La pregunta orbita a toda Revolución. Es en la cantidad y en la velocidad de los cambios donde los procesos se definen.
Los reformistas, los socialdemócratas, muchas veces aparentan acercamientos con el Socialismo, por lo menos no lo combaten frontalmente, hasta una Internacional Socialista tienen, y no dudan en llamarse socialistas, allí está el MAS como ejemplo. Aceptan que el capitalismo es maligno, admiten la necesidad de cambiarlo, pero, a la hora de la práctica, empiezan a escurrirse.
Dicen: “hay que hacer cambios”, “poco a poco para no alterar la economía”, “los cambios no deben ser muy extendidos, con ciertas áreas es suficiente”, “los privados tienen derecho a subsistir, la sociedad los necesita”. En esa parsimonia no forman Conciencia del Deber Social, y los cambios son absorbidos por el sistema capitalista. Así distraen las posibilidades de construir Socialismo.
La posición revolucionaria es clara: tanto Socialismo y tan rápido como lo exija la formación de la Conciencia del Deber Social, a la velocidad que sea indispensable para impedir la restauración capitalista. Esta es la fórmula de la construcción socialista, no tiene otra razón que construir y proteger el Socialismo.
Los cambios pueden ser materiales: los referentes a la Propiedad Social administrados por el Estado Nacional, la única forma de propiedad que se entrelaza con la Conciencia del Deber Social.
En la organización social: aquellos que formen tejido nacional, desde las unidades capilares, hasta lo nacional, desde la base hasta los organismos de dirección nacional. Este esquema vale para todas las formas de organización política y social.
Cambios en la conciencia: aquí es fundamental el mensaje de nuestros medios de difusión, el ejemplo de los dirigentes y las señales que se envíen a la población.
Estos mensajes deben traducir los pasos de la Revolución , en ideología, en conciencia, en valores éticos y morales. Es importante destacar que son estos cambios en la conciencia, ese cambio cultural, el objetivo central de la construcción socialista y la medida del éxito de la Revolución.
El nivel de conciencia se mide por la movilización: masa inerme, sentada, es masa inconsciente y, masa combativa, movilizada, organizada, defendiendo a la Revolución y al Comandante en cualquier terreno, es masa consciente.
Los avances aislados se diluyen, deben ser logros en conjunto, a las diferentes velocidades que impongan las circunstancias, pero siempre con la misma tendencia, el mismo sentido.
No construyen Socialismo las propuestas de avance en un área y, simultáneamente, acciones de retroceso al capitalista en otra. O como diría el Che, usar las herramientas socialistas en un área y las herramientas melladas en otra.
El resultado será confusión de las masas, desdibujar las líneas que nos separan de los oligarcas, quitarle vigor a la propuesta socialista.
Nunca el capitalismo será bueno: ni chiquito, ni mediano, ni grande, eso no existe, siempre será explotador y dañino para la sociedad y el planeta. No hay tercera vía posible, los terceros caminos desembocan tarde o temprano en el capitalismo. El dilema es Socialismo o capitalismo.
¡Con Chávez resteados!