Eh, creí que Nolia saltaba la talanquera pero, pifié, metí la pata, me caí de una mata´e coco, bruto es lo que soy, erré

Eh, lo que diferencia a una idea de otra respecto a una misma realidad es la diferencia perceptiva de cada cual; de ninguna manera estamos exentos de percibir erróneamente la realidad, al menos en mi caso.

Por fortuna, suelo apoyarme en la opinión ajena pero, muy calificada, para tratar de corroborar mis apreciaciones, percatarme de cuanto metí la pata y, a saber que cuando yo meto la pata la meto toda, es mejor así. De igual, a veces atino dar en la diana y en cuyo caso, tampoco dejo de revisar.

Es que, en una revolución, (bien entendido) el cambio es lo más constante (o viceversa) y, más todavía, en una revolución bolivariana y chavista.

Estos días observé con curiosidad que Nolia le echó piropitos a Monseñor Malalengua -Liquer, le dijo él; Lückert, le digo yo- y exhibió un video en el que el alto prelaescuálido habla con fingida moderación, dando a entender que su malandrería quedó atrás pero, no.

¿Nolia cayó en la trampa de creerle al referido sujeto? -me dije intrigado-.

A la sazón, apelé al criterio de la primera combatiente de acá, no sin antes yo concederle autoridad pro témpore (durante dos minutos) para que ella corroborara mi percepción pero, más vale que no, me llamó necio, bruto y pendejo, que Nolia era un patriota y que primero saltaba yo la bicha que él y, tal y qué se yo, dijo la desobediente.

Mas, ella tuvo razón; lo que pasó fue que Nolia soltó el guaral al tal Liquer para ver adonde llegaba éste y, en efecto, al día siguiente el malalengua de marras reapareció en la persona de otro monseñor profiriendo consabidas necedades que fueron rebatidas de modo contunde, por el patriota Nolia.

Las ideas también se corroen, sí uno no está encima revisando y revisando las percepciones acerca de la realidad, se anquilosa; igualmente hay que no sólo pensar sino remar y remar hasta el último aliento para que la patria de Bolivar y de Chávez sea libre, soberana e independiente de imperialismos chupasangres.

La información es un complejo frente de guerra; periodistas como Nolia o de su talla, merecen de mi parte el más alto reconocimiento: Le pongo 100 puntos en la boleta porque batallan apropiadamente para esclarecerle al pueblo, la verdad de los hechos, sin guabinear.

Por sí las moscas os aclaro que la duda antes citada sólo consistió en parte de un ejercicio dialéctico con miras a afinar el rigor de mis percepciones. No únicamente se llega a la verdad de un hecho por la vía de lo que lo confirma sino también por el camino de lo que lo niega.

A buen entendedor pocas palabras bastan pero, abundo: lo que yo procuro en este caso es aplicarle rigor a mis reflexiones para que éstas le sirvan de algo a nuestro pueblo trabajador.

El Alto Prelaescualiario [Cardenales, arzobispos, obispos, monseñores, etc y más arriba] no está en revolución, por lo que no cambia, es dogmatico.

Históricamente la iglesia es antirreformista, que es decir muy poco todavía. No hay que esperar nada bueno de esa élite que, sí accede acercarse a la revolución no es para otra cosa que tratar de clavarnos sus colmillos.


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Guillermo Guzmán


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