Un Grano de Maíz

Sin historia no hay revolución

La historia se repite con monotonía, con insistencia de gota china. Es asombrosa la similitud de los hechos históricos. Veamos.

Si un individuo viviera, digamos, trescientos años, nos contaría de primera mano los saltos de talanquera del Marqués del Toro, o el desamparo de Bolívar sintiéndose traicionado. Sabría la verdad del asesinato de Zamora en San Carlos, percibiría las reproducciones al calco, hoy, de las derrotas revolucionarias de ayer.

Habría visto en su larga trayectoria, con aburrimiento, a los mismos apellidos actuando de la misma manera, habría presenciado asesinatos de los mismos personajes ejecutados por los mismos asesinos y los mismos autores intelectuales.

Las mismas mentiras, similares trácalas, traiciones, zancadillas, pero también lealtades. Todo repitiéndose año tras año, con monotonía.

Nos podría contar del Cabito Castro y de López Contreras, del envenenamiento de Diógenes Escalante, y de la "oportuna" muerte de Rómulo, que abrió paso al gobierno de carlos andrés.
Tendría este hombre una gran ventaja, conocería la historia de primera mano, no de oídas, sería una importante referencia.

Estos hombres de larguísima y revolucionaria vida, para desgracia nuestra, no existen. Los revolucionarios mueren prematuramente, y para obtener esa experiencia el único recurso es estudiar la historia, no despreciarla, desde allí reconstruir el pasado. Acertadas las palabras del clásico que dijo, ya al final de sus días, "quien piense que el mundo comienza con él, será presa fácil de los que ven la vida a través de la historia y consideran al pasado como madre del presente".

La historia es como una mujer que vive por siempre, tiene en su memoria todo el devenir de la humanidad, la humanidad tiene el privilegio de contar con ella. Se podía decir que el humano es una especie con historia, de allí la cultura, la evolución cultural, la creación de la condición humana.

La Revolución tiene una alta dependencia histórica ya que rompe con el pasado, debe conocerlo para no repetirlo y para no ser capturada por la tentación de permanecer. La historia es enseñanza para ir al futuro, ignorarla es opio que nos encadena.

Si a la historia, a ese ser que compendia todo el suceder de la humanidad, le solicitáramos algunas características cardinales de las Revoluciones, nos diría:

La Revolución la hacen los Revolucionarios. No hay registro de Revolución hecha por las clases dominantes que se piensan sustituir.

Las alianzas con la burguesía, desde los tiempos de Kerensky, son obstáculos para la Revolución.
De las debilidades frente a la oligarquía nacen los pinochet.

La clase Revolucionaria es aquella que se impregna de la ideología revolucionaria.
La Revolución no puede ir más lejos que la ideología que la sustente, es allí donde reside su fuerza.
Las armas de la burguesía están melladas por el lado Revolucionario, pero afiladísimas por el lado capitalista, son especiales para la restauración.

Siempre habrá condiciones para la Revolución. Siempre, por encima de todo, hay esperanzas.

¡Criticar es amar! ¡Con Chávez, con Maduro, Socialismo resteaos!

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Antonio Aponte

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