Detrás de
todo milagro se esconde una explicación terrenal. En el caso del Imperio
Celestial es la hegemonía del partido dominante, el Partido Comunista
de China (PCC). Y, dentro de ella, su sistema de formación de
cuadros. En la Escuela del Partido en Shanghai intercambiamos ideas
con su directiva, que nos explica el sistema educativo del Partido
Comunista
más grande de la tierra que tiene alrededor de 60 millones de miembros.
La Dang
Xiao o Escuela del Partido cuenta con tres mil escuelas de nivel
distrito y seis escuelas de nivel nacional. Su función consiste en
educar a los miembros del partido y unificar sus conocimientos y su
ética en torno a los grandes temas del país, conforme a los lineamientos
del PCC. Actualmente se enfatizan las estrategias de resolución de
conflictos para mantener la estabilidad social, la relación con los
medios de comunicación, la procuración de la eficiencia económica,
la campaña por la ecología y las energías renovables y la lucha contra
la corrupción.
Las líneas
programáticas de la Dang Xiao fueron definidas en 2008 por el
vicepresidente de la República y decano de la Escuela en Beijing, Xi
Jin Ping, como la educación en los “grandes maestros de la teoría
comunista”; la educación en las “buenas virtudes” y la
capacitación de “todo tipo de cualidades” en los cuadros. Conforme
a este curriculum, el tiempo de enseñanza y aprendizaje en los
cursos de tres meses, que son los más comunes, se dedica en un 50%
a la teoría comunista, y el restante en partes iguales a las buenas
virtudes y la capacitación de habilidades.
A mi pregunta
sobre los textos usados los directivos contestan que, por ejemplo, en
el curso para Directores Generales se utiliza la mitad del tiempo
disponible
para las teorías clásicas del marxismo y del maoísmo. Las obras de
Mao Tse Tung que se estudian son: La teoría de la contradicción, La
teoría de la práctica, La teoría de las diez grandes relaciones
y el Informe sobre una investigación del movimiento campesino de Hunan.
El restante 50% del tiempo se dedica a las “nuevas teorías de China”,
como los textos de Deng Hsiao Ping, quién introdujo el modelo de
“reforma
y apertura” en 1978 y del Presidente Yang Tse Min, quién lo profundizó.
En general, se pone énfasis en una visión científica del desarrollo
de la sociedad china.
En el área
de las “buenas virtudes” se utilizan alrededor de diez diferentes
sistemas de socialización. Entre ellos: el estudio de los textos
respectivos
del Partido; la crítica y autocrítica en grupo que se hace una vez
durante un curso de tres meses; este mecanismo, sin embargo, está
bajo revisión, ya que los profesores sostienen que es más conveniente
criticar a los trabajos de las personas que a las personas mismas;
visitar
a las “bases educativas” de la tradición revolucionaria, sistema
que consiste en visitar a los lugares históricos de la revolución.
Para tal fin, el gobierno central y los locales proporcionan los fondos.
Finalmente, se insta a los alumnos a invitar a los mejores miembros
del Partido a sus casas y comunidades para dialogar y dar conferencias.
Los estudiantes
son propuestos por los órganos del Partido y del Estado que asumen
también los gastos de su estancia en la Escuela. Durante los tres meses
de enseñanza los alumnos se hospedan dentro de la Escuela, donde
estudian,
comen y duermen. El fin de semana y los miércoles pueden ir a sus casas.
Un día típico comienza a las 06:00 hrs con el ejercicio físico.
A las 07:00 hay desayuno y de las 08:00 a las 11:30 hay clases, con
un breve descanso de 15 minutos (10:00 a 10:15). A las 11:30 es la hora
de la comida y de las 13:30 a las 16:30 se imparten nuevamente clases.
Las noches son para estudiar. De las 20:00 a las 21:30 hrs los
estudiantes
deben revisar en sus habitaciones los textos que se les ha dejado.
Deben dejar abiertas las puertas para que se pueda controlar que
efectivamente
cumplen con sus tareas.
No hay
estímulos
directos para los alumnos ya que, según la dirección, es obligatorio
para un buen cuadro comunista actualizarse. Para llegar a ser Director
General en alguna empresa, por ejemplo, es requisito institucional haber
cursado mínimamente 180 horas en la Escuela. Al ofrecer la Dang Xiao
esta posibilidad de formarse y contar, además, por su prestigio, con
maestros de alto nivel, hay mucha demanda para sus cursos. No hay
exámenes
o calificaciones finales, sólo aprobación o reprobación de los cursos.
Los alumnos tienen que redactar, sin embargo, un ensayo por cada etapa
del curso ---cuatro en total--- que tienen que defender.
En la sede
Shanghai de la Escuela no hay trabajadores o militares entre los
alumnos,
ya que la mayoría del estudiantado son funcionarios del nivel de
subdirectores
a directores generales. Funcionarios más altos asisten directamente
a la Escuela Central en Beijing. La atención ideológica a los
trabajadores
y comunidades se realiza, entre otras, con visitas de los profesores.
Estudiantes extranjeros son la excepción, pero se han atendido
solicitudes
de Vietnam, Singapur y Alemania. De América Latina y del Caribe sólo
ha habido visitantes, no estudiantes.
El milagro
económico y de poder que ha producido el pueblo chino bajo la conducción
del Partido Comunista se manifiesta de múltiples formas: un crecimiento
económico anual del diez por ciento durante treinta años, sin ninguna
recesión, ni siquiera durante la crisis capitalista mundial, y aumentos
constantes de salarios que han sacado a cientos de millones de personas
de la pobreza; el aumento de la expectativa de vida de 40.8 años en
1955, a 71.0 años en el 2005; la creación de una alianza militar
defensiva
(SCO) que abarca al 61% de Eurasia y la autosuficiencia bélica; la
exitosa transición desde la experiencia de Mao al modelo actual, sin
terrorismo de Estado y eliminación stalinista de los disidentes; la
ascensión al rango de una de las dos potencias dominantes del sistema
mundial de poder, sin que Occidente lo pudiera impedir; el desarrollo
de algunas de las ciudades más bellas del mundo, como Suzhou y Beijing
y, last but not least, el apoyo de 80% de los ciudadanos del
país.
Esos éxitos
han causado la envidia de las clases políticas del capitalismo
estadounidense
y europeo, tal como se refleja en sus intelectuales colectivos, como
el diario The New York Times y el Handelsblatt
(Diario de Comercio) alemán. El Handelsblatt
escribe que no estaría mal que Alemania aplicara algo del “estilo
pragmático de planificación” de China. Sin embargo, el planteamiento
es demagógico. El secreto de la eficiencia estatal china no radica
en un “estilo de planificación”, sino en la autonomía de poder
del Partido Comunista y su Estado, frente a los grandes capitalistas
nacionales y transnacionales. Un ejemplo de esta autonomía es el combate
a la corrupción.