Cuando al Comandante le plantearon el debate con capriles sentenció: "no se puede debatir con la nada". Y tenía razón. El candidato es una simple marioneta de intereses imperiales y de ese núcleo fascista que capturó a la mesa de la derecha.
Él no tiene luz propia, vida, movimiento, ni palabras, si no es llevado por las manos que, desde otra parte, mueven sus hilos.
Por eso cae en contradicciones, no tiene perfil propio ni personalidad. Un día dice que Chávez es un dictador, que hizo fraude en las elecciones, y otro le ordenan decir que Chávez es un líder con pueblo. Declara a favor de las Misiones, promete que permanecerán, y luego le dictan que son invasión cubana. Declara que Chávez estaba muerto desde hacía días y se retracta después. Presenta un plan de gobierno y oculta sus verdaderas intenciones. Un día alardea como un gallo y al día siguiente aparece como caperucita. Un hombrecito así no puede dirigir ni debatir nada, es la nada.
Ahora le ordenan que rete a Maduro. Pero, ¿cómo vamos a debatir con un hombrecito que no tiene perfil ni sabe qué es lo que piensa? Primero debería debatir con él mismo, ponerse de acuerdo, allá en sus propios abismos, a cuál hilo le será sumiso y después podrá plantearse un debate con el líder del chavismo.
En todo caso, si Maduro va al debate que sea con obama, el tutor de capriles, o con un altísimo funcionario del departamento de estado gringo, con kerry o hilary, o con algún banquero de los prófugos en Miami. De esa manera estaríamos debatiendo con el que mueve los hilos.
En ese debate podría Maduro empezar hablando de la democracia en gringolandia, los fraudes contra Al Gore, el 11S, los asesinatos políticos de los Presidentes, las invasiones en todo el mundo, el hueco fiscal, las intervenciones en la política nuestra, los militares que expulsamos, etc.
Para ese debate estarían invitados los países de la ALBA, víctimas directas de las agresiones gringas, también todos los países que han sufrido agresiones del imperio. Se necesitaría un estadio.
Por último, y más importante, debatirían los planes gringos para el petróleo, que serán los mismos del hombrecito: el rompimiento de la OPEP, la baja a niveles viles de los precios, el saqueo a la Faja Petrolera del Orinoco. Después hablarían de la liberación del control de cambio exigido por consecomercio, la sumisión de nuevo al mercado gringo, y un largo etcétera.
De Allende, de Torrijos, del bloqueo a Cuba, del secuestro de los Cinco Héroes cubanos, no se hablaría, no habría tiempo. Sólo quedaría para hablar del magnicidio a Chávez.
Maduro podría emplazarlos a hablar de la denuncia de Díaz Rangel de la existencia de las "Instalaciones Fredrick para la Investigación del Cáncer", bajo supervisión del Departamento de Defensa, de la CIA y del Instituto Nacional del Cáncer, y la relación de ese macabro centro con el asesinato del Comandante.
¡Con Chávez es con Maduro!
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