Entre tanto

Un Bolívar demasiado Simón

Cuando el Comandante Supremo Hugo Chávez nos devolvió a Bolívar, casi no podíamos creerlo. Descubrimos a un Bolívar demasiado Simón. Muy como nosotros.

Ya habíamos tenido la oportunidad -anterior a la insurgencia histórica de Hugo Chávez como “asaltante del cielo” aquel 4 de febrero de 1992- de conocer creencias de algunos de nuestros pueblos afrodescendientes, especialmente de la zona de Barlovento y de la costa de Aragua, que atribuían el nacimiento de quien se convertiría en el Libertador de América del yugo de la corona imperial española, de madre negra.

Una investigación de Yolanda Salas -quien ya no está entre nosotros- recoge la tradición oral de esos pueblos que acercaron a Bolívar hacia ellos como un Simón más, de madre negra y costumbres afrodescendientes, que llegó a trascender al altar de los inmortales por su espíritu libertario y su incansable accionar, sin dar “descanso a su brazo ni a su alma”, por la libertad.

Pero, es en realidad Hugo Chávez el verdadero sucesor del legado bicentenario de Simón Bolívar. Investigador y militante de las ideas bolivarianas, Chávez expone, cuestiona, revisa manuales acartonados y escritos con particular interés deformador para tratar de conseguir que Bolívar quedase reducido al nombre de una moneda, a unos bronces en plazas y a un ataúd que se debía visitar solo “para asegurarse de que está bien muerto”, como canta nuestro Alí Primera. No se conforma con la historia contada en papeles amarillos, revisados con la lupa de Santander y de Páez.

Chávez va al fondo, se coloca en el romántico espíritu del Juramento del Monte Sacro y suspira al mismo ritmo de su mentor, soñando y haciendo por la libertad e independencia definitiva de Venezuela y la integración Nuestroamericana. Cuestiona la muerte en Santa Marta por tuberculosis y desenfunda la tesis del asesinato por parte de sus enemigos. Ordena exhumar los restos abandonados en el Panteón Nacional para comprobar que son auténticos y, además, con los avances de la tecnología, se hace una iconografía más cercana, que se nos parece, que es.

El Comandante Supremo baja a Bolívar de los pedestales y lo coloca a reandar por toda nuestra América con su espada, hasta alcanzar la independencia definitiva. Reivindica al Bolívar antiimperialista, al de la unidad, al de las cadenas rotas y... por qué no decirlo, al Bolívar socialista.

Chávez, este Hugo nuestro y cotidiano que es nuestro nuevo Bolívar, nos entrega un Simón. Un Simón como él mismo, como Hugo, como nosotros, constructores en la unidad, de la independencia, de la soberanía y de la Patria socialista.


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Iván Padilla Bravo

Director del semanario cultural "Todos Adentro", medio adscrito al Ministerio del Poder Popular para la Cultura. http://www.mincultura.gob.ve/

 ivanpadillabravo@gmail.com      @IvanPadillaB

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