El proceso venezolano oscila entre el golpe y la deriva. Si observamos el paisaje político, percibiremos los dos polos de esta situación. Veamos.
La conspiración es anunciada por el Presidente Nicolás Maduro Moros, los rumores inquietan a la población, los voceros y plumíferos oligarcas lo anuncian con descaro, uno de ellos, franceschi, hasta se burla de la posibilidad de que la justicia lo llame a rendir cuentas. El capriles delata la intención golpista de sus compañeros de la mesa, dice que el llamado a la calle que hacen leopoldo, mariacorinamachadozuluaga, ledezma, son preparación de un golpe, un atajo que él no acompañará. De esta manera, el golpe es una actividad a cielo abierto, amparado en una impunidad que recuerda a la Primera República.
Junto a esta amenaza, la arremetida mediática contra la economía es brutal. Se dice que la subasta del SICAD fue suspendida por falta de divisas, que estamos en las puertas de una hecatombe, y la política económica de la Revolución no tiene quién la defienda, de este lado sólo salen triqui traquis.
Los empresarios se quejan y no terminan de acabar con el desabastecimiento, siempre hablan de un plazo de tres meses para surtir los negocios, fedecámaras escoge la vía legal y va al supremo tribunal a impugnar las Ley de Precios Justos.
En lo político, el Gran Polo Patriótico, se derrite ante la vista gorda de todos.
Frente a esta situación, priva la ausencia de una respuesta clara, fuerte, cohesionada. No hay voceros. Por ejemplo, el Ministro de Turismo declara sobre la crisis económica, dice la barbaridad de que el agotar las entradas a un espectáculo musical es índice de que no hay crisis económica. Otra declaración política es la que se hace acusando a fedecámaras de delincuentes y listo, así se despacha la ofensiva de los oligarcas que ayer nomás convocábamos al diálogo, capriles vuelve a ser “majunche” y “vago”. Es evidente la deriva, y es urgente tomar correctivos.
En los extravíos surgen los monstruos, la tentación fascista, el golpe encuentra terreno fértil en la deriva.
Para los que gustan de soluciones, un buen comienzo sería poner orden en el gobierno, designar voceros autorizados, quitarle el twitter a los ministros que lo usan como gatillos alegres. Luego podrían reunir a una dirección política a discutir política, a diseñar estrategias, marcar rumbos, metas, autocriticarse, a proponer a la masa. Es decir, zafarse de las filosofías anarquistas. Esta reunión debería de ser sin pases de televisión, sin pantalla que tanto daño hacen.
¡Viva Chávez y legado original: el Socialismo!
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