Discurso pronunciado en el “XVI Festival Mundial de la Juventud”, 13.8.2005, Caracas, en la mesa, “La Revolución Bolivariana y el Socialismo del Siglo XXI”. Participación de Nicolás Maduro, Presidente de la Asamblea Nacional, Armando Hart, ex Ministro de Cultura y Director del Centro de Estudios José Martí (Cuba), Roberto Sáenz, Secretario de Estado de Miranda y Hugo Chávez Frías, Presidente de la República Bolivariana de Venezuela.
1. Indigestión teórica
Se observa en la Revolución Venezolana una especie de indigestión teórica que se debe a la multitud de conceptos y paradigmas (modelos) que la población tuvo que asimilar en apenas seis años, entre ellos: Revolución Bolivariana, antiimperialismo, desarrollo endógeno, escuálidos y Socialismo del Siglo XXI. Considerando, que un estudiante tiene casi seis 6 años para aprender un solo paradigma científico (p.e., economía) queda evidente la magnitud de la tarea de aprendizaje.
Por la misma génesis de la Revolución no existe una vanguardia colectiva ni cuadros medios adecuados en el país que pudieran ayudar a la población en el debate de estos conceptos. La obra que aquí presentamos, “Hugo Chávez y el Socialismo del Siglo XXI”, de la Escuela de Bremen, al igual que la obra de la Escuela de Escocia, “Hacia un nuevo socialismo”, que presentaremos en noviembre de este año, pretende facilitar la discusión sobre estándares científicos de conocimiento y debate.
2. ¿Qué es la Revolución Bolivariana?
La Revolución Bolivariana puede ser definida como un proceso de transformación caracterizado por cuatro macrodinámicas: 1. la revolución antiimperialista; 2. la revolución democrática-burguesa; 3. la contrarrevolución neoliberal; 4. la pretensión de llegar a una sociedad socialista del siglo XXI.
Cada una de esas dinámicas es un frente de guerra en el cual la Revolución puede triunfar o ser derrotado. La dinámica antiimperialista es antagónica a la Doctrina Monroe y los intereses imperialistas de la Unión Europea. La dinámica democrática-burguesa es antagónica a la dinámica neoliberal, porque significa: a) la construcción de un Estado de Derecho y, b) el desarrollo de las Fuerzas Productivas. Ambas necesidades chocan con fuertes y arraigados intereses. En el campo, por ejemplo, los latifundistas han asesinado a 138 líderes campesinos, con absoluta impunidad, por la complicidad de los fiscales, jueces y cuerpos policiales y militares. Ni uno solo de los asesinos está en la cárcel.
De la misma manera, el desarrollo diversificador de las fuerzas productivas afecta poderosos intereses monopólicos nacionales y transnacionales. Pese a las mistificaciones, el llamado “desarrollo endógeno” del bolivarianismo no es nada nuevo ni representa ningún misterio teórico. Fue inventado por los ingleses hace 200 años y copiado, por su éxito, por los alemanes, japoneses, tigres asiáticos y ahora China. Resaltando diferentes facetas, se le ha llamado desarrollismo, cepalismo, sustitución de importaciones, economía social de mercado, socialismo espiritual (Arévalo) o keynesianismo. Se trata de una economía de mercado, orientada y dinamizada por el Estado corporativo en el pasado, y actualmente por un Estado más democrático.
En el Tercer Mundo contemporáneo, esta es la única vía de desarrollo económico posible para un proyecto popular. Es el mal menor frente al neoliberalismo. Con el desarrollismo democrático regional hay posibilidad de escapar al subdesarrollo. Con el neoliberalismo, el destino es África. Una tercera vía no existe. Para el socialismo no hay condiciones objetivas en este momento. Hay que desarrollarlas en consonancia con el desarrollismo democrática. Esto es lo que trata de hacer Hugo Chávez y está en lo correcto.
3. ¿Qué es el Socialismo del Siglo XXI?
Es una civilización cualitativamente distinta a la civilización burguesa. ¿Distinta en qué? En su institucionalidad. De ahí, que ser revolucionario significa hoy día luchar por sustituir la institucionalidad del status quo, es decir: 1. la economía de mercado por la economía de valor democráticamente planeada; 2. el Estado clasista por una administración de asuntos públicos al servicio de las mayorías y, 3. la democracia plutocrática por la democracia directa.
Este es el Nuevo Proyecto Histórico de las Mayorías de la Sociedad Global que llamamos Socialismo del Siglo XXI o Democracia participativa. La conquista de estas instituciones es la guía estratégica de la lucha. La fase de transición es la transformación del status quo a la luz de esa guía estratégica.
4. Formas de propiedad y carácter socialista
Entender el carácter socialista o capitalista de las formas de propiedad económica es un elemento clave para la sobrevivencia de la Revolución. Lamentablemente, el debate no ha logrado clarificar esa compleja temática, hecho por el cual muchos revolucionarios piensan que las cooperativas, la cogestión obrera y las empresas de producción social significan que Venezuela ya ha entrado en una fase del socialismo del siglo XXI. Esta opinión es equivocada.
Las tres formas principales de propiedad de la economía de mercado son: a) la sociedad anónima de capital variable, característica de las grandes corporaciones, b) la empresa de propiedad familiar y, c) las cooperativas. Las primeras dos son, en términos de la sociología de la organización, unidades militares, es decir, verticales. La única forma democrática es la cooperativa. Por lo mismo, es la más afín a la democracia económica del futuro, pero, al mismo tiempo, la más difícil de organizar. Sin embargo, su problema mayor reside en el hecho, de que tiene que operar bajo la lógica del macrosistema mercantil, cuyos parámetros de calidad, precio, tiempos de entrega, etcétera, son obligatorios para su desempeño, salvo que los subsidios del Estado le den grados de libertad que las empresas mercantiles no tienen.
Los tres tipos de empresa son como barcos en el mar, cada uno con diferente forma. Pero, independientemente de su forma, tienen que someterse a los movimientos del medio en que se mueve, para no hundirse. Si la cooperativa quiere liberarse de la tiranía del mar ---la lógica de la economía de mercado--- tiene que cambiarse hacia otro sistema de la realidad, es decir, la economía de equivalencias. Mientras siga navegando en la economía de mercado no es, ni puede ser socialista.
Lo mismo es válido para l a cogestión obrera-sindical. Esa cogestión existe desde los años cincuenta en muchas de las corporaciones transnacionales alemanas, por ejemplo, la Volkswagen y la empresa química más grande del mundo, la BASF. ¿Cuál ha sido su experiencia? Cuando ahora algunos trogloditas neoliberales alemanes querían acabar con la cogestión, los mismos directores de las corporaciones se opusieron, porque, como alegan, esta institución ha sido “un éxito” para las empresas.
5. Requisitos objetivos de una economía socialista
Una economía es socialista, cuando opera sobre el valor, realiza intercambios de equivalencias y planea democráticamente los principales parámetros de la economía, tanto en la macroeconomía, por ejemplo, la tasa de inversión y el presupuesto nacional, como en la microeconomía, particularmente en cuanto a la tasa de plusvalía (plusvalor/capital variable), es decir, la intensidad de la explotación del trabajo.
Para poder construir una economía socialista tienen que haberse cumplido tres requisitos objetivos: 1. la disponibilidad de una matemática de matrices, por ejemplo, las tablas de input-output de Leontieff; 2. la digitalización completa de la economía y, 3. una avanzada red informática entre las principales entidades económicas.
Estas condiciones existen en su conjunto solo desde hace un lustro, hecho que explica, porque ni la URSS, ni la RDA lograron nunca construir una economía socialista, en el sentido de la economía política. La URSS, por ejemplo, tenía en los años ochenta apenas la capacidad para procesar alrededor de 2000 productos en valores (time inputs), cuando tenía más de 10 millones. No había condiciones objetivas para una economía socialista. Trágicamente, la humanidad se encontraba todavía en una especie de protosocialismo o socialismo utópico.
6. El socialismo del siglo XIX y del siglo XXI
Estudiar a los clásicos, como proponen los compañeros del socialismo histórico, es correcto. Sin embargo, esa afirmación requiere dos especificaciones: a) se trata de una condición necesaria, mas no suficiente, para la transformación socialista de hoy; b) los tiempos de la revolución bolivariana y socialista latinoamericana no son suficientes para concientizarse primero con el estudio de los clásicos, para después pasar a la actualidad socialista; el proceso es demasiado frágil para permitir esta secuencia. Hoy día debe concentrarse todo el tiempo y todo el esfuerzo en el estudio de las dos propuestas concretas de la nueva sociedad, la de las Escuelas de Bremen y de Escocia, porque la contrarrevolución interna en Venezuela y en América Latina avanza con mucho mayor velocidad de lo que parece visible.Entre el socialismo de Marx y Engels y el socialismo del Siglo XXI no hay ninguna competencia ni incompatibilidad. Su relación es la que existe entre los paradigmas de Newton y las de la física cuántica o, también, del paradigma de Darwin y el paradigma de Watson y Crick. Para la realidad del siglo XXI, ambos son imprescindible.
7. Las tareas y el momento histórico de la Revolución
Lenin definió en 1922 las tareas de la Revolución rusa como “poder soviético y electrificación”, es decir, la construcción del Estado socialista y el desarrollo de las fuerzas productivas. En Venezuela, en 2005, las tareas son seis:
1. Construcción de un Estado de derecho eficiente; 2. Desarrollo de las Fuerzas Productivas; 3. Construcción del Poder popular; 4. Avanzar la teoría de la transformación desarrollista y socialista; 5. Construcción del Bloque Regional de Poder y, 6. Desarrollo de la vanguardia y de los cuadros medios.
Después del fallido ataque al Cuartel Moncada, Fidel Castro recibió en la cárcel una carta con información sobre los empeños políticos que los revolucionarios libres estaban realizando en la isla. Fidel reorientó el esfuerzo, sugiriendo que todos los recursos y cuadros se dedicasen a la reproducción y distribución de su ensayo, “La historia me absolverá”. La razón de esa instrucción era evidente: convertir el Proyecto Histórico de los revolucionarios en fuerza material de transformación, por vía de las masas.
Esta es la situación actual en Venezuela. Solo el estudio y la discusión sistemática nacional y científica sobre el Socialismo del Siglo XXI y su fase de transición pueden generar la vanguardia y los cuadros medios, sin los cuales el Bolivarianismo no podrá triunfar en las cuatro dinámicas que le dan su fisonomía particular: su fisonomía particular que es, al mismo tiempo, sinónimo de sus campos de batalla.