El Capitalismo es un
desastre ecológico, social, económico, no tiene futuro, no aporta
felicidad, atenta contra la condición humana de la especie.
Pero… ¿Por qué permanece, por qué tiene éxito?
La respuesta no es sencilla, pero debía ser el centro
de la preocupación de los revolucionarios. Veamos.
Debe buscarse en las profundidades del alma, donde el
Capitalismo fija sus anclas psíquicas, allí yacen las causas de las
conductas que lo soportan.
Los clásicos
postularon que “la condición humana son las relaciones sociales”. Lo que
significa que las relaciones sociales capitalistas, troquelan el alma
humana, la distorsionan, hasta producir la condición humana capitalista,
hasta engendrar un humano capitalista incapaz de zafarse del sistema,
al contrario, es su defensor acérrimo. Las relaciones sociales tienen tal fuerza en la
formación de la condición humana, que modifican la biología de la
especie.
Ya es conocido
por la psiquiatría que el carácter de una persona se forma en los
primeros años de vida, entonces, busquemos el origen de las
características de las relaciones del Capitalismo desde esos primeros
años del ser humano.
Sabemos que el
capitalismo es un sistema que se sustenta en la fragmentación de la
sociedad, en el egoísmo. Podemos deducir que será en esos primeros años
de vida cuando se instala la fragmentación social. Rosa Tristán, en el
artículo “El Apego Socialista”, aparecido en el semanario Debate
Socialista, explora las consecuencias del desgarramiento del niño de
meses cuando lo llevan a la guardería, y concluye que es el origen y
soporte de la fragmentación social propia del capitalismo.
Es así, el
capitalismo ha impregnado de tal manera a la sociedad, que todos los
niveles de la vida son origen de fragmentación, de egoísmo, he allí su principal
fortaleza.
Lo colectivo,
lo social está relegado, se prestigia, se resalta lo individual: un
escritor, un deportista, un político, el “Yo” aplasta al “Nosotros”
social. Los grupos no son integrados a la sociedad, al contrario, la
enfrentan. Esta es una causa fundamental de la dificultad enorme de
organizar resistencias al sistema. La mayoría de los intentos sucumben a
la fragmentación.
La
fragmentación de las formas organizativas de resistencia se cubren con
justificaciones de varios tipos, excusas diversas, pero en el fondo de
todas están actuando los mecanismos psíquicos capitalistas.
Es allí, en las relaciones humanas, donde ocurre lo
vital de la lucha de clases, donde se soporta el sistema. Cualquier
intento de superar al capitalismo tiene que considerar la lucha por el
restablecimiento de las relaciones fraternas entre los miembros de la
aspiración. El restablecimiento de nuevas relaciones se forja en el
combate a las fuerzas espirituales del capitalismo que operan dentro de
nosotros y nos separan. Esta lucha es una tarea de colectivos
socialistas, que al formarse, forman al Hombre Nuevo.
¡Chávez
es Socialismo!
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