Pacto o golpe para restaurar el capitalismo

11-07-14.-El Comandante Chávez nos trajo la esperanza, la buena nueva, de que un mundo mejor, feliz, alegre, es posible. Realizó la hazaña política de poner al Socialismo en la escena planetaria, copada por la resignación capitalista. Por supuesto, todas las fuerzas de la tradición, de lo establecido, se confabularon contra él y sus ideas, fue atacado su proyecto socialista. De nuevo, sus privilegios en peligro no dejaban dormir tranquila a la burguesía mundial, el fantasma de la liberación volvía a recorrer al mundo. La orden fue acabar, por cualquier medio, con la amenaza socialista.

Después del asesinato de Chávez, el país entra en un período de inestabilidad, de turbulencia, que el gobierno revolucionario encara, de manera sorpresiva, buscando ayuda en el sector capitalista. Se abre una etapa que podríamos llamar de restauración del capitalismo, de renuncia al Socialismo.

En lo económico, el giro fue relativamente fácil, se trataba de transfundir dólares a la burguesía, y esa meta se cumplió por varias vías, legales e ilegales. Donde la situación se complica es en lo político, allí el gobierno tiene serías dificultades. Veamos.

En la oposición, en la mud, aparecen dos posiciones principales: la golpista y la restauradora del pacto de punto fijo.

La primera, la golpista, tiene diferentes matices. Están los que proponen la constituyente, que es un planteamiento que da basamento legal, que enmascara, al golpe; y los que plantean otro tipo de salida, es así que capriles declara:

“No se trata de esperar hasta las elecciones de 2019, como dicen algunos por ahí. La Constitución establece varios caminos, una reforma, revocatorio o enmienda, y para eso hay que hacer un trabajo de hormiga, trabajo que hacemos nosotros a diario en nuestras comunidades. No esperar a que las personas lleguen, es ir a buscarlas.”

Los dos matices quieren salir del Presidente Maduro anticipadamente, no lo reconocen, difieren en el método, y los divide la cuota de poder que le tocaría a cada uno. Al final, ya lo sabemos, se unirán al que coseche el éxito.

La otra posición es la que intenta restaurar un nuevo pacto de punto fijo, seguir con las reglas de la democracia burguesa. Ésta quiere ir al diálogo, pero se topa con el muro de la imposibilidad del gobierno de hacer concesiones -por ahora- que lo desacreditarían aún más con su base social, ya desconcertada; por ejemplo, soltar los presos.

El pacto, que parece ser la forma política burguesa que funciona mejor en este continente, tiene la dificultad que deja en evidencia que todo el camino andado, desde el 4 de Febrero, cuando Chávez se alzó en contra de la IV república, es decir, contra la democracia burguesa, fue en vano, que este gobierno lo desecha. Sería el decreto de liquidación de la Revolución Chavista.

El gobierno intenta “estabilizar” al capitalismo, que es otra manera de decir, administrarlo. En el intento, se debilita. En lo económico no consigue resolver el consumo, en lo político pierde piso en su base y, lo que es más grave, las razones sagradas para su existencia se desvanecen en el espíritu colectivo, en la ambigüedad.

El tiempo dirá cuál de estas tres formas será la sepulturera del Socialismo: si es la que impulsa regresar al pacto de punto fijo, si el Socialismo se apaga en las aguas de la democracia burguesa, o si la posibilidad socialista se desvanecerá en un golpe de estado fascista fraguado tras el biombo de la constituyente.

El tiempo dirá si los revolucionarios logramos rescatar al Comandante Chávez y al Socialismo para el combate…o, por el contrario, el sueño de redención del humano será pospuesto nuevamente.

¡Socialismo o barbarie!

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Toby Valderrama y Antonio Aponte

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