La oligarquía internacional y sus lacayos locales siguen desplegando el plan de ataque a la Revolución Bolivariana, que comenzó con el magnicidio biológico al Comandante Chávez. Ahora pasan a la fase electoral combinada con el golpe de Estado.
Su estrategia electoral es aislar a Maduro, presentarlo como una pieza suelta, sin pasado histórico, sin nexos, alguien que brotó de repente en la escena política. De esta manera resuelven dos problemas: borran el extraordinario soporte histórico que tiene la candidatura de la corriente bolivariana, y borran el pasado vergonzante de la candidatura mantuana.
Estas elecciones no son simplemente la confrontación de dos personas, de dos candidatos, verlo así sería un error. Se trata del enfrentamiento, bicentenario ya, entre la oligarquía vendida al imperio y la corriente libertaria redentora, es el mismo choque entre los mantuanos y la Junta Patriótica, entre los sumisos a la monarquía española y los partidarios de Bolívar. Podríamos decir que la historia de Venezuela es la historia de las diferentes expresiones del combate entre la independencia y la esclavitud.
Chávez alcanzó cumbres elevadas en esta guerra, que comenzó con Bolívar y se continúa con Zamora, y está poblada de heroísmos, regada con la sangre y el esfuerzo de millones. Maduro es la continuación de esta corriente histórica, representa lo mejor de la historia nuestra, del coraje de enfrentarse al imperio, de proponer soluciones radicales a los avatares del pueblo humilde, de proponer el Socialismo, único camino a la redención del humano.
Cuando el Comandante en diciembre, antes de partir a enfrentar las consecuencias de la inoculación del virus criminal, depositó en Maduro su legado, estaba no dejando a un hombre, estaba decretando la continuidad del Chavismo como nuevo escalón de la batalla frustrada en San Pedro Alejandrino.
Siendo así, las elecciones debemos verlas como parte del enfrentamiento histórico, elemento del plan que la oligarquía inicia con el magnicidio. Vamos a las elecciones a enfrentar a los oligarcas que rompieron con la Constitución: con método sutil asesinaron a Chávez, fue su manera cruenta de desconocer el mandato del pueblo. Ahora se visten de demócratas para dar los otros pasos de su plan. Ya desconocen la autoridad de todos los poderes del Estado, al CNE, preparan la acusación de fraude. Debemos estar conscientes que nos enfrentamos a unos salteadores de la legalidad, que sólo la usan en apariencia.
Nuestro deber hoy es la defensa de la Revolución víctima de un asedio, de un intento de asalto artero y sutil del imperio y de sus cómplices locales. El ataque que sufrimos aún es disimulado, no se evidencia, sin embargo, adquiere características equivalentes a una verdadera invasión.
En estas circunstancias debemos estar preparados para frente a la profundización del plan oligarca decretar un estado de guerra, en el cual la Ley de todas las Leyes será preservar a la Revolución, no rendirla nunca. Ese es el compromiso, la misión que nos asignó el Comandante, ese es nuestro reto. No podemos fallarle a la historia, al Comandante.
!Lealtad chavista! !Viva Maduro!
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