Desde mucho antes del paro petrolero del 2002 subsistimos dentro de la industria, corazón de la economía venezolana, trabajadores petroleros en silencio, verdaderos herederos de los paros justos y de los legados por la historia en la célebre huelga petrolera de 1936.
De la manera más paradójica e inverosímil (herencia de la IV República), los trabajadores de la industria jubilados, hemos quedado excluidos y a un lado de los auténticos beneficios de la renta petrolera, con salarios desfasados en el tiempo y sin una homologación; lo cual representa un derecho justo, dentro de la legislación laboral venezolana.
Es importante recordar, que la mayoría de los petroleros, auténticos patriotas, resucitamos como aves de fénix y asumimos el verdadero liderazgo y un rol importante, cuando el fallido paro petrolero; hecho nefasto aupado por la mal llamada “gente del petróleo”, en uno de los acontecimientos más oscuros y apátridas, jamás ocurridos en país alguno, contra los intereses nacionales, contra los intereses del pueblo y de la patria de Bolívar.
Ha transcurrido el tiempo y la industria petrolera, hoy representada por Pdvsa, ha buscado nuevos horizontes en línea con la Revolución Bolivariana y albergando en su seno, una mayoría de venezolanos comprometidos con los cambios que ha generado la revolución y conviviendo con algunos solapados quienes aún subsisten, como residuos de la IV República y quienes a la sombra de padrinos, permanecen en la nueva Pdvsa, Socialista y Revolucionaria.
Desde luego, que no es tiempo de pasar factura; pero si, de estar alerta y vigilantes para proteger nuestra Revolución, tanto en el Gobierno y sus instituciones como en Pdvsa. La dirigencia chavista y revolucionaria, alimentados con la fuerza y la paciencia de nuestro Comandante Hugo Chávez (a quien deseamos la más pronta y total recuperación) debemos seguir impulsando los grandes proyectos y misiones del Gobierno Socialista, para un mejor vivir de la mayoría del pueblo venezolano.
Siempre hemos sostenido que la Revolución es como un rio crecido que va dejando a su paso, residuos y escombros del pasado; pero que avanza buscando su verdadero cauce, impulsada por el pueblo y su clase trabajadora, así como lo ha reflejado a través de la historia y los procesos de cambio ocurridos en la humanidad, al ritmo de las revoluciones que en ella han ocurrido.
Una nueva etapa renace en la industria petrolera. Así como avanza, el proceso revolucionario impulsado por la clase trabajadora activa; así también los trabajadores jubilados, quienes no somos deshechos humanos, ni mucho menos viejitos para hacer turismo dentro de una empresa. Somos una fuerza activa, revolucionaria y de comprobada experiencia la cual debe ser homologada y reivindicada al servicio del país, como por ejemplo lo son muchos trabajadores de la industrias básicas, militares, educadores, trabajadores y profesores universitarios; porque todavía tenemos mucho que dar y aportar, no sólo a la industria petrolera, sino a la Patria, socialista, chavista y revolucionaria de Bolívar…
¡Hasta la victoria siempre!
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