Un grupo de militantes del PSUV miembros de UBB-200 del C.B.C. Alta Vista Sur, asumimos la responsabilidad de hacer pública nuestra preocupación, por algunas conductas y procedimientos que a nuestro juicio, nos conducen a un doloroso fracaso. Quisiéramos no equivocarnos y que nuestras críticas y propuestas sean oportunas y los mas objetivas posibles para que no las manipulen ni las tergiversen los enemigos, internos y externos de la democracia y el socialismo y nos permita Revisar, Rectificar y Reimpulsar la construcción de este partido.
Pareciera que estamos reproduciendo la cultura política heredada del puntofujismo para degenerar y envilecer las organizaciones políticas convirtiéndolas en mafias de aduladores, pedigüeños profesionales, buscadores de puestos, prebendas y dádivas en la administración pública o en sumisos instrumentos al servicio de pequeñas ambiciones individuales de funcionarios públicos que pretenden convertir a este partido en su apéndice personal.
No le bastaron a la oligarquía criolla cuarenta y cinco años dominando el escenario político, triturando a los partidos políticos con luchas internas y fraccionales, imponiendo incondicionalismos, que envilecen a los hombres y amputan el pensamiento y las ideas individuales. Que convierten a los luchadores sociales, a los que sueñan con un país más justo, más democrático, más libre, en militantes estériles, o en funcionarios públicos incapaces de parir una idea, impedidos para desarrollar proyectos, torpes e ineptos. Burócratas encandilados por el fuego fatuo del poder, las prebendas y privilegios que este les otorga.. Solo repiten lo que creen que los pone en la buena con su jefe inmediato.
La lucha interna por el control del aparato del partido, no admite, que las diferencias lógicas, naturales y necesarias que existen entre los individuos, generen discusiones fecundas, donde se produzcan y reproduzcan el pensamiento y las ideas. Lo que les interesa a los cogollos internos y a las cúpulas gubernamentales que se pelean por la hegemonía, es aplastar a sus adversarios internos. No importan los aportes a la organización, la lealtad a los postulados del partido, la integridad de los principios del militante, si no está dispuesto a secundar sin ningún escrúpulo, las vilezas, las infamias, en fin cualquier bajeza para destruir a los supuestos adversarios. Es que los enfrentamientos internos generan odios siameses, rencores y resentimientos que convirtieron a los partidos políticos, además de escaleras para el ascenso social y el rápido enriquecimiento, en lo más parecido a una jaula donde unos perros hidrofóbicos se muerden y se contagian la rabia entre ellos mismos. Nadie sabe cuándo ni a quien muerde. Solo se sienten los dientes mientras se propaga la enfermedad. En esas condiciones es imposible construir un instrumento capaz de motorizar de darle un piso político una solidez ideológica, al proceso de cambios estructurales que Venezuela requiere.
El P.S.U.V nace para la unidad. La unidad de los trabajadores, la unidad de las fuerzas que participan activamente en este proceso, la unidad de los más débiles Estamos convencidos de que en estos momentos la unidad es el bien más preciado de todos los revolucionarios.
Nos aferramos con toda nuestra fuerza a la esperanza encarnada por el presidente Hugo Chávez Frías.. Sabemos y sentimos que en el mundo, en Venezuela y especialmente en América Latina, comienzan a soplar con inusitada fuerza, intensidad y frecuencia, los vientos favorables a los más débiles, a los ignorados y excluidos.
Queremos construir un partido que sea un instrumento sólido, eficiente que sepa escoger los momentos y la oportunidad para lograr sus propósitos y no reproducir esas organizaciones envilecidas, que no servirán, ni como maquinarias electorales ni como instrumentos para la construcción del socialismo venezolano.
Hay que tomar como guion las palabras de Alfredo Maneiro que dejo en sus “NOTAS NEGATIVAS”, muchas veces recordadas por el Presidente Hugo Chávez, cuando analiza la conducta del PSUV Como organización revolucionaria. Maneiro señalaba lo siguiente: “Un problema de particular importancia es el relativo a la calidad revolucionaria de la organización. Por la calidad revolucionaria, entendemos la capacidad probable de sus miembros para participar en un esfuerzo dirigido a la transformación de la sociedad, a la creación de un nuevo sistema de relaciones humanas. Como quiera que tenemos el intimo convencimiento de que un esfuerzo de tal naturaleza sólo se puede realizar desde el gobierno, sólo puede ser un propósito estatal, pareciera entonces que una petición de calidad revolucionaria, no puede realizarse antes sino después de resolverse en beneficios de una organización cualquiera el problema político . En efecto, parece inoportuno, sino ingenuo (e incluso demagógico) formular tal exigencia, cuando nadie puede garantizar la calidad suya menos la ajena, antes de que ésta sea puesta a prueba. Esto es verdad. Pero, si bien es cierto que no se puede afirmar a priori la calidad de algunas de ellas. Es decir, ciertas estructuras partidistas desarrollan un espíritu de sectarismo tan marcado, sustituyen de tal manera la disciplina por la obediencia, corrompen a sus afiliados con un juego perverso de jerarquías, grados, amiguismo, arbitrariedades, etc. Y, sobre todo, le ponen dificultades a la confrontación libre de opiniones. La lucha interna para muchos “dirigentes” sólo puede expresarse a través de las zancadillas, el jalabolismo, los pactos ominosos, ligado a los manejos oscuros. Estas estructuras terminan por producir unos militantes sumisos, de mediocres aspiraciones y cuyas audacias, valores y espíritus críticos se resuelven, a menudo, en una mediatizada aplicación de medias verdades, valores e intereses subalternos en el partido. En realidad, abundan modelos organizativos que, no le importas sus valores ideológicos, devienen en modelos de escala reducida del mismo sistema a cuya destrucción dice combatir. En realidad, existen organizaciones revolucionarias que parecen sólo preparadas para adueñarse del aparato del estado existente con el objeto de ponerlo al servicio de sus propios fines.
Un partido dispuesto y preparado para enfrentar en todos los terrenos a la contrarrevolución, al saboteo interno, al burocratismo, a los funcionarios ineptos, a la contrarrevolución y al fascismo. Capaz de tomar la calle, responder eficazmente y desenmascarar a la oposición golpista y a los infiltrados que se disfrazan de revolucionarios para frenar al socialismo. Eso no es soplar y hacer botellas. No será una tarea fácil porque habrá que derrotar pasiones desbordadas, pequeños odios, a la intolerancia y a la ausencia de respeto por quienes, dentro del campo revolucionario, mantienen posiciones, ideas y opiniones diferentes a las nuestras.
En el estado Bolívar hemos detectado presiones de diversa índole sobre nuestros militantes para que voten u opinen de manera determinada previamente. Hemos visto la utilización de recursos del estado para manipular asambleas mediante el chantaje y la dotación de auxilios económicos personales y financiamiento de gastos y de “logística” para la organización de eventos partidista.
El clientelismo se manifiesta cada vez con más fuerza ofreciendo cargos a cambio de activismo e incondicionalidad a favor de los cogollos,No queremos acusar a nadie, solo queremos que se rectifiquen esas conductas porque finalmente con ellas solo construiremos una organización inútil que ni siquiera servirá para los propósitos electorales de las individualidades que pretenden utilizarla como escalera para sus propios fines individualistas, personalistas, que solo buscan protagonismo o la figuración inútil de los avisos publicitarios con luces de Neon.
Vemos con preocupación, que después de las elecciones el Partido entro en una fase de inmovilismo político que ni siquiera los múltiples llamados del compañero Hugo Chávez Frías para Revisar, Rectificar y Reimpulsar al P.S.U.V han logrado motivar a nuestra militancia para superarlo. Al mismo tiempo, la oposición ha manejado con habilidad los resultados electorales y a pesar de sus luchas internas se les percibe un aire de rectificación que se puede resumir en una frase que están repitiendo mucho: “No sigamos atacando al gobierno ni a Chávez. Se caerán ellos solitos”
Proponemos la reactivación y la sinceración del PSUV en todas sus instancias. Que todos y cada una de las patrullas, muestre su fe de vida, presentando un censo actualizado de sus miembros. Se reagrupe, reanude sus reuniones y sus discusiones políticas.El PSUV no debe seguir siendo solo un instrumento para ganar elecciones. Que solo cumple y realiza tareas, pero no se preocupa por la discusión política, ni por la formación ideológica, ni por enfrentar a la contrarrevolución en la calle apoyando y dándole calor de pueblo a las decisiones del Presidente. Un partido que no se preocupa por gobernar, que no está en capacidad de discutir y decidir junto a los alcaldes y gobernadores los planes, las obras, la política que deben desarrollar los gobiernos.
La disciplina revolucionaria es consciente, no puede ser una imposición.No nos engañemos, al menos en el Estado Bolívar, el partido como la organización indicada para dirigir la campaña electoral, no funciono. Fue sustituido por Comandos de Campaña formados por funcionarios públicos y/o activistas remunerados que hicieron una campaña electoral, afincada en las gestiones de los gobiernos locales; no la queremos juzgar ni calificar, ganamos, que era el objetivo fundamental. Aunque a nuestro juicio no fue la mejor campaña que podíamos hacer y solo la intervención directa del Presidente, que logró polarizar el voto, nos salvo de una derrota.
Ahora tenemos que recoger los vidrios rotos y garantizar que lo que sacrificamos valga la pena. Reconstruir la unidad revolucionaria, curar nuestras heridas reincorporando a todos quienes estén dispuestos a seguir en este proceso.
Pero no es hora de pasar facturas respetemos, el derecho a equivocarnos, a disentir, a discutir, con respeto y tolerancia nuestras diferencias.El gobierno no puede desplazar al partido. Los funcionarios públicos no deben fungir como dirigentes del partido ni abrogarse funciones para las cuales no han sido electos.
Cada día se acentúa la tendencia en los gobiernos locales de centrar toda su actividad en una política de concreto armado, en una publicidad. Vacía de contenido político que no apunta hacia la construcción del socialismo y hace alarde de los montos que se gastan sin considerar en que y como se gastaron.
Sabemos que es necesario arreglar las calles, rescatar el alumbrado público, refaccionar los edificios escolares. Pero lo más importante es construir el socialismo. Y en esto no vemos los avances.
Proponemos:
1.) Ajustarnos únicamente a nuestros estatutos en materia organizativa y en todo caso, si no estamos de acuerdo con algunos de sus Art. lo podemos perfeccionar proponiendo su modificación. Pero mientras tantos estos son nuestros estatutos. Y salirse de ellos implica algún grado de fraccionalismo…
2.) Retomar las reuniones de las patrullas y reactivarlas como unidades básicas de nuestra organización. Discutir y aprobar un reglamento de funcionamiento para las mismas que garantice su funcionalidad y efectividad.
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