Sin dudas, estamos llegando al fin de una etapa histórica, después del 8 de diciembre todo será distinto, en la sociedad habrá un reacomodo. Hoy podemos sólo vislumbrar los posibles caminos de la encrucijada, el tiempo dirá la última palabra.
La pregunta que nos puede guiar es ¿Quiénes pugnan por la hegemonía, cuáles ideologías? Es asombroso, sorprende, pero es así: en plena Revolución el principal choque es entre fracciones capitalistas, se pelean dos proyectos de capitalismo. Alguien podría decir que son etapas, que es la transición, ojalá esté en lo cierto, ojalá reaparezca el Socialismo en escena. Alguien podía decir que exageramos, ojalá esté en lo cierto, por ahora revisemos los hechos, ojo, decimos los hechos no la retórica, ya sabemos que el papel aguanta todo.
Para efecto de guiarnos en la maraña de hechos, intentemos construir un revolucionometro, es decir, una definición primaria de lo que entendemos por Socialismo. El Socialismo puede ser de mil maneras, tan diverso como Revoluciones se dan en el mundo, pero todos los Socialismo deben sustentarse en un complejo con dos polos que se complementan, se influyen mutuamente: la propiedad social de los medios de producción, y la conciencia amorosa, de pertenencia a la sociedad, la relación fraterna en la sociedad.
Siendo así, el avance del Socialismo será, a grandes rasgos, el avance en estos dos aspectos.
No hay dudas, la propiedad capitalista, la egoísta, la propiedad nosocial de los medios de producción, los grandes y los pequeños, se ha elevado. Este raro socialismo ha estimulado la propiedad nosocial, ¿Quién lo duda, quién rebate esta afirmación?
No hay dudas, la conciencia egoísta, capitalista, que acompaña a la propiedad capitalista se ha elevado. Ahora, más allá de las declaraciones tenemos un pueblo más fragmentado, más individualista, menos solidario, menos organizado en tejido social.
Ahora bien, si el Socialismo está arrinconado, quiénes se disputan la hegemonía, cuáles proyectos.
Por un lado está el capitalismo franco de la mesa de la unidad, ya lo conocemos, privatizar todo, desde PDVSA, hasta las plazas. Políticamente ensayan el golpe cruento, o ganar las elecciones, y no tienen inconveniente en construir un pacto político, que ya se da en lo económico.
Frente a este proyecto, encontramos el capitalismo vergonzante, propio de la pequeña burguesía, estridente en las medidas, pero protector de la esencia del capitalismo. Vive en una contradicción: su retórica es socialista y su práctica es capitalista. De allí que la conciencia egoísta, que emana de su práctica, se enfrente a su retorica, a su ejercicio de gobierno, lo que necesariamente lo debilitará, lo hará inconveniente para las clases dominantes, no les servirá. Después del 8 el camino del capitalismo vergonzante será debilitarse, y en esa debilidad su destino sólo puede ser un golpe o un pacto.
Esta nota ha sido leída aproximadamente 4938 veces.