como desconcentrar la distribución y comercialización del gas, según ellos por los vicios existentes. Estas fallas e ineficiencias pudieron y pudieran ser subsanadas si se hubieran revisado la estructura de costos, así como debe hacerse la de la gasolina. El costo de ambos servicios son los más económicos del mundo: la gasolina no tiene un precio real a nivel internacional generándole pérdidas al Estado venezolano y no aumentarla es un acto inmoral, ya que ha contribuido a que dolaricen su costo y a la escasez en gran parte del servicio por no contar con los derivados químicos para su procesamiento, gracias al bloqueo norteamericano. Con la reconversión el precio del gas era regalado, pero con la desconcentración los incrementos desproporcionados e inconsultos afectaron al pueblo. Un peso del 96% de los recursos que recibía gas Comunal recaía sobre la industria petrolera, luego de la reconversión monetaria subió al 100%. Ante esta situación se plasman las ideas de los gobernadores y se inicia la desconcentración, bajo el supuesto de que se les respetarían los derechos laborales a los trabajadores, lo cual no está ocurriendo, ya que en algunos estados los han despedido. PDVSA GAS se desmorona de su plan socialista inicial y lo más lamentable es que sus los propios rojitos la llevan a su desgracia.
El camino neoliberal de PDVSA GAS es un regalo de la burguesía revolucionaria. De ser una empresa socialista la llevaron a una empresa semi privada y bajo la excusa del alto costo de los cilindros, los altos costos de los fletes, no haber invertido en la recuperación y mantenimiento de la flota vehicular para decir que no es rentable porque no hay repuestos más son difíciles de conseguir, para contratar cooperativas privadas que fijan un costo mensual variable cerca del más del 450%, porque ya PDVSA Gas no es rentable, con la venia de los gobernadores revolucionarios y el aval de las nuevas corporaciones administrada por los protectores. Los gobernadores "socialistas" le hicieron creer al presidente Maduro que transferir la distribución y comercialización de gas a ellos y a los protectores sería la solución al problema del gas para tener el control económico de lo que fue una filial de PDVSA como un servicio socialista para su pueblo. Nunca se imaginó Chávez que su defensa y amor por su pueblo hoy sería empañado por mafias denominadas gas privado, pero con recursos y plantas del Estado venezolano. Así entonces surgió Nevado Gas, Gas Drácula, CADIGAS, para seguir subiendo los precios de las bombonas y graneles de gas, despedir a una clase trabajadora que se comprometió con este plan inicial, debido a que se están creando empresas privadas o de capital mixto. En Carabobo despidieron a 333 trabajadores, su gobernador es uno de los principales defensores de la privatización de todos los servicios públicos. Con esta desconcentración se viola nuestra Carta Magna, la Ley Orgánica de Hidrocarburos, la LOTTT, la Ley de Precios Justos. Este proceso de desconcentración fragmenta a la industria petrolera y va en vías de extinguirla. Lo más grave, es que hasta ahora ninguna entidad o protectorado ha dado muestras de efectividad en esta gestión, no han solucionado el grave problema del gas licuado que existe en el país, pues aún las familias o amas de casa siguen sufriendo las penurias de no contar con el servicio a tiempo, deben usar cocina eléctrica (si hay servicio eléctrico), algunas familias deben pagar en dólares a las empresas privadas para que puedan surtirle el servicio; conseguir una bombona PdvsaGas es misión imposible, si la consigues te la venden en dólares ¿quién la vende?. Es necesario revisar este tipo de concesiones a estas figuras, máxime en estas condiciones tan particulares que vivimos.
El Estado venezolano cuenta con manufacturas o fábricas de cilindros más grande de Latinoamérica, se puede reactivar para la demanda interna y para la exportación. La estructura de costos debe ser rediseñada en función de las necesidades del pueblo venezolano y bajo la aprobación del presidente Maduro, no con el permiso de protectores y gobernadores que aplican tarifas injustas. El incremento del gas licuado debe ser equitativo, considerando el salario de los trabajadores. Una familia compuesta por cuatro miembros puede consumir mensualmente una bombona de 43 kilos, la cual puede costarle casi 400.000 bolívares, con un salario de Bs. 800.000, no le alcanza para cubrir las demás necesidades básicas. Pero, el otro problema es que la distribución no se realiza de manera mensual, lo que implica que al siguiente mes, el ama de casa debe buscarla en el mercado negro a otro precio superior ¿quién se la vende? Es el perfecto desequilibrio bárbaro contra un pueblo que ahora además sufre los estragos de una pandemia. No podemos avanzar en esta revolución si existen verdugos que juegan con las necesidades del pueblo. Los protectores y gobernadores que están al frente de esta misión tienen una oportunidad para reivindicarse con él. Este pueblo ha sufrido bastantes estragos y no merece más golpes por el estómago, porque un día su hambre puede transformarse y cambiar todo el paradigma. PDVSA GAS es nuestra, es Chávez, y la defenderemos.