El falso dilema entre capitalismo o socialismo

Mis queridos lectores, una vez más vuelvo a apelar a su paciencia para que tomen un tiempo y se dediquen a la lectura de las líneas que temerariamente creo que son dignas de ser leídas y pensadas.

Capitalismo o Socialismo es la disyuntiva que machaconamente se nos bombardea casi a diario, fundamentalmente desde las esferas del gobierno y al más alto nivel. Debo reconocer que tengo la mala costumbre de dudar de todo aquello con lo cual se me bombardea, la mala costumbre de tener un espíritu crítico y reflexionar sobre todas aquellas cuestiones que me pretenden vender como una verdad irrefutable. 

En este sentido pienso que la disyuntiva que se nos presenta no es del todo cierta, para mí, la encrucijada no es Capitalismo o Socialismo, sino Capitalismo o tal o cual clase de socialismo. 

Creo que debe llamar la atención que el concepto “capitalismo” tiene en términos generales una definición única, monolítica. El capitalismo se identifica con un modo de producción y asignación de recursos, basado en el libre mercado, la propiedad privada de los medios de producción, la ley de la oferta y la demanda. En cambio, cuando examinamos el concepto de socialismo nos encontramos con una dimensión más bien nebulosa y que da lugar a diversas interpretaciones. Allí encontramos el socialismo a la soviética, al estilo Mao, al estilo Deng Xiao Ping, al estilo cubano. Además, debemos contar con visión socialdemócrata. Algo que hemos visto muy de cerca, son las confrontaciones terribles entre los distintos tipos de socialismo. Recuerdo muy bien las críticas ácidas que se hacían los socialistas prosoviéticos y aquellos que se definían como pro chinos (en la época de Mao Zedong). Una confrontación que no he visto entre quienes se definen como partidarios del capitalismo. 

La primera pregunta que me hago es ¿por qué hay esta uniformidad en el campo de los defensores del capitalismo, y no pasa lo mismo en el campo socialista? 

Creo que la diferencia la encontramos en las circunstancias y momentos en que la teoría del capitalismo y del socialismo se construyen. A mi modo de ver, la teoría del capitalismo corresponde a la descripción de un fenómeno económico y social real que ya se ha instalado como una realidad palpable.  

Cuando Adam Smith desarrolla su teoría fundamental del capitalismo, este modo de producción ya se había sobrepuesto a la era feudal, ya se había dado el cambio en las relaciones sociales de producción. Por lo tanto, Smith fue un científico social que trató de describir la esencia de un fenómeno real. 

En cambio los teóricos del socialismo se dedicaron a hacer una crítica del capitalismo, y una argumentación especulativa acerca de un nuevo modo de producción que reemplazaría al capitalismo, es decir, el socialismo. 

Creo que lo anterior, es fundamental para entender por qué tenemos una visión clara y precisa de las características del capitalismo en contraposición a las distintas visiones del socialismo que se han desarrollado. Es decir, análisis de una realidad concreta versus una visión fundamentalmente especulativa. 

Cualquiera que haya sido militante de la izquierda en los años 60 y 70, recordará  las agrias disputas entre las distintas facciones socialistas, la acusación reiterada que se lanzaban de “revisionistas”, lo que significaba ser traidor a las raíces del socialismo (fundamentalmente del pensamiento de Marx) 

Desde mi perspectiva, es lógico pensar que la génesis especulativa del concepto de socialismo, tuvo una influencia muy importante en lo que fue la construcción del socialismo en el siglo XX. De allí las diferencias entre el socialismo soviético y chino, que los llevó a una agria discusión y ruptura. También, tenemos el caso de cómo los socialdemócratas construyeron su modelo de socialismo, que ha dado lugar a la realidad socioeconómica de países como Suecia, Finlandia, Noruega, Holanda. 

Por todo lo anterior, me niego a ser avasallado por una disyuntiva simplista de capitalismo o socialismo, sin que se me explique con toda claridad de que tipo de socialismo estamos hablando. Por si fuera poco, la declaración de Fidel señalando que él creía que sabía como se debía construir el socialismo, para darse cuenta que en realidad nadie lo sabía, es para mí revelador de la pertinencia de mi pregunta ¿de que clase de socialismo estamos hablando? 

Teniendo claro que han existido distintas corrientes socialistas, leninistas, trostkistas, stalinistas, maoístas, luxemburguistas, gramscianos, cada una de estas corrientes sintiéndose poseedores de la verdad absoluta en lo que respecta a lo que debe ser el socialismo, deberíamos pensar acerca de aquello que une a todos estos enfoques para autoproclamarse socialistas. 

Creo que todas las corrientes del socialismo coinciden en un aspecto, y esto es la búsqueda de la igualdad entre los hombres. Todas estas corrientes atacan el capitalismo en base a que el mismo promueve la desigualdad entre los hombres y la explotación del hombre por hombre. Ahora bien, si nos damos cuenta, lo que une a los que se llaman socialistas es un valor, es una aspiración moral. Como podemos suponer cualquier concepto que caiga dentro de lo moral y por tanto de lo filosófico, es algo que está sujeto a debate. La igualdad social es algo nebuloso, y podemos llegar a la conclusión de que hay más de una postura respecto a lo que es “la igualdad”. Para algunos será igualdad de oportunidades, para otros será igualdad de condiciones de vida, para algunos puede ser una situación en la cual cada quien pueda aprovechar sus potencialidades. Ahora la igualdad social puede ser algo difícil si tomamos en cuenta que los seres humanos no somos iguales por naturaleza. Hay quienes han sido dotados por la naturaleza mejor que otros, en mi caso me habría gustado unos cuantos centímetros más de altura, o un coeficiente intelectual más alto. 

Como podemos ver, la teoría del capitalismo hace hincapié en la forma como se deben asignar los recursos y como se debe producir y distribuir los bienes para la satisfacción de las necesidades, es decir, es una teoría enfocada al aspecto económico haciendo abstracción de cualquier aspecto moral. En tanto que, la teoría del socialismo más bien apunta a un enfoque sociológico y moralista, la búsqueda de la igualdad social. El problema estriba en que la igualdad social debe ser producto de un proceso económico, es decir, es un fin para el cual es necesario determinar un medio para su logro. Por lo tanto, vemos que la teoría del capitalismo apunta al medio o el modo de producir, en tanto que la teoría del socialismo apunta al fin. 

Ambos enfoques tienen sus problemas particulares, los teóricos del capitalismo han supuesto que la propiedad privada de los medios de producción y el libre mercado es el mejor medio posible para la satisfacción de las necesidades. Esto ha llevado a muchos a cuestionar con seriedad, si el modo de producción capitalista finalmente conduce a una sociedad feliz. Hoy en día, la realidad de la crisis económica a nivel mundial, deja a sus defensores acérrimos, en cierto modo, perplejos, nunca se imaginaron que las cosas podrían terminar tan mal. 

Con respecto a los socialistas, su visión centrada en el fin último de la igualdad social, les hizo no preocuparse por el modelo productivo y de asignación de recursos. En este sentido, es mi parecer, que al determinar que la esencia del capitalismo es la propiedad privada de los medios de producción (cuestión que yo pongo en duda), y asumiendo el socialismo como su antítesis, la conclusión lógica que se infiere no puede ser otra que la abolición de la propiedad privada de los medios de producción.  

Todos sabemos que en la práctica el traspaso a la esfera estatal de los medios de producción, no dio los resultados esperados, el aparato productivo no fue capaz de abastecer las necesidades de la población, lo que produjo en los países del bloque socialista un fenómeno de escasez crónica y mercado negro. La productividad también fue muy baja en comparación con los países capitalistas, y por último, la calidad de los bienes muy deficiente. 

Hoy en día, muchos se frotan las manos y se regocijan con las dificultades que se presentan en el modelo capitalista en el mundo desarrollado, muchos señalan que es el fin del capitalismo. Algunos señalan por ahí, que finalmente Marx tenía razón. El capitalismo aunque se resistió tozudamente a su muerte, debe finalmente enfrentarla como un hecho ineludible. 

El problema radica en que tan cierto es todo este augurio de la muerte del capitalismo, acaso éste no se ha visto sacudido por crisis periódicas a los largo de toda su existencia. Y en todo caso, si realmente está muriendo irremediablemente, ¿cual es el reemplazo? Muchos dirán alzando la voz - pues hombre cual va a ser, el socialismo. A lo que yo respondo si perfecto, pero, ¿cual socialismo? 

Al examinar como ha sido históricamente la transición entre un modo de producción a otro, nos encontramos con el hecho de que los actores de dicha transición nunca supieron que abandonaban un modo de producción para ir a otro totalmente diferente. El dividir la historia económica en diferentes modos de producción es obra del intelecto humano, una creación en retrospectiva, mirando hacia el pasado y haciendo un análisis del mismo, poniendo etiquetas y fijando fechas límite en forma más o menos arbitraria. Además, con una visión muy eurocéntrica, pues cuando se ha declarado el nacimiento del capitalismo mercantilista, la mayoría de la población del mundo aún estaba en el esclavismo o en el feudalismo. 

Pareciera ser que hoy para los socialistas está claro cual es el modo de producción que superará al capitalismo, sin embargo, dudo mucho que sea la versión estatista del siglo XX la que se imponga, simplemente porque ésta ya fracasó. Ahora bien, si no es ésta, entonces ¿cual será? Muchos que se autocalifican de socialistas y revolucionarios van a descartar de plano el modelo socialdemócrata por considerarlo un capitalismo edulcorado y una traición al auténtico espíritu socialista. Algunos señalarán que las empresas deben estar en control de sus trabajadores, de esa manera, la plusvalía queda en manos de los trabajadores. Sin embargo, hay empresas más rentables que otras, por lo tanto, habría algunos trabajadores más ricos que otros. Imagínense ustedes que los trabajadores petroleros se quedarán con la plusvalía de PDVSA. Ahí, muchos dirán eso no puede ser porque el petróleo es de todos. Y alguien socarronamente dirá – ajá, o sea que la plusvalía no le pertenece al trabajo, sino a quien detenta la propiedad. Tamaño problema no les parece. 

Como dijera Fidel – creíamos que sabíamos como se construía el socialismo, y resulta que no era así, tenemos que inventarlo. Para más colmo inventarlo a toda carrera cuando aparentemente el capitalismo se derrumba definitivamente, algo así, como que llegaron los invitados a comer y yo no tengo lista la cena. Entonces mi querido lector, con que tipo de socialismo comulga usted, claro si es que comulga con alguno. 

htorresn@gmail.com 
 
 
 


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Hernán Luis Torres Núñez


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