1. Peleas públicas alimentan a la Derecha
Cuando escribo críticamente sobre procesos que apoyo, por ejemplo la Revolución Cubana o la Revolución Bolivariana, consulto antes la opinión de mis amigos revolucionarios de la Patria Grande. Con motivo de mi testimonio, “El día de la ruptura con Hugo Chávez”, los compañeros revolucionarios de Venezuela, Argentina, Centroamérica y Cuba apoyaron la publicación diciendo, que “sólo la verdad es revolucionaria”.
Otro amigo ex combatiente del Uruguay, sin embargo, discrepó: “Me llamó mucho la atención tu último artículo explicando con lujo de detalles tu ruptura con Hugo Chávez… Me preocupa la gente común que no entiende nada de la macropolítica. Me preocupa porque hoy todos sabemos lo difícil que es avanzar… Creo que no le podemos ´pedir peras al olmo´ y estás peleas públicas alimentan a la derecha y a los propios burócratas de los ´gobiernos progresistas´.”
Antes de reflexionar sobre el problema de fondo es necesario aclarar que no hubo ruptura de mi parte con Hugo Chávez, sino ruptura de Hugo Chávez con el Socialismo del Siglo XXI. De hecho, después del 2007, nuestro movimiento (BRPP/SSPE) hizo varios intentos de restablecer los puentes, por ejemplo, a través del diario Vea. Pero, el Presidente no actuó. Para el record histórico es necesario dejar claro, que la ruptura se debe a un giro de 180 grados en la política estratégica de Chávez, no a una decisión mía.
2. Stalin y Adorno
Uno de los problemas más difíciles de la praxis humana es la actitud ante la verdad. En mi familia no hubo dudas al respecto. Mi madre nos enseño, si fuera necesario a trancazos, que era un valor supremo. Después de dejar mi vida juvenil de trabajador y entrar a la universidad, uno de los gigantes de la Escuela de Frankfurt, Theodor W. Adorno, proporcionó luces para resolver el problema. En una de sus cátedras, en pleno movimiento estudiantil, un estudiante lo cuestionó sobre los procesos stalinistas de Moscú. Le dijo, que la Izquierda que denunciaba esos procesos ayudaba objetivamente al fascismo. Con la extraordinaria dialéctica que le caracterizaba, Adorno respondió: "Dicen que la verdad sirve a la Derecha. Pero, ¿A quién sirve la mentira?"
3. Putin y Carter
Los ex-presidentes de Estados Unidos y Rusia, James Carter y Vladimir Putin, coincidieron públicamente en que un Presidente no debe mentir; pero, que su oficio y la razón de Estado hacen imposible decir siempre la verdad. Para no caer en la mentira ofrecieron dos mecanismos: a) seleccionar el momento en que se hace un pronunciamiento; b) escoger la forma en que se comunica el contenido (la información).
4. Verdad y mentira
Es evidente, por lo tanto, que la verdad existe objetivamente, pero que su ejecución en la praxis humana no puede ser absoluta o abstracta-doctrinaria; sino que tiene que ser relacional o casuística. En otras palabras, que depende de las circunstancias o del caso. Podemos diferenciar, por lo tanto, entre la verdad objetiva y lo que podríamos llamar, la verdad pragmática, es decir, el modo de presentación de la verdad objetiva en tiempo y forma. Verdad y mentira son los dos puntos extremos (polos) en una escala de veracidad, de la cual la verdad pragmática forma el punto medio (estadísticamente, la mediana). Todo juicio adecuado sobre la legitimidad y moralidad de una praxis humana (acto práctico o enunciado) se realiza, por lo tanto, en la dialéctica de un paradigma moral y las circunstancias concretas del caso.
5. La ruptura de Hugo Chávez
Aplicando este raciocinio y la pregunta de Adorno ---¿A quién sirve la mentira?--- a la ruptura de Chávez con el Socialismo científico del Siglo XXI, la respuesta es la siguiente.
1. La afirmación del oficialismo de que se está construyendo el Socialismo del Siglo XXI en Venezuela, es objetivamente falsa. A tal grado que trasciende a la verdad pragmática para convertirse en mentira. Esa mentira engaña al pueblo sobre el verdadero estado de las cosas y beneficia a la burocracia del oficialismo.
2. Operando Venezuela bajo un régimen burgués, la mentira ampara la consolidación del capitalismo y de la burguesía en el país. Al encubrir el carácter de clase del proyecto y prolongarse las ilusiones ideológicas sobre él, atrasa la concientización de las masas y el nacimiento de fuerzas prácticas y teóricas de transformación anti sistémicas en Venezuela y la Patria Grande.
3. Con la aceptación de la economía de mercado por el Presidente ecuatoriano, todos los presidentes de centroizquierda latinoamericana abrazan ahora el proyecto civilizatorio del desarrollismo democrático burgués. La Nueva Clase Política (NCP) criolla se ha constituido como un nuevo sector de la socialdemocracia internacional.
4. La verdad, que sirve a los pueblos y a los científicos críticos, es, que ahora hay tres proyectos estratégicos en América Latina: uno anticapitalista, que es el Socialismo científico del Siglo XXI, otro socialdemócrata y un tercero que es oligárquico-neoliberal.
6. Verdad y alianzas
Sostener la mentira de un Socialismo del Siglo XXI en Venezuela es éticamente inaceptable, científicamente iluso y políticamente dañino. De ahí, el imperativo de desentrañar la verdad política del proceso venezolano. Esa verdad no significa que no se debe apoyar en determinadas circunstancias a esa centroizquierda desarrollista burguesa. Sus gobiernos son, en muchos aspectos, cualitativamente mejores que los gobiernos oligárquico-neoliberales. Tampoco hay que caer en oposiciones antigubernamentales sectarios, como observamos en sectores del movimiento indígena en Ecuador y Bolivia, o en posiciones nihilistas que sostienen que todos los partidos y políticos burgueses son iguales, como el Subcomandante Marcos en las elecciones mexicanas del 2006.
Pero, la evolución latinoamericana de la última década nos ha revelado el carácter de clase de los principales actores políticos de la Patria Grande. No honrar este valioso regalo de la historia mediante una praxis correspondiente, sería suicida para la Izquierda anti-sistémica.