En la lucha por derrotar las bases ideológicas del capitalismo, en su expresión reformista, el combate práctico debe diagnosticar la fuerza acumulada o por acumular, así como la moral, los principios, la esperanza y la teoría que encierra la razón.
En el asunto de la fuerza, pueden haber cuotas de poder político y económico asociados a decisiones que se tomen por ser dirigente del partido y/o del gobierno, pero el apoyo de las masas se balancea en favor o en contra según cómo “perciban” la satisfacción de sus expectativas y necesidades. Los que realmente producen la riqueza, votan, consumen son los que ponen el carro de la historia a andar: campesinos, estudiantes, obreros, mujeres oprimidas, indígenas y afro venezolanos excluidos.
Esa fuerza llega a ser determinante en el impulso que moverá la balanza en la lucha de clases y que debe asociarse con la premisa para hacer revolución de Simón Rodríguez:
“La fuerza material está en la MASA y la fuerza moral está en el MOVIMIENTO.”
Se podría ejemplificar algo así como: si los obreros se organizan y se alzan, el patrono no se enriquece, para el campesino y el latifundista, igual resultado, ¿y si en los organismos del Estado los trabajadores se organizan y se alzan contra quien los domina les saca provecho, ¿puede seguir beneficiándose ese grupo o funcionario a costillas de la subordinación de estos trabajadores?
La clave está en cómo organizarse y alzarse, porque bastantes alzados en sindicatos de la IV hay en nuestras instituciones que se aprovechan de las desventajas y deficiencias en la gestión para generar un saldo político a favor de la desmovilización o en la suma de adeptos que, descontentos por diversos perjuicios recibidos, se prestan a planes que, diseñados y monitoreados en el exterior, atentan contra nuestra soberanía y la integridad de cada ciudadano en Venezuela.
Organizarse y alzarse dentro del movimiento revolucionario (dentro del PSUV en particular) para radicalizar su rumbo, ha de tener algunas condiciones mínimas:
- Una práctica ética socialista y de estudio permanente,
- Una Dirección basada en la construcción colectiva,
- Se prohíbe y rechaza el separatismo y el sectarismo,
- Las diferencias no deben desarrollarse sobre confrontaciones viscerales,
- Recordar que la acción de choque (o vías de hecho) debe ser siempre el último recurso; al fin y al cabo, hablamos de personas “en nuestras filas”.
Dentro de estas condiciones, ¿cómo reconocer la vanguardia que orientará el rumbo?
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