Votar por la izquierda o por los privatizadores

28 de agosto 2010.-La derecha llama a votar, sin propuestas, ni programas, solo induce el voto contra una persona y lo justifica por su inconmensurable odio. Sin ningún principio político ni moral demostrado. Son fantasmas sin cifras solo contando una papeleta insegura que surgirá de los ni-ni o los “independientes”. Todo vacío.

No creo que existan razones mágica para votar. El desprecio por la gente llana como ejemplo.

¿Como votar y dar apoyo por un grupo que se tiene por escogidos sociales?. Quienes por soberbia no exhiben duda sobre nada, por que sus ideas se las dictan con toda impunidad los cenáculos de iluminados allende el mar.

Deseo que votemos como personas capaces de dudar. No por fe en algo, sino por haberlo pensado, ni por ser delegado de algún ente superior. Demostremos con el voto que sabemos reflexionar y no solo obedecer. Votemos por que podemos criticar. Votemos evitando la injuria, la difamación y menos que nada la mentira.

Sepamos que el conocer y votar no son ejercicios estrictamente lógicos sino imaginativos y son único recurso para mantener nuestro edificio político.

Votemos escrutando nuestra realidad tal como se nos da, indaguemos por nuestra capacidad para acceder al conocimiento de lo que socialmente estamos viendo. Sin olvidar que debajo de todo y por siempre lo que está vigente es la pasión y el mundo afectivo y las emociones y su relación con nuestros iguales. Es, en cierto modo, la verdad básica que toda la actividad de la clase política conservadora procura ocultar. Pero, como en el fondo la derecha forma parte de las costumbres y del decorado habitual del estatus y lo decadente, son los que desean que nada cambie y siga la noria conformista.

Quienes estamos en el lado opuesto nos pondremos de luto por la derecha, que es el emblema de la no política, allí están al frente muchos desahuciados para demostrarlo, las momias de copey y los insepultos adécos a la espera del cambur extraviado o el negocito ganancioso desde la curul. Puro revanchismo y venganza.

Para su pesar, así fue y así seguirá siendo, la izquierda se mantendrá siendo portadora del ideal social perenne. Sencillamente. Porque la izquierda representa un poco el mundo tal como debiera haber sido.

La derecha es el el grado cero de la política, donde se mantiene porque es la solución más fácil, pues todo lo piensa a través de la privatización, y desde alli intenta solucionarlo todo desde la educación hasta los negocios mortuorios, pasando por tortura, la cárcel y finalizando en la guerra y sus empresas asesoras que se solazan en el asesinato y el terror: Irak, Paquistán, Afghanistan, Mexico, Chile y Colombia. Los ejemplos son concrétos. Mejores negocios para los insaciables banqueros y ruina y dolor para la gente de la parroquia.

La izquierda solo debe cuidarse, tal como lo decían los Republicanos, de su propia España y evitar parecer demasiado como una causa divina.

Cuidarse de los agoreros que solo miran a través del vidrio oscuro de las aflicciones y olvidan entender que desde los cielos y sus nubes oscuras y borrascosas habrán de caer aguaceros de aguas limpias, bellas, nutrientes para conservar el privilegio moral de la utopia.

En síntesis existe el mal, nuestra tarea es evitar aquellas acciones y agentes enemigos que pretenden colocarlo de nuevo en el poder

Me resulta difícil entender esas teorías por las cuales resulta lo mismo votar por la izquierda que hacerlo por la derecha. Cuando esta se representa e identifica filosóficamente con la sociedad del consumo, no lugar, cargado de bienes y abalorios cuyo demostración mas plena de ineficiencia es la gran carga de incoherencias, exclusivismo, banalidad y fuente de las dolorosas frustraciones que derrama.

Filosofía que impone sus cualidades mas notables: vicios de simulación y fantasía con cataratas de frivolidad, charlatanería, e incontinencia de conceptos falsos y rampante estupidez clasista, que a terminado, colocando en la más repugnante miseria moral a sus último vástagos, hoy aspirantes electorales indecorosos de una monarquía, lánguida y retratada en los oportunistas cuasi mantuanos que los precedieron y hoy naufragan en una aventura electoral sin otro programa, que no sea una vulgar loa al neoliberalismo.

Por lo tanto invito a la gente de la izquierda a que pensemos en aquello que cantaba Jorge Luis Borges,: “Hay que tener cuidado al elegir a los enemigos porque uno termina pareciéndose a ellos."


tuliom@cantv.net


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Tulio Monsalve


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