El Socialismo es la explosión cultural más radical que alguna vez se haya planteado la humanidad, se trata de salir del túnel inviable que el humano transita desde que el egoísmo se impuso sobre el amor. El mundo ha llegado a tales niveles de autodestrucción, la raza humana se ha convertido en forajida a tal punto, que es una especie suicida, destructora de su ambiente y propiciadora de condiciones de vida que generan la locura colectiva. El mundo ha llegado a tan altos niveles de disparate, de insensatez, que ya la construcción del Socialismo no es un asunto de libertad, de vivir bien, de hacerlo o no de acuerdo a los pareceres de los gobernantes, hoy el Socialismo es un asunto de vida o muerte, lo hacemos o la humanidad desaparece junto a la vida planetaria.
Ahora bien, la construcción del Socialismo no es propio de timoratos, no se puede hacer desde la costumbre, desde la quietud, al contrario, es un huracán, un torbellino que está reservado para los gigantes, aquellos que son capaces de romper las ataduras que los anclan en el presente y volar hacia el futuro impulsados por la razón última del humano: la búsqueda del infinito que lo habita.
Ese es el reto de los Revolucionarios, fue el de Chávez, el del Che, Fidel, Fabricio, y es el de esta Revolución. Somos una de las pocas sociedades llamadas a construir el ejemplo para el resto de la humanidad. Demostrar que el "hombre no es una pasión inútil", que la humanidad no es esto en que nos han convertido, que nuestro destino no es "la guerra de todos contra todos"… la extinción.
En este ambiente, con estas reflexiones, hablemos de las medidas económicas que tomó el gobierno el 6 de noviembre.
Las medidas tienen un fondo: satisfacer los apetitos de la sociedad. De esta manera se reduce el hombre a su estómago, a su adicción patológica por el consumo, es decir, son medidas tomadas para el hombre del capitalismo. ¡Claro, eso somos!, dirá algún despierto. Pero habría que añadirle: eso somos desde la cuarta y la Revolución no nos ha cambiado… Entonces es necesaria una autocrítica, corregir el rumbo.
El Socialismo se empantanó en la lógica del capital, se le disputan la renta, los dólares a la oligarquía, pero sin tocarla. Sólo se pide que se porte como niño bien, que si no será castigada. Es pretender defender al capitalismo de sus propios excesos, la tesis es: "Los excesos son malos, el capitalismo no es malo, lo necesitamos, sin los privados nos hundimos". Es una renuncia velada a la gran marcha hacia el Socialismo.
Chávez nos dijo una vez que debemos ser radicales, ir a la raíz, y la raíz es el hombre mismo. Ese es el objetivo, cambiar al hombre, considerarlo humano, espíritu sostenido por lo material, nunca estómago manipulable.
Pero hay más, las medidas que se toman considerando el estómago y no el espíritu son camino al fracaso, por dos razones principales: La primera, el capitalismo no acepta controles, es una ilusión de "tercera vía" pretender morigerarlo, siempre conseguirá atajos para obtener mayor ganancia. Y, la segunda, un pueblo malcriado como el que estamos formando con nuestra actitud, sin conciencia de lo que está en juego, sin sentido de sociedad, será su propio verdugo.
El gobierno debe rectificar, es necesario que se hable claro, que se expliquen las dificultades que tenemos y que tendremos, que se temple el acero del alma popular, que se construya un pueblo capaz de resistir dificultades con tal de realizar su destino: fundar un mundo donde el humano sea verdaderamente feliz, rescate su condición del hombre hermano del hombre.
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