Sin eso, todo fracasará, habremos arado en el mar


Una angustia recorre a la humanidad: ¿Por qué todos los procesos revolucionarios han fracasado o corren grave peligro de fracasar? ¿Por qué se restaura el capitalismo?, ¿En qué se ha fallado? ¿dónde se ha extraviado el rumbo? La búsqueda de la respuesta es crucial para nuestro proceso y para la humanidad. Veamos.

La Revolución Socialista, o debemos decir el milagro socialista, es el suceso más importante en toda la historia de la humanidad, de su concreción depende la vida de la especie, del hombre. Así como es importante, también es difícil, se trata del cambio de la manera de relacionarse los humanos durante milenios, de restablecer las relaciones armónicas perdidas en el inicio de los tiempos, restituir el cuerpo social, rescatar el sentido de sociedad humana… sanar al hombre herido por el hombre mismo.

Ya pocos son los pueblos que pueden ensayar este cambio cultural, la humanidad luce exhausta, agotada, se desliza hacia el abismo. Distraída, narcotizada, gira alrededor de la intrascendencia, se conforma con la monotonía de un día parecido a otro día. Ya nada asombra: amenazas de guerra, genocidios, magnicidios, sabotajes, crisis ambientales, económicas, todo pasa desapercibido, lo importante es la satisfacción de las necesidades artificiales de cada uno, consumir cosas, que el capitalismo viva, que el mercado circule, que el petróleo fluya, que el otro sirva para beneficiarnos, de lo contrario no tiene derecho a la vida. Nosotros, Chávez nos dejó el compromiso del Socialismo, somos uno de los pueblos llamados a dar ese salto, a revivir los días de 1810, a ser ejemplo.

La tarea, ya lo dijimos, es difícil, es necesario estudiar, una rigurosa labor intelectual para encontrar el rumbo, la brújula no es el espontaneísmo. Tenemos la ventaja de milenios de experiencia en la batalla por transformar el mundo, son milenios de práctica y teoría que iluminan el camino, allí está la solución.

El fundamental elemento, el mayor aporte que aparece en la historia nuestra, es la necesidad de integración del hombre. Cristo nos llama al “amaos los unos a los otros”, Bolívar entendió la igualdad y clamó por la liberación de los esclavos. Martí habló de “todos por el bien de todos”. Es así, los grandes pensadores supieron que el problema del hombre era su escisión: unos apropiándose del trabajo y de la riqueza que pertenece a todos, la sociedad fragmentada, el individuo huérfano, náufrago en el mar de sus semejantes, y todos contra la naturaleza.

Podemos decir que el reto principal de la Revolución, el objetivo fundamental, es integrar al individuo a la sociedad, superar la contradicción entre individuo y sociedad, y entre sociedad y naturaleza. Al conseguir esta superación, al devolver al hombre su condición social, todos los problemas que hoy padecemos estarán resueltos, comprendidos. De lo contrario, si persiste esta división, este extrañamiento del humano, todo lo que se haga será un fracaso, todos los esfuerzos serán vanos, serán atrapados por la lógica del capitalismo, de milenios del “hombre lobo del hombre”.

Se puede decir que todas las revoluciones fracasadas lo hicieron previamente en este campo, fueron incapaces de superar la contradicción entre el individuo y la sociedad, y de ésta con la naturaleza. Y las Revoluciones que aún resisten, como la Revolución Cubana, lo hacen sobre los hombros de grandes sabios como Fidel y el Che, que supieron detectar que era la conciencia de sociedad la clave para hacer Revolución.

Podemos concluir que nuestros atascos, nuestras amenazas, los peligros, nacen en la deficiencia por resolver estas contradicciones. Una sociedad fragmentada, individualista, egoísta sólo podrá ser escenario de miles de dificultades, de soluciones condenadas al fracaso, de búsqueda inútil. Una sociedad unida, amalgamada en un interés común, está en capacidad de grandes hazañas.

Siendo así, las acciones revolucionarias deben medirse por su capacidad de integrar al hombre, si lo hacemos marchamos en la dirección correcta. Si lo fragmentamos, si sus intereses son distintos a los intereses sociales estamos restaurando la base ética, psíquica, de la dominación. El Estado Revolucionario, el gobierno, debe ser el motor de la integración, garante de ese camino que es la única vía al Socialismo, esa y no otra será la medida de su éxito.


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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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