Han sucedido hechos que confunden, cómo negarlos. Los coqueteos con el capitalismo no son comprendidos por muchos.
El escepticismo cunde, los enemigos ahondan las grietas e inducen al chavismo a respuestas inapropiadas, el desespero y el desencanto, los dos extremos los favorecen.
El momento reclama serenidad, calma y, al mismo tiempo, una gran firmeza, análisis profundo, rigor y un gran coraje para detectar errores, corregir entuertos, adecuar el rumbo. Veamos.
Vivimos una Guerra de Quinta Generación, de fina factura que, debemos decirlo, está favoreciendo a la oligarquía. Han conseguido tender el lazo del viejo truco del policía malo y el policía bueno. Capriles presionó en lo político y tuvo su punto culminante pasando a la agresión fascista del 15 de abril. Hizo muy bien su trabajo, la amenaza abrió camino a la conciliación derrotista, así se justificó el pacto aderezado con presión económica. Desabastecimiento y especulación fueron sus armas.
Con la excusa de parar a la ultraderecha, a los extremistas, a los violentos, se llamó a mendoza y con él se pactó en lo económico, que ya sabemos es preludio del ahora inevitable pacto en lo político. Esta es la situación hoy.
Los últimos acontecimientos sólo se pueden entender ubicados como batallas de la gran Guerra de Quinta Generación. Los burgueses han ganado los combates preliminares:
El primero fue asesinar a Chávez, llevarnos a elecciones, crear turbulencia, inestabilidad.
El segundo, desdibujar al Socialismo, colocarlo como un capricho inoperante, ineficaz, esconder las diferencias, confundir.
El tercero y más importante, conseguir encubrir la situación de guerra que vivimos.
De esta manera cuentan con nuestra ingenuidad, con nuestra inocencia, la creencia de que vivimos en una democracia ideal, donde cada uno cumple su papel de la mejor manera y todos colaboran en construir el Socialismo: los empresarios trabajan, los políticos politiquean, el pueblo espera, los militares cuidan. Y así, como en una ciudad de juguete, de esas que construyen los niños con legos, todo marcha como imaginamos. La ceguera es terreno fértil para la derrota.
El momento exige recordar la frase del Libertador en el Manifiesto de Cartagena: “El soldado bisoño lo cree todo perdido desde que es derrotado una vez, porque la experiencia no le ha probado que el valor, la habilidad y la constancia corrigen la mala fortuna”.
La enseñanza de Bolívar cobra vigencia: Son momentos de Valor para corregir, Habilidad teórica para saber lo que tiene que ser corregido y Constancia para seguir en la lucha, para saber que "si no se ha perdido todo no se ha perdido nada", siempre habrá oportunidad de corregir la mala fortuna.
Estamos en una hora estelar. Tenemos la teoría afinada por la práctica, aprendamos de los errores, convoquemos al pueblo para lo grande, sigamos el camino de Chávez, emulemos su coraje.
Es importante, vital, mantenernos unidos alrededor de Maduro, no abrir grietas pero intensificar la irreverencia y la lealtad. Entender que lo que aquí pase, pasará con Maduro y con los hijos de Chávez.
¡Con Chávez, con Maduro! ¡Socialismo sin capitalismo!
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