Facundo Cabral y la oposición venezolana

Asesinaron a Facundo y con él a la poesía. Se llevaron las balas el amor
infinito del argentino por la humanidad y la justicia. Dios lo acoja en
su seno y que su canto no se pierda.
No morirá, sin embargo, Facundo porque bien sabido es que los que mueren
por la vida no pueden llamarse muertos. Él fue un hombre de vida y
seguirá vivo a través de su canto.

Hoy escribimos sobre Facundo no para llorarlo sino para rendirle homenaje
a su canto; canto que dejó de ser de aquí y de allá para hacerse de todas
partes… para hacerse universal, para hacerse canto de pueblo.
Fue el canto de Cabral un permanente reflejo de la vida del hombre de
todas partes, en su lucha por alcanzar el amor la justicia y la libertad.
Fue su canto una permanente denuncia contra quienes siempre han torcido
ese destino que le es propio a la humanidad.

Convencido estoy de que el canto de Facundo es de aquí, de esta Venezuela
bolivariana y hermosa que lucha por lo que el gran poeta argentino nos
pedía que lucháramos.
Facundo en uno de sus poemas cuyo nombre ahora no recuerdo decía: “… el
universo siempre está dispuesto a complacernos, por eso estamos rodeados
de buenas noticias. Cada mañana es una buena noticia, cada niño que nace
es una buena noticia, cada cantor es una buena noticia”

¿No es eso acaso un mensaje al pueblo venezolano? Este poema, como todos
los que escribió Facundo estaba destinado al hombre, al pueblo sencillo
al que quería transmitirle su amor por la vida, su amor por la madre, su
amor por los niños.
Júrenlo que no lo hizo para gente como la que trabaja y dirige los medios
de comunicación venezolanos. No lo escribió para los Ravel, los Marcel y
mucho menos para el supuesto hijo de Miguel Otero Silva.

Decía Facundo en ese poema que su madre “se llamaba Sara y nunca pudo
ser inteligente porque cada vez que estaba por aprender algo, llegaba la
felicidad y la distraía”.
Obviamente no escribió esta hermosura para aquellos que viven deseándole
la muerte al presidente Chávez y sus aliados. No la escribió para quienes
sabotean la patria y manipulan con la clara intención de angustiar al
pueblo, de no permitirle ser feliz.
De seguro no estaba pensando en aquellos que una vez suspendieron la
distracción del pueblo (el béisbol) y sus navidades, y hoy dirigen la
mesa coja de la unidad.

Decía Facundo: “de mi madre también aprendí a decir basta a las cosas que
te encadenan a los noticieros que te envenenan desde la mañana, a los que
quieren dirigir tu vida”
También son de aquí, de allá y de todas partes estas frases. Debería
(supongo) estar pensando cuando las escribió en unos obispos como los
venezolanos que pretenden dirigir nuestras vidas manipulándonos con la
palabra de Dios y atribuyéndole un odio que él es incapaz de sentir.
Sí, definitivamente Cabral ha debido estar pensando en noticieros como
los de Globovisión que destilan veneno desde el buenos días y nada hacen
por la felicidad del pueblo

Que grande fuiste Facundo, cuanto tiene que aprender de ti esta
humanidad. Cuanta inocencia deben dejar de lado nuestros pueblos para
entender que tú denuncia es de aquí, de allá y de todas partes pues los
enemigos de la felicidad son siempre los mismos.


arellanoa@pdvsa.com


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Alexis Arellano


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