Pretender construir el Socialismo en connivencia con el capitalismo es hacer un pacto con el diablo, siempre terminará mal. Al Socialismo sólo es posible construirlo con Socialismo, con medidas Socialistas, en choque frontal con el capitalismo, no hay atajos, no hay medias tintas: el único pacto posible es el del Socialismo con el Socialismo, o si se quiere el pacto de Dios con Dios.
En Venezuela el capitalismo es sui géneris, nuestras relaciones no son las de un país capitalista típico, aquí la acumulación de capital no es resultado de la apropiación del trabajo sino de la apropiación masiva de la renta petrolera por parte de una burguesía vampiresca.
No obstante, la cultura es esencialmente capitalista, los valores son los del capitalismo universal signado por el egoísmo, la voracidad de ganancia, la ética de la acumulación por sobre cualquier otra consideración. Este capitalismo atípico ha producido un país con una fuerte marginalidad, una abundante clase media, el campesinado se ha desplazado, no a las fábricas sino a las márgenes de las ciudades, la clase obrera es incipiente, con mayoría de dirigentes asentados en el economicismo, inconscientes de su papel histórico de predestinados a encontrarse con su ideología y liberar a toda la sociedad del capitalismo.
La Revolución, en estas circunstancias, tiene características muy especiales, se trata de disputar la renta petrolera, de destruir los mecanismos que hacen posible su apropiación burguesa, y de resolver la difícil ecuación de su inversión en la tarea de establecer relaciones económicas que sirvan de soporte a la relación amorosa entre los humanos, es decir, en la construcción del Socialismo.
Nosotros hemos avanzado mucho en este camino. Es importante haber logrado control de la renta. Ahora podemos conducirla hacia la creación de las nuevas relaciones económicas y espirituales.
Al principio de la Revolución fue necesario, así lo exigió la vida, pagar con urgencia la llamada deuda social, en eso se ocupó con prioridad la Revolución : se erradicó el analfabetismo, se fundaron las Misiones educativas, se crearon las Misiones de Salud, se atendió a la alimentación, se atendieron las necesidades físicas más apremiantes a través de los consejos comunales. En ese empeño cometimos errores, descuidamos la formación de Conciencia del Deber Social, atendimos sólo una parte de la ecuación socialista.
Ahora entramos en una nueva etapa. La burguesía demostró que no descansa: clava sus garras en la renta, viola los mecanismos del control revolucionario, acapara, desabastece, hace fraudes pequeños, y también inmensos… es insaciable. Con la burguesía, con el diablo, no hay pacto posible, es necesario desmontarla.
La oligarquía no tolera la intención de los humildes de concretar el sueño de Cristo, de Bolívar: fundar un sistema donde no haya robo de la riqueza social por una clase, donde todos trabajen por el bien de todos, donde vivamos como hermanos. Contra ese sueño la oligarquía enfila su crueldad. Es así, cuando el Comandante Chávez tomó el camino al lado de los humildes, cuando "echó su suerte junto a los pobres de la tierra", entonces, corrió los riesgos de los redentores: Cristo, Bolívar, Allende, Lumumba, Torrijos, Lincoln… todos asesinados por las oligarquías.
Contra la Revolución , contra el Comandante se intenta de todo: golpe, sabotaje petrolero, desabastecimiento, robo de dólares. Y finalmente, sabiendo la oligarquía que el punto fuerte de esta Revolución es el Comandante, lo atacaron arteramente, no pudiendo de otra forma usaron la deleznable guerra biológica ¡le inocularon un cáncer! Ya él temía este ataque, ya Fidel se lo había advertido.
Hoy la Revolución tiene problemas, los principales son producidos por el alto costo de mantener la convivencia con los ladrones capitalistas. No se puede dormir con el enemigo. Debemos desechar la ilusión de controlarlo, el burgués donde vea dólares prepara un fraude para apropiárselos, esa es su naturaleza, no se puede esperar un buen comportamiento del nacido para robar.
No superar a la burguesía apropiadora, no superar las relaciones económicas que hacen posible su existencia, ese es el verdadero "regalo" de la renta petrolera, esa es la entrega de la Revolución.
Ahora bien, el principal problema de la Revolución es que nuestros líderes no terminan de caer en cuenta que estamos en una guerra, piensan, sienten, actúan como si la oligarquía respeta las reglas de la democracia burguesa ¡Ilusos!: Nos atacaron en Amuay, vulneraron el control de cambio, agreden con desabastecimiento, con los medios de desinformación, asedian a la Embajada de la hermana Cuba, como en Abril... Ahora la burguesía nos da un golpe noble: nos impacta en la dirección.
Nosotros no podemos seguir como si todo estuviera contenido dentro de la legalidad que permitió el atentado, cuando deberíamos estar preparando la ofensiva, la defensa de la Revolución y del líder victimado por la oligarquía. ¿Es que nos vamos a dejar quitar a la Revolución ? ¿Es que nos van a derrotar engañados como a niños, sin hacer nada, inertes? ¿Vamos a perder el sueño de Chávez, entregaremos su obra?
¡Es hora ya de que esta dirigencia designada por Chávez, sus alumnos, Maduro y el equipo, sean como el Chávez del 4 de febrero, que corran riesgos y pasen a otra fase! No es con las reglas de la hipócrita democracia burguesa que se resolverá esta encrucijada, ellos las rompieron, envenenaron a Chávez.
¡Declárense en emergencia por el tiempo que sea necesario, tomen medidas de urgencia, devuelvan al pueblo la pasión de los que tienen razones sagradas por las cuales luchar! Defiendan a la Revolución , a la Constitución, al Comandante herido… Esa debe ser nuestra divisa, la Ley de Leyes ¡Los apoyamos!
No hay tiempo para vacilar, la oligarquía se mueve. Si no actuamos, una madrugada nos sorprenderán, y entonces lloraremos lo que no supimos defender, pasaremos a la historia como los que llegamos a la puerta del Reino de los Cielos, a la Tierra Prometida , y no entramos por estar atados a un pacto infame con el diablo.
¡Irreverencia y Lealtad!
¡Con Chávez y Maduro!
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