Una vez de regreso a las actividades cotidianas después de unos días de descanso por la Semana Santa, los venezolanos volvemos al día a día y a la batalla por el trabajo y al reencuentro con el quehacer y las responsabilidades diarias.
Muchos de verdad nos desconectamos de la rutina y pudimos encontrar sosiego para la reflexión espiritual y otros, buscaron el contacto con la naturaleza; bien en la playa o en la montaña.
No tardamos de regresar a nuestro centro de habitación o a nuestras residencias, cuando ya comenzamos a sentir de nuevo el bombardeo de los medios de comunicación y el agite de las calles y avenidas por parte de quienes diera la impresión, escogieron los días de asueto para planificar y dar rienda suelta a su imaginación; en aquello de sabotear y seguir atacando al Gobierno del Presidente Nicolás Maduro.
Incluso, hubo regiones como en el estado Anzoátegui, donde “locos de carretera”; porque ya no se les puede decir de otra manera, colocaron sus carpas y utensilios de acampar en plenas avenidas, como ocurrió en la intercomunal de Barcelona y en otros sitios del país; donde incluso, algunos jóvenes con atuendos de la oposición (gorras y franelas) decidieron crucificarse para llamar la atención.
De verdad que en Venezuela, un sector de la oposición ya no sabe cómo montar su show mediático y con el cual pasan a dar pena ajena; incluso, para los propios militantes de la oposición.
Pero dejando de lado estos escenarios, que ya pasan a ser folklóricos dentro de la política venezolana, debemos centrarnos en defender la Revolución.
Esta acción pasa por exigir al propio Gobierno del Presidente Maduro, para que se dedique a gobernar y a aplicar a fondo, el Plan de la Patria, el cual nos dejó el Comandante Chávez . El tiempo apremia y debemos dejar de lado a la “guarimba” para que se cocine en su propia salsa. La oposición no puede darse el lujo de desgastarnos e impedir incluso el avance de la Revolución.
El Estado venezolano a través de sus instituciones y fuerzas de seguridad, debe poner en cintura a quienes violan la Ley y obstaculizan el avance y el desarrollo de nuestro país. Las políticas del Gobierno de Calle, el Plan Patria Segura, las leyes habilitantes aprobadas por la Asamblea Nacional y el propio Presidente Maduro deben aplicarse y hacerse cumplir.
No podemos dejar que un grupo de violentos y líderes enfermos, escogidos en el Norte a través de un “focus group”, sigan saboteando a su antojo; tanto interna como externamente, a nuestro país.
Ya muchos de ellos, han sido identificados y además, se ha detectado quienes son los operadores financieros de la guarimba y de los estudiantes manipulados (ya que no son todos los estudiantes), quienes se han dedicado a los actos de violencia y a causar muertes entre los propios ciudadanos venezolanos.
Si algo debemos criticar constructivamente es a quienes tienen responsabilidades en la Revolución, por su carácter blandengue y su dejar pasar a la impunidad. Quienes nos agreden y hacen daño al propio Estado merecen ser castigados, es un acto de justicia.
Ya todos los venezolanos, quienes en más de un 90 por ciento clamamos por la paz, también pedimos a su vez justicia y este, es un paso pautado por la Constitución Bolivariana y sus leyes que exigen su cumplimiento.
La Revolución Bolivariana, a pesar de las bajas insuperables como la pérdida del Comandante Chávez, no puede darse el lujo de esperar. La defensa de ella reclama por la participación de todos; incluso hasta de quienes la adversan, porque su interés está a tono con nuestra tranquilidad y la vida de republicanos. La Patria, ese concepto del cual se han querido mofar muchos cínicos y quienes desprecian a Venezuela, exige sensatez, respeto y equilibrio.
Los esfuerzos del Gobierno están a la vista y los reiterados encuentros por la paz, deben pasar de las reuniones a los hechos. Las políticas para buscar nuestro desarrollo están muy claras y no hay que buscarlas fuera de nuestro territorio. Los venezolanos emprendedores, estén donde estén, deben estar casados con el Plan de La Patria.
La defensa de la Revolución reclama la participación de todos los venezolanos, en especial de quienes creemos en la Constitución Bolivariana. La Carta Magna y sus leyes exigen respeto para que funcione el Estado de derecho. No más violencia, no más especulación, no más corrupción, no más acaparamiento, no más guarimbas, no más desprecio por la Patria de Bolívar, ese es un sentir colectivo.
Todo está escrito y fue previsto por la Constituyente para que el avance indetenible de la Revolución no se detuviera. La defensa de la Revolución Bolivariana es algo que está sembrado en el sentir de todos los venezolanos. Las diferencias siempre van a existir, pero las mismas no pueden ser pretexto para que un sector inconforme, se lance al desespero y busque caminos y atajos para impedir nuestro desarrollo como país independiente y soberano.
Los violentos están contados en Venezuela y sus estrategias, por más que traten de inflarlas desde el Imperio, no deben prevalecer y mucho menos sus mensajes fascistas (SOS) y anti patria, que sirven a los más oscuros intereses desestabilizadores y golpistas.
Los enemigos de la Patria, en su afán de crear caos y terrorismo, tienen sus días contados. Los guarimberos enconchados en su “pírrica minoría” ultraderechista, deben ser aislados, apartados de su camino equivocado y llevados al plano de la justicia. Este y no otro es el sendero que claman los excluidos y quienes además, aprecian la paz y la armonía que deseamos y a la cual estamos acostumbrados la mayoría de los venezolanos.
¡Unidad, lucha, batalla y victoria!