Este comienzo de semana permitió una representación material de lo que vienen diciendo las encuestas, tanto en la proporción de las masas populares reunidas, cuanto en la actuación de los “rivales” del 7-O.
La concurrencia dominical, con mayor bulla que cabuya y “polarcitamente” estimulada, la mayoría metida en sus filas como trofeos de guerra psicológica mediante la siembra goebbelsiana de mentiras y temor gratuito, sufrió la decepcionante tartamudez de un “discurso” de minutos en el cual no es posible rastrear una sola idea, ¡una!
El pobre candidato iba y volvía sobre un “te quiero Venezuela” circular, y ni a eso podía imprimirle acento de credibilidad. Porque cómo creerle a un miembro de la oligarquía desnacionalizada, por añadidura fundador de “tradición, familia y propiedad”, y adorador de Mayami, el “american way of life”, el cine comercial jolivudense y la bandera gringa.
Se confirmó ante los más escépticos que se trata de una confrontación entre “un pollo de botón” y “un gallo de lata”, entre un peso pluma aficionado y Muhammad Ali, entre un petimetre desvaído y un hombre hecho, derecho y “bien construido por dentro”, para usar la frase galleguiana dedicada al gran poeta de Giraluna.
Ni siquiera puede acariciarse la ilusión de un encuentro tipo David y Goliat, porque en este caso el Goliat, además de en lo físico, es abrumadoramente superior en lo espiritual.
Qué diferencia. Hugo Chávez Frías, frente a la marea popular que desbordó plazas y calles el lunes, lució cuajado como líder y estadista revolucionario. Con su fuerza elocutiva de siempre trazó un majestuoso panorama de la Venezuela que se busca como síntesis de pasado, presente y porvenir.
Cinco grandes tipos de objetivos componen el entramado de su propuesta: históricos, que recogen el sueño secular que viene desde Guaicaipuro hasta hoy, alcanzando cumbre y liderazgo imperecedero con el Libertador; nacionales, estratégicos, generales y específicos.
Fueron delineados los históricos: la Independencia, el Socialismo, el País potencia y la cooperación para el Continente gran potencia, la estimulación del policentrismo y multipluralismo en las relaciones internacionales y la lucha por la salvación de la madre Tierra para que siga siendo morada de la Vida.
Sobre esas líneas se estructurará el 2º Plan Socialista del Proyecto Nacional Simón Bolívar, plan que el pueblo manoseará, estudiará, enriquecerá y hará suyo, y con el cual generará en el sexenio venidero crecientes sumas de felicidad posible.
La suma ya alcanzada es magnífica, estamos en el puesto 19. La gran victoria del 7 de octubre nos posibilitará un salto dialéctico, un avance en flecha hacia las posiciones cimeras.
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