En el debate
mundial sobre la sociedad poscapitalista del Siglo XXI hay tres grandes
tendencias: la gente del pasado, la del futuro y Hugo Chávez. La tendencia
del pasado está compuesta por socialdemócratas, liberales, escépticos
y la ortodoxia del Socialismo del Siglo XX. El grupo del futuro abarca
aquellos que construyen el paradigma del Socialismo del Siglo XXI. Hugo
Chávez maniobra entre los dos tiempos: usa un discurso del futuro
y realiza un proyecto del pasado.
2. Gramática, política y praxis de transformación (I)
La profunda
diferencia política entre el grupo del pasado y él del futuro se expresa
en su lenguaje. Los representantes del ancién regime, tanto
del capitalismo como del socialismo histórico, hablan del Socialismo
en el Siglo XXI. Los representantes del futuro hablan del Socialismo
del Siglo XXI. La diferencia entre ambos términos no es trivial:
expresa posiciones políticas cualitativamente distintas que tienen
profundas implicaciones para la praxis de transformación capitalista
actual.
3. Gramática, política y praxis de transformación (II)
Nomen est omen, el “nombre expresa el destino”, decían los romanos. Una interpretación no metafísica de esta frase significa que el mundo real codifica para la producción de su manifestación simbólica. Tal codificación, es decir, la transformación de contenidos en códigos, opera con base en legalidades y eventos aleatorios. En nuestro contexto, su decodificación puede realizarse con la gramática. Ésta nos permite dilucidar la relación entre lenguaje, intereses y praxis política.
El modelo conceptual
que prefieren usar los ortodoxos, liberales, socialdemócratas y escépticos
cuando se refieren a la sociedad poscapitalista, es el Socialismo
en el Siglo XXI. Prefieren utilizar la
preposición “en”, porque no expresa más que una relación
temporal entre dos contenidos, en este caso, el Socialismo y el
Siglo XXI. No hay ninguna determinación del contenido institucional
y de clase de la nueva civilización, sino simplemente un paralelismo
abstracto entre dos fenómenos. El Socialismo del Siglo XXI puede ser
cualquier cosa. Estamos buscando, pero nadie sabe lo que es.
El
uso del artículo “del”, en cambio, precisa la referencia del sustantivo,
transformándolo de desconocido y abstracto a concreto. Por eso, los
artículos también son llamados determinantes. En nuestro contexto,
la determinación del contenido del fenómeno a través del artículo
significa, que el paradigma del Socialismo del Siglo XXI es conocido
y que, por lo tanto, no hay necesidad objetiva de languidecer en la
relación temporal y abstracta de “en el” Siglo XXI.
4. Los obispos versus la ciencia
Las
implicaciones para la praxis de transformación política anticapitalista
de hoy, son profundas. La primera posición, llamémosla agnóstica,
es, a mi juicio, científicamente insostenible. Equivale, en términos
de epistemología científica a la postura del Vaticano ante el paradigma
de Galileo. En términos políticos bloquea el camino de la transición,
porque mientras no se conoce el paradigma de la nueva sociedad, no se
puede formular su programa de transición. Y sin programa de transición,
no puede haber esfuerzo colectivo, coordinado y consciente, hacia un
fin común.
5. E pur si muove – y sí, la tierra se mueve
Decir que conocemos el paradigma del Modo de Producción del Socialismo del Siglo XXI y de su superestructura política, no significa, como afirman los sofistas, que se conozcan en detalle sus futuras instituciones. Afirmar esto sería absurdo para un Sistema Adaptativo Complejo (CAS, complex adaptive system) como la sociedad y la historia humana. Igualmente sería absurdo negar que en la fase de transición las particularidades nacionales le darán fenotipos variados a los Socialismos del S21 nacionales y regionales.
Pero,
lo que no se puede negar es que toda formación socio-económica tiene
un “ADN” propio, que es su Modo de Producción. Y ese modo de producción
del S21, su configuración económica determinante, lo conocemos y
lo hemos explicitado muchas veces, como la economía democrática-popular
sostenible de equivalencia, basada en el valor de trabajo (time inputs);
con su superestructura política de la democracia participativa.
6. Fidel y los misterios de la teoría
Las
razones del agnosticismo varían. Entre los socialdemócratas y liberales,
es su carácter de clase. Son pro-capitalistas y quieren un régimen
burgués. Diferente es el caso de Fidel. Nadie puede dudar que ha luchado
toda su vida por un régimen anticapitalista y que lo quiere honestamente.
¿Cuál es, entonces, la razón de su pretendido agnosticismo? La respuesta está en la sentencia
de Marx, de que “todos los misterios, que inducen la teoría hacia
el misticismo, encuentran su solución racional en la praxis humana
y en la comprensión de esa praxis”.
La esencia
de la praxis cubana es el modelo soviético, que es incompatible con
la evolución hacia la fase superior del socialismo: el Socialismo del
Siglo XXI. La incesante agresión del imperialismo ha aprovechado brutalmente
ese modelo inherentemente anti-participativo de Stalin, frenando
toda evolución endógena hacia un nuevo sistema de dominación clasista,
más democrático y participativo: mucho más cercano a Marx y Engels,
y mucho más lejos de Stalin.
7. Estabilidad versus Evolución
Terrible dilema él de Fidel. Conoce la verdad, pero considera que por razones de estabilidad no debe debatirse. A la luz de la dialéctica histórica, incluyendo los acontecimientos en el mundo árabe, esa priorización de la “estabilidad” sobre la evolución, parece un error fatal.
En la pŕoxima entrega, profundizamos ese análisis, incluyendo a Evo, Hugo Chávez y Rafael Correa.