La campaña enemiga es muy astuta, se basa en la mayor debilidad del movimiento revolucionario, se aprovecha de la mayor grieta en nuestro planteamiento y allí hace palanca para profundizarla y privarnos de soporte real. Analicemos.
La relación económica en una sociedad se entrelaza con las manifestaciones espirituales, desde la religión hasta la legislación, la cultura y, por supuesto, la política. A igual relación de propiedad corresponderá igual política, ésta sólo variará en la forma.
Es el caso de la política en la cuarta república. Adecos, copeyanos y masistas sólo se diferenciaban en el color, en el candidato más o menos simpático, en las frases ingeniosas, en los slogans, en la musiquita, pero nunca en la esencia. Las relaciones de propiedad eran intocables, el capitalismo se presentaba como algo natural, desligado de las calamidades del país.
¿Qué sucede hoy en Venezuela?
La Revolución, y así tenía que ser, en su primera etapa convive con el capitalismo y con sus defensores de lado y lado. Esta convivencia temprana era, debía ser, transitoria, pero se ha cometido el error de presentarla como permanente. Es comprensible, pero ingenuo. Se trataba de hacer los cambios sin remover mucho las aguas, sin levantar a las perdices, sin que el imperialismo se diera cuenta que este Socialismo era de verdad.
Estas circunstancias trajeron dos consecuencias:
Una, el imperio, más sabio que nosotros, con mayor olfato político, nos atacó en el corazón, sabía que Chávez avanzaría y por eso lo asesinó, no por lo que hizo, sino por lo que iba a hacer, hacia donde iba a avanzar.
Dos, la masa no percibe la diferencia entre los oligarcas y los revolucionarios, nos percibe como dos equipos que jugamos el mismo juego, las diferencias son las que puede haber entre el Caracas y el Magallanes, diferente uniforme, diferente musiquita, pero la misma pelota, el mismo campo.
No podemos diferenciarnos porque ocultamos la contradicción esencial: somos socialistas, queremos acabar con la raíz del capitalismo que es la Propiedad Privada de los Medios de Producción y con su manifestación espiritual que es el egoísmo, pero hemos sido pusilánimes en expresar esta intención, le hemos regateado apoyo al Socialismo.
El Socialismo no ha entrado en combate. Esa es nuestra mayor debilidad y la aprovecha el enemigo. Y, qué paradoja, es en el Socialismo donde está el triunfo, la solución. Veamos.
Si capriles es igual a Nicolás, si sólo se diferencia en la forma: los dos defienden a la Constitución , ninguno es antichavista. Entonces, votar por uno o por otro no es más que escoger entre dos representantes de lo mismo, no hay mayores riesgos.
La decisión puede ser por motivos frívolos: el gusto por el bigote, o por la flacura. No hay razones sagradas, el voto no es parte de una lucha vital.
Es urgente diferenciarnos, demostrar que sólo el Socialismo es la solución, que somos chavistas porque avanzamos hacia el Socialismo.
¡Con Chávez, Con Maduro!
¡Sólo el Socialismo triunfa!
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