El 17 de mayo nuestro Aquiles Nazoa hubiese cumplido sus 90 años. Vivió 56 años y su vida fue un fértil y perenne jardín de venezolanidad. Porque la patria no sólo viene de las lanzas. Antes fue la palabra.
Junto con Andrés Eloy Blanco, Gallegos, Salvador de La Plaza, Alí Primera, el Maestro Prieto, y los cantores desde Luís Mariano hasta Armando Molero, Aquiles es creador de una nacionalidad diferente a todas, donde es posible el amor y el humor, donde se puede soñar sin morir en el intento, donde arrullamos a los niños con rocío de sol.
En Nazoa los héroes patrios toman vida de golosinas y volantines al atardecer.
De su religión de versos geniales, la cultura universal sale a volar como ensoñación cotidiana: “Creo en Pablo Picasso todopoderoso, creador del cielo y de la tierra. Creo en Charlie Chaplin, hijo de las violetas y los ratones, que fue crucificado, muerto y sepultado por el tiempo, pero que cada día resucita en el corazón de los hombres. Creo en la cualidad aérea del ser humano, configurado en el recuerdo de Isadora Duncan, abatiéndose como una purísima paloma herida, bajo el cielo del Mediterráneo. Creo en el sortilegio de la música, yo que en las horas de mi angustia vi al conjuro de la Pavana de Fauré, salir liberada y radiante a la dulce Eurídice del infierno de mi alma. Creo en Rainer Marie Rilke, héroe de la lucha del hombre por la belleza, que sacrificó su vida al acto de cortar una rosa por una mujer”.
El poeta más poeta de todos los poetas, funda una nueva ética para una mejor humanidad: “Creo en el amor y el arte como vías hacia el disfrute de la vida perdurable. Creo en la amistad como el invento más bello del hombre. Creo en los poderes creadores del pueblo. Creo en la poesía, y en fin, creo en mí mismo puesto que se que hay alguien que me ama”.
Él mismo hace de su vida un poema de lucha, por eso es perseguido. En el campo revolucionario es estandarte de proyectos unitarios creativos que buscan alcanzar el poder para servir al pueblo, como decía Mao.
Bolivariano sin falsas poses épicas, militante del ideal socialista, fielmente fidelista, martiano en esencia, Nazoa canta filosofía a las cosas más sencillas y crea constelaciones literarias como estrellas el amolador.
Su obra es ancha y profunda, bella en exceso y agradecida, virtud tan alabada por El Libertador. En su preciosa prosa poética, Nazoa derrama un amor sublime por la madre y el padre, por el pueblo, por la naturaleza.
Porque el escritor que bromeó un zoológico de rimas, que comentó con suave sarcasmo las vivencias urbanas de su tiempo, que hizo reír y llorar a señoras y señorones, fue ante todo y siempre, un hombre comprometido con la causa de los humildes: “Yo cantaba la lluvia y los membrillos, yo cantaba las flores de la tierra; mi corazón fue niño por la sierra coleccionando ramos amarillos. Pero escuché la voz de los sencillos, campesinos y obreros de la tierra y vi sobre el amor venir la guerra con su turbión doliente de cuchillos. Ay, todo era combate, sangre y muro ¿Cómo pudo esta sorda mano mía cultivar su clavel entre las balas? Cambiar quiero mi plata en plomo duro. Quiero poner mi armada poesía al lado de los picos y las palas”,
Aquiles Nazoa es germen originario del proceso constituyente de estos días. Su palabra es hoy Carta Magna. No olvidemos su legado ni traicionemos su memoria. Con él una Venezuela justa y solidaria es posible, como un caballo que se alimenta de jardines y cabalga renovando la utopía.
*Constituyente
"... los Estados Unidos que parecen destinados por la providencia a plagar la América de miserias en nombre de la libertad..."
Simón Bolívar, El Libertador.
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