Venezuela debe escribir su propia agenda de desarrollo para todos los países en los organismos internacionales en que participa, dándole no solo su propia visión sino también la experiencia que décadas de sometimiento a los países industrializados nos han dejado, sumándole a esto nuestro carácter nacional independentista que también dejaria su impronta a través de nuestra participación en esos organismos.
Es así que considero que nuestra participación en la OPEP debe de ser utilizada para replantear el papel que hasta ahora ha tenido esta organización la cual naciendo para defender los precios de venta del petróleo en el mercado de los países desarrollados, puede ser transformada en un organismo de desarrollo industrial, científico y tecnológico para los países que en ella participan los cuales presentan un potencial de desarrollo integral que no ha sido estudiado y planteado.
Venezuela tiene buenas relaciones y reconocimiento de todos los miembros de la organización, por lo que es de pensar que tendrán una buena actitud para oír y estudiar los planteamientos que en este sentido les haga nuestro país, además de alejar a la OPEP del papel de víctima rebelde que no se deja explotar tranquilamente por los países poderosos capitalistas.
Porque es indudable que ¡Absolutamente! La OPEP tiene un enorme potencial para diversificar sus economías más allá del petróleo, en áreas vinculadas a la propia industria pero cuyo proceso de concepción y producción se realiza en otros países, esquivando nuestro papel en ellos y evitando la creación de un entramado industrial que sirva de apoyo a la explotación de nuestra materia prima. Por eso considero que la industrialización propia del proceso de producción petrolera en y con los países de la OPEP es un camino prometedor mediante la creación de empresas conjuntas, aprovechamiento del mercado, incremento de la financiación de la industria, desarrollo de lo científico y lo tecnológico, entre muchos aspectos relevantes.
Es de recordar que la OPEP (Organización de Países Exportadores de Petróleo) tiene como uno de sus objetivos principales la cooperación entre sus miembros para maximizar los beneficios de sus recursos petroleros. Esta cooperación puede extenderse a proyectos de industrialización de la cadena de producción lo que se presenta como una extensión natural de la industria petrolera, y que Venezuela plantearía buenamente en su agenda.
También hay que tomar en cuenta que la OPEP y sus nuevos aliados en la OPEP+, atravesando miles de vicisitudes, dignas de un periplo griego, han comprobado que pueden trabajar acoplados en la defensa de los precios del petróleo, lo que es un aval de vinculación que daría sus aportes para la realización de un programa de producción industrial de insumos y productos en la industria del petróleo y áreas adyacentes, con un impacto enorme en sus economías y en su futuro, llevando a esos países a etapas superiores del desarrollo industrial.
Entre los beneficios que la industrialización petrolera traería para la OPEP, podemos empezar mencionando el incremento del valor agregado, aumentando sus ingresos y reduciendo la dependencia de las fluctuaciones de los precios del petróleo.
Se generaría mayor diversificación económica y reduciría la vulnerabilidad a las crisis del sector energético y crearía nuevas fuentes de empleo. Esto vendría aparejado con un mayor desarrollo tecnológico OPEP, que al fomentar la innovación y la transferencia de conocimiento, fortalece la competitividad a largo plazo.
Otra de las consecuencias deseables de este proyecto es la mayor integración intra-OPEP con proyectos industriales mejorando los lazos económicos entre los países miembros e impulsando la creación de cadenas de valor regionales.
Venezuela en este momento de asedio imperialista por insistir en su posición de libertad e independencia de centros de poder imperialistas, puede plantear una iniciativa de este tipo, esquema que se puede asumir para otras áreas, para crear una base propia internacional, regional, industrial con nuestros recursos que sería parte de nuestra agenda nacional en ese organismo, adicional a la defensa de los precios petroleros.
