¿Cuándo es la hora de atacar al capitalismo? Durante toda la historia, esta pregunta ha dividido el campo revolucionario: los que dicen que sí hay que cambiar…pero mañana, y disparan una serie de excusas para posponer. Y enfrente, los que dicen que es ya, ahora, y se lanzan a la hermosa aventura de fundar mundos, de asaltar Moncadas, de salir la madrugada del 4 de febrero de Maracay cabalgando un unicornio azul que se extravió un cinco de marzo.
La gran polémica de ¿cuándo será la hora de atacar al capitalismo? ya dejó de ser un asunto académico, de teorías. Ya la realidad habló, ya no es un problema de "hombre lobo del hombre", no es una lucha contra la apropiación de la riqueza social por un grupito, contra la explotación, no es un problema político, se trata de salvar a la humanidad. Ya la naturaleza inició la venganza contra una especie forajida que parece destinada a llevar a la vida a la extinción, contra la especie humana.
Pero, ¿por qué no se hace? ¿Cuál es la fuerza inmensa que impide que la humanidad se rebele contra el destino suicida? ¿Quién está destinado a hacerlo? ¿Cuándo?
El capitalismo es el causante de los problemas fundamentales de la humanidad, el diagnóstico hecho por Pepe Mujica, Presidente de Uruguay, en La Habana, en la CELAC, fue una intervención magistral. Sin embargo, le tememos al remedio: ¡Acabar con el capitalismo! ¡Fundar el Socialismo!
Esta necesidad aflora todos los días en nuestras vidas, pero cada vez que surge, sobre ellas cae como una lápida el miedo a avanzar, no se va más allá, la persona es satanizada, o se retracta o es excluida. Valgan dos ejemplos.
Magglio Ordóñez dijo una gran verdad cuando denunció la chequera del Magallanes. El deporte capitalista es una mercancía, un negocio, donde el dinero decide, en última instancia, el resultado. Y esa acusación, muy sensata, de gran profundidad estratégica, no suscita una discusión sobre el deporte capitalista, sino que se descalifica a Magglio, se lo apedrea, y la constricción entierra la posibilidad de discutir. El capitalismo gana uno a cero.
El otro ejemplo lo encontramos en las declaraciones del Coordinador de la Región de Desarrollo Integral Central (Redi Central), Juan Carlos Loyo, quien propuso que el gobierno del presidente Nicolás Maduro “expropie” a las empresas que “conspiren con la comida”, puesto que los alimentos “no son mercancía”. Es un grito desesperado contra el capitalismo que todo lo convierte en mercancía, a los alimentos, a la salud, a la educación, al deporte, la recreación, al arte, al amor, la poesía, la vida… Pero no pasa de la intuición. No alcanza a comprender que es el sistema capitalista, sólo lo intuye.
Viva Chávez y su legado original: el Socialismo!
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