Europa vive una tragedia social, aquellos pueblos turbados asisten al derrumbe del castillo del buen vivir que el capitalismo expoliador del mundo había construido para ellos. La ilusión de bienestar producida por la lluvia de migajas que caía del banquete del festín financiero se disipó en olas de desahuciados y suicidios.
La crisis profunda develó la falta de liderazgo revolucionario que ese continente padece desde la segunda parte del siglo pasado, y que se agrava con la caída de la Unión Soviética. En Europa, lo más lejos que llegan las protestas es a una extraña forma de lucha que llaman "ocupación", donde nadie peligra, ni los muchachos que protestan y mucho menos el sistema capitalista origen de los males.
En los Estados Unidos la situación no es más halagüeña, allá los movimientos revolucionarios son aplastados por la formidable estructura de manipulación de conciencias, creadora de prejuicios. Hollywood se entrelaza con la televisión y la radio, consiguiendo una red de seguridad para el sistema que no permite respiradero político, el malestar social se manifiesta en las matanzas de niños en las escuelas, en los ciudadanos alienados que confunden a los superhéroes con la realidad y tienen a Batman como el símbolo de la justicia.
Nuestro continente es arropado por una ola de apaciguamiento y no consigue ir más lejos que una socialdemocracia remozada. Las masas, en el mejor de los casos, son dirigidas hacia una suerte de movimientos sociales que no cuestionan al sistema ni disputan el poder. La política quedó en manos de los políticos burgueses, en total ausencia de movimientos revolucionarios vigorosos con opción de dirigir a la sociedad.
Se confunde al capitalismo mundial con los Estados Unidos solamente, de esa manera se muestra como un triunfo una supuesta pérdida de control gringo en el continente, pero no se cuestiona el avance de otras manifestaciones capitalistas como Brasil, China, Rusia. De esa manera, el continente queda sin opción revolucionaria, confinado en el sistema capitalista.
Países otrora esperanza de la humanidad como China y Rusia dan hoy tristeza cómo se han convertido, sin ninguna vergüenza de sus dirigentes, en emblema del capitalismo mundial, muestran con orgullo su contaminación y sus ricachones compradores de lujos que asombran en las páginas de los magazines.
Es en ese mundo que aparece la Revolución Bolivariana con su planteamiento de cambio profundo, de cuestionamiento del sistema, de amplia libertad para las ideas revolucionarias, claro ejemplo de que un mundo viable, mejor, es posible, de que todavía queda espacio para soñar. Posibilidad de una vida que rompe con el aburrimiento y el desasosiego de sólo ser medido por la capacidad de consumir.
Es comprensible, contra nosotros el capitalismo mundial enfiló sus mejores artimañas, sus armas más sofisticadas, los ataques más arteros. Necesitan aplastar, por sobre todas las consideraciones, el ejemplo, la chispa que pueda encender la furia libertaria del planeta. Ser esa chispa es nuestra responsabilidad, nuestros líderes tienen la extraordinaria oportunidad de pasar a la historia como los Próceres de una nueva era para la humanidad.
¡Con Chávez!
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