Desde que supimos de la enfermedad de Chávez, hemos llorado en silencio, nos aferramos a la esperanza es verdad, pero muchos presentíamos lo que hoy estamos viviendo. Venezuela no se paralizó, el dolor no nos paralizó, continuamos adelante con nuestra tristeza a cuesta.
La partida física de nuestro amadísimo Chávez, provocó la erupción de lágrimas contenidas; hemos llorado desconsoladamente, hemos gritado, pero nos unimos de tal forma que este dolor con rabia contenidas, no nos derrumbó. Sus palabras las tenemos presentes, desde aquel ocho de diciembre, en que con la fuerza de su voz de inquebrantable rebeldía, le habló a su pueblo. Y nos habló de la Patria, y nos habló del por si acaso…, y a Nicolás Maduro Presidente. Más claro que la luna llena.
Y recogimos y asimilamos sus palabras: ¡unidad, unidad, unidad!
Con nuestro dolor, vamos con vigor y firmes hacia la nueva victoria este 14 de Abril. ¡Te la ofrendamos, Padre!
¡NICOLÁS MADURO, PRESIDENTE!
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