Entre funcionarios del Gobierno Bolivariano y militantes del PSUV me he encontrado con algunos que piensan que las especialidades deben abolirse, que los especialistas son una especie de mal a erradicar y que la llamada, por ellos, lógica de las disciplinas es algo maligno que hay que execrar de nuestras educación, desde la educación inicial hasta el postgrado. He oído alarmado cómo en algunas reuniones con influyentes personas en el campo de la educación se habla en contra de las ciencias naturales y físicas, en contra de las matemáticas, en contra de las disciplinas, en contra del conocimiento especializado como si se tratara de una plaga que es culpable de todos los males de la humanidad. Lamentablemente, esas personas al parecer tienen mucha influencia en las políticas educativas del Gobierno Bolivariano. Me parece terrible que llegará a convertirse en una ideología dominante ese desprecio por el estudio disciplinado dirigido a aprender, a dominar una ciencia. Creo que esa ideología está muy alejada, años luces, de un verdadero pensamiento revolucionario y que no le hace ningún favor a nuestros esfuerzos por construir el socialismo. Ya nos advirtió Lenin que la construcción del socialismo no podía ser obra de ignorantes. Hoy quiero referirme a unas ideas, en la misma dirección, expresadas por Trotsky ante los asistentes a una reunión del Partido Comunista Ruso celebrada en Moscú el 28 de marzo de 1918. Esa conferencia fue publicada bajo el título de “Trabajo, Disciplina y Orden para salvar la República Socialista Soviética” (disponible en inglés en: http://www.marxists.org/archive/trotsky/1918/03/work.htm).
Después de la revolución de octubre, apunta Trotsky que: “La oposición militar de la burguesía fue quebrada en poco tiempo. Entonces la burguesía escogió otro mecanismo de oposición en la forma de sabotaje de parte de funcionarios y técnicos, todos los elementos intelectuales especializados o semi-especializados que sirvieron en la sociedad burguesa como mecanismo natural de la administración técnica e incidentalmente de la clase dominante, de la clase en el gobierno” (Traducción del autor). Algo similar ha sucedido en nuestro país en estos 11 años de gobierno revolucionario. Por un tiempo, principalmente hasta el 2002, la burguesía intento derrocar al Gobierno Bolivariano por la vía del golpe de Estado, tuvo un éxito breve en ese año. Una vez derrotada y sin fuerza entre los rangos militares escogió el camino del saboteo. Después del paro-sabotaje que se inició ese mismo año, la operación de sabotaje no se ha detenido. Una de sus manifestaciones recientes ha sido la llamada crisis de la electricidad.
Continúa Trotsky, “Todos estos elementos se rebelaron después de la conquista del poder por parte de la clase trabajadora. Desde el punto de vista de la teoría socialista esta rebelión no puede sorprender a ninguno de nosotros. Marx escribió a propósito de la Comuna de París que la clase trabajadora cuando toma el poder no puede apropiarse mecánicamente del Viejo aparato del estado sino que tiene que reconstruirlo totalmente. Y este hecho se expresa en si mismo de dos maneras—en la desconfianza, de parte de las masas de trabajadores y de los Soviets, de los viejos funcionarios, y en el odio de los viejos funcionarios hacia su nuevo jefe, la clase trabajadora. Por lo tanto, el sabotaje, la deserción, y la desorganización de todo el gobierno y de todas las instituciones públicas y privadas por parte del personal directivo técnico y administrativo. Este sabotaje, en la medida que no fue simplemente producto del pánico de los elementos intelectuales bajo la mano dura de la clase trabajadora que ha tomado el poder político en sus manos, y en tanto que persigue un fin político trabajado hacia la futura Asamblea Constituyente como su objetivo natural, como un nuevo puente a aquellos que poseen el poder.” (Traducción del autor). Esto llevó a los Soviets, la clase trabajadora organizada, a abolir la Asamblea Constituyente, de esta manera se logró quebrar la columna vertebral del sabotaje por parte de los intelectuales. Ahora enfrentaban las dificultades de la organización. Se le planteó a la clase trabajadora en el poder la pregunta: ¿Son ustedes capaces de resolver todos los problemas por décadas acumulados y que ahora son su responsabilidad resolver? Resalta Trotsky que las dificultades que enfrentaban se podían organizar en dos categorías: a) dificultades de naturaleza objetiva y dificultades de naturaleza subjetiva.
Ese análisis todavía lo podemos hacer hoy de esa misma manera. Las dificultades en la primera categoría están en las circunstancias externas. Ellas consisten de hechos reales que se manifiestan en el desorden general que vemos en nuestras calles, carreteras y autopistas; el mal estado de la vialidad; la insuficiencia de los trenes del metro de Caracas para servir eficientemente a la movilización de la población; la desorganización que puede verse en algunas de nuestras empresas públicas y privadas; dificultades en el almacenamiento y comercialización de alimentos; etc. Puntos similares fueron señalados por Trotsky en 1918. Estas dificultades tenemos que enfrentarlas, no podemos evadirlas y tenemos que superarlas. Muchas de ellas las hemos heredado de la IV República, otras han surgido de la confusión y del sabotaje en estos últimos años.
Señala Trotsky que en la primera etapa de su lucha contra los saboteadores fueron suprimidas ferozmente las organizaciones que los agrupaban. Considera Trotsky que esto era necesario y correcto. En el caso de la Revolución Bolivariana, dado su carácter pacífico tal supresión de las organizaciones de oposición no está planteada. Esas organizaciones han ganado cierta fuerza en las últimas elecciones parlamentarias del 26 de septiembre, situación que les ha dado cierto respiro y fuerza para continuar con las operaciones de sabotaje. En la segunda etapa, sostiene Trotsky, una vez que los Soviets se han establecido la lucha contra el sabotaje se expresa ahora de otra forma, en la conversión de los saboteadores en funcionarios, ejecutivos y directores técnicos donde el nuevo gobierno los necesite. Afirma Trotsky que “Sí no podemos manejarlos, sí no nos valemos de todas las fuerzas que necesitamos y las colocamos al servicio de los Soviets, entonces nuestra última lucha contra el sabotaje, la lucha militar revolucionaria, será condenada como enteramente inútil y estéril. Igual como con las máquinas sin vida, estos técnicos, ingenieros, médicos, profesores, ex-oficiales, en todos aquellos en los que un cierto capital de nuestra riqueza pública fue invertida, estamos obligados a explotarlos, a hacer uso de ellos, si nosotros deseamos todos resolver las cuestiones fundamentales que confrontamos” (traducción del autor).
Sigue Trostky, “La democratización no consiste (este es el ABC de todo marxista) en la abolición de la importancia de los especialistas, la importancia de las personas que poseen entrenamiento profesional, sino en reemplazarlos en todas partes y de manera continua por personal elegido. El personal electo, consistente de los mejores representantes de la clase trabajadora pero sin poseer el conocimiento técnico necesario no puede reemplazar a un solo técnico que haya pasado por una escuela profesional y quien sabe cómo tiene que hacerse una tarea especializada” (Traducción del autor). Para Trotsky, dadas las circunstancias posrevolucionarias, el flujo de camaradas a los puestos de trabajo en todos los campos fue una reacción natural de una clase revolucionaria joven que dio al traste con la opresión y el dominio de los señores, maestros y comandantes de ayer y los sustituyeron en todos parte por sus representantes electos. Continúa Trotsky advirtiendo que: “Pero ésta no es la última palabra en la construcción política y económica de la clase proletaria. El próximo paso tiene que consistir de la restricción de la camaradería, en el bienestar y auto-restricción redimida de la clase trabajadora que sabe cuándo el representante electo de los trabajadores puede hablar con decisión y cuándo es necesario darle el lugar al técnico, al especialista que está equipado el conocimiento específico, quien tiene que dársele mayor responsabilidad, y quien tiene que ser mantenido bajo la vigilancia política. Pero es necesario permitir la actividad libre al especialista, la posibilidad del trabajo creativo libre, por no haber un solo especialista que sea talentoso y competente que pueda trabajar en su campo en su trabajo especial subordinado a un personal que no conozca ese campo. El control político de los Soviets por medio de un comité electo o personal debe existir bajo todas las circunstancias, pero para trabajo práctico es necesario designar especialistas y técnicos, colocarlos en posiciones de responsabilidad, y simplemente dejarlos que carguen con su responsabilidad.” (Traducción del autor) Para mi es muy importante la primera oración de este párrafo. Además, me parece importante esa idea de que es necesario poner a los técnicos y especialistas en los cargos que requieren de su conocimiento especializado para que el trabajo se haga eficiente y correctamente bajo el control político del partido revolucionario. Lamentablemente eso no ha sido entendido por muchos funcionarios en altos cargos.
Para Totsky, temerle a esta posibilidad es una muestra de debilidad. Más aún, afirma que: “(…) Aquellos que creen que convocar a quienes fueron saboteadores a la administración de puestos técnicos especializados amenaza las propias fundaciones del régimen soviético, no logran darse cuenta que el régimen soviético no puede caerse por un ingeniero o algún ex-general—desde un punto de vista político, militar y revolucionario el régimen soviético está más allá de todos los peligros de ser derrotado—pero que si puede caerse por su propia incompetencia para tratar los problemas de la organización creativa” (Traducción del autor). Estas palabras podrían resultar proféticas. He insistido por este medio en la necesidad de estudiar a los escritores revolucionarios y aprender de ellos. Creo que estas palabras de Trotsky son aleccionadoras.
Continuando con su discurso, Trotsky apunta que “Hacer uso de todo lo que sea vital y de valor en las viejas instituciones y usarlo para hacer el nuevo trabajo, es esencial parta el régimen soviético. Sí no hacemos esto, camaradas, no alcanzaremos nuestras tareas fundamentales porque producir todos los especialistas necesarios por nuestros propios medios después de deshacernos de todo el pasado que llevamos encima, sería simplemente imposible. Fundamentalmente, sería la misma cosa que decidiéramos desechar todas las máquinas que hasta ahora han servido para la explotación de los trabajadores. Eso sería una locura. Hacer uso de los especialistas entrenados es tan importante para nosotros como tomar todos los medios de producción y distribución bajo nuestro control, todos los valores en general que el país tiene. Nosotros tenemos—y de una sola vez—que alinear todos los expertos técnicos que tenemos e introducir para ellos la obligación de trabajar y al mismo tiempo, por supuesto, permitirle un amplio campo de actividad. De paso, sin embargo, tenemos que ponerlos bajo un efectivo control político.” (Traducción del autor)
Más adelante, resalta Trotsky que: “Nosotros sabíamos que nos faltaba la organización necesaria, la disciplina necesaria y la experiencia histórica necesaria; todo eso lo sabíamos y de ninguna manera nos previno de proceder con los ojos abiertos a la conquista del poder. Teníamos la certeza de aprenderíamos y lo dominaríamos todo, Ahora que hemos tomado el poder en nuestras manos, nosotros, los representantes de la clase trabajadora, tenemos que ser perfectamente claros y absolutamente honestos con nosotros mismos sobre los pecados y deficiencias internas que representan la gran amenaza a la causa de la construcción socialista.” (Traducción del autor)
Finalmente, Trotsky agrega que: “(…) muchos de los camaradas que trabajan en diversas oficinas e instituciones han demostrado ellos mismos estar lejos de ser capaces de realizar un trabajo intensivo, orgánico y creativo. (…)” (Traducción del autor)
En resumen, puedo decir que la preocupación manifestada por Trotsky en 1918 sigue vigente. En parte, porque no contamos con un verdadero partido revolucionario, es decir un partido que surgiera de la lucha revolucionaria en el sentido tradicional. Tenemos más bien un partido que ha surgido desde arriba, en el fragor de las demandas impuestas sobre el gobierno por los eventos electorales. El partido no es el soporte del gobierno y la revolución, el partido es una maquinaria para ganara elecciones. Por tanto, carecemos de un manifiesto político que de claridad a la dirección política. Esta situación hace que cada funcionario actúe bajo su propio buen saber y entender. Tal es el caso de las políticas educativas y en el campo de las ciencias y las tecnologías. Las grandes líneas las establece el Comandante Presidente Chávez, pero los detalles, como dice Trotsky: la ejecución de las tareas, queda en manos de funcionarios sin vigilancia política, que actúan por su cuenta. Por ejemplo, en materia de formación de especialistas y técnicos no hay una política clara, no existe un documento del PSUV sobre la materia, por tanto queda a la discrecionalidad de ciertos funcionarios y de personas influyentes. Contrario a la opinión de Trotsky en materia del papel de los especialistas, la cual me parece correcta aún hoy, personajes influyentes y algunos funcionarios piensan que los especialistas son una plaga. Que no tenemos que formar a los jóvenes en ciencias y matemáticas, y que tenemos que desechar a todo aquel que domine un campo específico del conocimiento. Aquellos que han asumido la bandera del postmodernismo, pensamiento de la burguesía promovido desde Francia principalmente, se oponen al estudio de la ciencia, a la especialización en campos del conocimiento. Esos personajes han frenado la realización de las reformas curriculares necesarias para avanzar en materia de educación más allá de lo cuantitativo. Han frenado el desarrollo de las ciencias y las tecnologías tan necesarias para la revolución. Por un lado el Comandante Presidente anuncia el lanzamiento del satélite y del desarrollo de la energía nuclear, por el otro lado están los enemigos de las ciencias promoviendo que sean abandonadas y que no se enseñen en la escuela. Hay quienes denuncian la lógica de las disciplinas, mientras el Comandante Presidente Chávez constantemente nos recuerda la importancia del pensamiento matemático para comprender mejor la realidad y llevar adelante la revolución. Pienso que en este momento nos ayudaría mucho rescatar este pensamiento de Trotsky sobre el papel de los especialistas y técnicos en la construcción del socialismo, aún en el caso de aquellos que se le oponen.
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