Una vez pasadas las elecciones municipales, sean cuales sean los resultados, los cuales no dudo serán positivos a las fuerzas revolucionarias, la próxima tarea de carácter inmediato que debe abordar el PSUV es la convocatoria del Congreso. Ello debe hacerse en el mínimo plazo posible.
Entiendo que, para algunos, esta afirmación puede parecer extemporánea dadas las tareas electorales en las cuales nos hallamos inmersos actualmente. No obstante, viene sucediendo en lo interno de esta organización que, desde hace más de un año, las permanentes urgencias se sobreponen a lo importante y estratégico, resultando que actualmente, lejos de ser un partido revolucionario, el PSUV ha terminado siendo una maquinaria electoral bastante parecida a lo que fue el MVR en sus primeros tiempos, en el que las cuestiones esenciales que definen la marcha de la revolución estaban ausentes.
La distorsionada “cooptación”
Al balance imprescindible de los resultados electorales de abril, en los cuales la revolución perdió mas de un millón de votos, se sobrepuso la rebatiña de postulaciones municipales que ignoró la democracia interna, violando el reglamento que incluso la misma Direccion Nacional, con la aprobacion de el comandante Chávez, estípuló para las candidaturas, apelando a un “metodo unitario” en el cual se impuso la arbitrariedad cupular y la inercia de las circunstancias, tras la dolorosa muerte del máximo líder. Algunas indefiniciones del Libro Rojo respecto a la toma de decisiones internas ha terminado por instalar la llamada “cooptacion” como regla. La “cooptacion”, sin duda, no puede descartarse, pero el uso de tal mecanismo debe ser la excepción y no, como ha terminado siendo, la fórmula exclusiva para imponer a rajatabla los cargos de elección popular.
Hay que comprender que, a diferencia de la mesnada opositora manipulada por la mentira y la desinformación, el llamado chavismo, es un conglomerado altamente crítico y cuestionador, a pesar de la fidelidad y obediencia mostrada. Para el momento en que escribo estas líneas, una importante cantidad de candidatos chavistas se lanzaron sin el apoyo del Partido. Los camaradas Maduro y Cabello, quienes merecen todo nuestro respeto y apoyo, en unas desafortunadas declaraciones, han tildado a estos compatriotas de “traidores”, “personalistas”, “patiquines de la mentira” y ya paremos de contar. Hay que decirles: no compatriotas, vayamos entendiendo como son las vainas. Son ex-militantes que decidieron irse del Partido por la manera en que el “alto mando político militar” (del cual supongo ustedes forman parte) terminó arrollando la democracia partidaria a la cual ustedes mismos apelaron, aceptando y normando las reglas de unas elecciones internas que posteriormente fueron suplantadas por la arbitariedad. Aclaro que, en la casi mayoría de los casos, considero que es un error el que cometen estos compatriotas al renegar de sus deberes militantes, compitiendo con las postulaciones del Partido, pero un error inducido por la torpeza de la dirigencia que, a la vez, desatendió la orden del Comandante de MANDAR OBEDECIENDO. Digo que casi todos cometen un error. Casi. No es momento de analizar algunas candidaturas insólitas, en las que la traición se impuso en las filas internas y no en los que terminaron apoyando a otros candidatos chavistas que se fueron por la libre. Todo tiene su momento. Punto y aparte en este tema.
El Congreso de manera inmediata es imprescindible
La realidad y el equilibrio político despues de febrero cambiaron radicalmente. Nadie parece reparar, en que una vez fallecido el Presidente, debió convocarse de manera inmediata a un Congreso partidario para ratificar las autoridades existentes y ajustar el rumbo ante la nueva situación. Una militancia, disciplinada y conciente de la unidad interna, ha dejado colar un centralismo mal entendido, en el cual la verticalidad de parte de la dirigencia pudiera seguirse imponiendo de manera peligrosa.
No es solo la imposición de las candidaturas lo que muchos cuestionamos. Otros aspectos, como la inexistencia de un plan de formacion ideológica y la ausencia de control e incidencia de la militancia sobre los planes de gobierno, requieren una discusión en el Congreso. ¿A donde fue a parar la anunciada escuela de Cuadros de Partido? ¿ De qué modo se incorpora la militancia, es sus espacios de lucha y/o residencia a la lucha contra la especulación, más allá de hacer denuncias, gritar consignas y batir palmas en las movilizaciones que se convocan? ¿Como enfrentamos de manera colectiva, acompañando al gobierno, a la corrupción y el burocrátismo? ¿Cuando se pronunciará el PSUV respecto a la injusta detención de Julian Conrado? ¿Porque en la dinámica interna desaparcieron las patrullas, siendo sustituidas de manera permanente por las UBCh, en abierta violación de los principios estatutarios ? ¿Porqué y quienes lo decidieron? ¿Quiénes y porqué decidieron la incorporación del convicto criminal Mazzuco a la Asamblea Nacional? ¿O es que los asambleístas que convalidaron tal exhabrupto no deben obedecer al mandato de quienes los elegimos sino a esa insólita y vergonzosa componenda?
Los anteriores temas son materia urgente de debate en las instancias de organización del Partido y, por supuesto, del Congreso, en el cual, por cierto, no deberá imperar la “cooptacion”, ni las presiones de gobernadores o alcaldes, ni mucho menos de la máxima dirigencia y/o burocracia estatal en la elección de sus delegados. Se trata, según dicta la lógica revolucionaria y la voluntad del máximo líder, de que prevalezca la dirección colectiva. Cualquier otra opción, es seguir arrimándonos al abismo.
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