¿Que se acabara primero: el capitalismo o el planeta?

La ambición de poder y riqueza es la madre del capitalismo, no tiene otra. Sin piedad ha venido destruyendo todo para convertirlo en monedas. Nos enseñaron el dinero como fin de la vida, nos esclavizaron a perseguirlo como la zanahoria que cuelga delante de los ojos del asno para eternamente fuésemos sus esclavos. Ellos son apenas el 3 por ciento de quienes aquí vivimos, pero son los dueños.

Luchar contra esta sociedad capitalista es lo que queda hacer a quienes despertamos, hay ya un notable contingente de gente despierta, pero el capitalismo y su industria mediática y de guerra se aferran cada día más al poder.

Las luchas del pueblo inundan las calles y la protesta no haya el camino de poder vencerlo y comenzar de nuevo otra sociedad humana curando las terribles heridas que deja la extracción de energía, minerales, alimentos y agua que a mansalva realizan diariamente sus transnacionales, Monsanto como veneno de la tierra, las industrias mineras cuyas excavadoras horadan nuestro planeta y contaminan sus aguas, la industria de las armas para lanzar más bombas en su afán de permanencia.

La cotidianidad deja caer las hojas del calendario impunemente y no logramos entender que nuestro planeta es finito, que gime, que grita y llora ante la barbarie. Para soñar una nueva sociedad necesario es tener un planeta donde hacerla.

El heroico camino de nuestra América es la única luz del túnel al abismo.

Contra ella enfilan sus cañones los dueños del mundo, saben que somos su peor enemigo no solo por las ideas luminosas y libertarias, antimperialistas y socialistas, sino porque bajo nuestro suelo reposan las últimas reservas para poder sobrevivir.

Necesario es apurar el paso, el llamado a todos los pueblos del mundo que hoy sufren los embates del imperialismo a que despierten y asuman, a que se unan imperiosamente a la lucha para terminar la pesadilla imperial. Sin la unión de todas y todos estamos sentenciados a la muerte, al final apocalíptico de un planeta envenado, sin agua que tomar ni aire para respirar.

Por eso es importante esta revolución actual, que no podrá serlo sino es una revolución de orden mundial, no podrá vencer sin la unión de todos los pueblos y humanos que habitamos hoy este planeta, es por ello que quería decirlo, por nuestros hijos que desaparecerán en la asfixia de la muerte a la que cotidiana y silenciosamente nos acerca esta sociedad perversa.

Donde quieras que estés, hermana y hermano, debes darte por aludido, debes asumir esta lucha que ante todo es por la supervivencia, unidos en la diversidad, como lo pregonó Chávez, aceptando nuestras diferencias pero juntos como humanidad, ante un modelo decadente que nos está matando.

¡Amando Venceremos!


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Raúl Bracho


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