“No importa que el gato sea blanco o sea negro. Mientras cace ratones, es un buen gato." (Cita de Deng Xiao Ping)

Esta cita del famoso Deng Xiao Ping que he utilizado como título de este artículo se la escuché comentar a alguien en la radio y me pareció un extraordinario resumen de lo que significa el pragmatismo chino en la era post Mao. Al ascender al poder en 1978, el ya anciano Deng, ridiculizó el eslogan promovido por la Revolución Cultural de los años 60 que señalaba que “es mejor ser pobres bajo el socialismo, que ricos bajo el capitalismo”.

Por su parte, él señaló de una manera clara y directa que “la pobreza no es socialismo”. Es parte de la historia que Deng Xiao Ping lideró la transformación de la China agraria y atrasada casi feudal hacia la economía de mercado y la creación de empresas de corte capitalista. En la década de los 90, las reformas económicas ya habían logrado salir a unos 170 millones de campesinos de la pobreza extrema. Sin embargo, el líder chino continuó con el control político de la sociedad china por parte del partido comunista.

Ahora el lector se preguntará que tiene que ver todo lo anterior con lo que sucede en Venezuela, y a mi modo de ver, tiene bastante relación. En primer lugar, podemos decir que aquí en Venezuela también hemos oído aquella frase de que ser rico es malo y ser pobre es bueno, muy parecido al eslogan de la Revolución Cultural, que de cultural no tuvo nada y más bien fue una purga de elementos supuestamente contrarrevolucionarios en la China de Mao Zedong.

Por otra parte, y al igual que cuando asumió el poder Deng Xiao Ping en China estamos frente a una crisis económica del modelo seguido, lo que implica que hay sectores políticos e intelectuales que plantean la necesidad de introducir un conjunto de medidas económicas estigmatizadas como neoliberales que de alguna manera lleven a establizar la economía de mercado existente. La gente que pretende reformas económicas que apunten a la unificación cambiaria y a una eventual libertad cambiaria, que promueven el aumento del precio de la gasolina, la liberación de precios, una estricta disciplina fiscal, y una asociación con la burguesía industrial para incentivar la producción y generar la sustitución de importaciones, son personas que estarían de acuerdo con la teoría del gato cazador de ratones de Deng Xiao Ping.

Cabe destacar que el gobierno venezolano tiene las mejores relaciones con el gobierno chino, aun cuando este gobierno en el plano económico se ha alejado notablemente de la ortodoxia socialista del siglo XX, y se comporta en el escenario mundial como una potencia capitalista que se ha constituido en el principal acreedor de los Estados Unidos a través de la compra de bonos del Tesoro americano.

Es importante destacar que hay una diferencia fundamental entre la China de cuando Deng Xiao Ping asumió el poder político y la situación venezolana actual. El control político del Partido comunista en China era total, y los cambios económicos y el retorno al capitalismo no amenazaban de ninguna manera la situación de hegemonía del partido. En cambio, Venezuela es un país democrático con elecciones libres, lo que implica que el control político que tiene el gobierno no es igual al caso chino, el gobierno debe ir a elecciones periódicamente y someterse a la decisión popular. Como es bien sabido, en los regímenes democráticos existe el voto castigo, es decir, muchas veces la gente no vota a favor de una alternativa política, sino en contra del gobierno de turno.

Es bueno recordar que las últimas elecciones presidenciales no se ganaron por un amplio margen lo que ha quedado como una espada de Damocles sobre el gobierno. La decepción de la gente pudiera expresarse en las próximas elecciones de la Asamblea Nacional, disminuyendo el margen de maniobra del gobierno.

Para nadie es ya un secreto que dentro del PSUV existe un grupo que no quiere saber nada de un gato que cace ratones que no sea rojo rojito, son aquellos que prefieren ser pobres pero rojos, antes que ser ricos pero bajo un modelo rosado que pudiéramos denominar socialdemócrata o francamente capitalista.

El tiempo va pasando y no vemos una política económica coherente por ningún lado, todo se reduce a ideas y posiciones que se lanzan como para explorar las reacciones que puedan suscitar ciertas medidas, se habla de un aumento posible del precio de la gasolina, elevación de las tarifas de los servicios públicos, una revolución fiscal que nadie sabe en qué consiste, y una unificación cambiaria que no termina de producirse, un anuncio de pasar los pasajes aéreos a dólar Sicad 2, para después echar marcha atrás. También es importante señalar que tampoco en la oposición se ve el planteamiento de una política económica integrada y coherente, la razón para esto, es que las medidas a tomar para buscar el equilibrio macroeconómico (en palabras simples, tener una economía en que ingresos y gastos se equilibren) serán extremadamente duras para los bolsillos de la población.

En unos artículos que escribí hace mucho tiempo siempre plantee que en Venezuela no teníamos política económica, (ver en Aporrea ¿Tenemos o no tenemos política económica? http://www.aporrea.org/actualidad/a87116.html), y por lo que estamos viendo desde el 2009 en que escribí dicho artículo seguimos igual, sin tener una política económica coherente.

A mi modo de ver, el tiempo se acorta para esbozar un conjunto de medidas económicas coordinadas que implique el logro de un conjunto de objetivos que independientemente del color político o la ideología es necesario lograr. Dentro de estos objetivos podemos señalar: eliminar la inflación, reducir las importaciones, maximizar la eficiencia del Estado, promover la producción interna de bienes y servicios, generar un crecimiento económico elevado y continuo, disminuir el rentismo petrolero, generar empleo productivo que eleve el ingreso per cápita, y una redistribución del ingreso que se base en la producción de riqueza y no solamente en programas asistencialistas.

Aun cuando para muchos, ya la crisis económica es insoslayable y deben tomarse medidas radicales, debo recordarles que las economías de los países pueden entrar en crisis mucho más profundas con porcentajes de inflación de miles por ciento, que aun el gobierno puede apelar a un mayor endeudamiento con los chinos en base a la riqueza petrolera, en este sentido se puede mantener el estatus quo con inflación y una escasez periódica de bienes y servicios, y el mantenimiento de las misiones o programas sociales aunque sea a un ritmo reducido. Este camino aparentemente es el que se está siguiendo para evitar tomar medidas extremadamente impopulares que tengan un costo político excesivo para el gobierno.

En resumidas cuentas poco me importa si el gato es rojo, blanco o rosado si se logran los objetivos planteados, poco me importa que me tilden de pragmático, para mí el socialismo implica o debe implicar todo lo anterior, para mí el socialismo es o debe ser el camino a la abundancia y la riqueza. Si aquellos que piensan que los tiros van por otro lado, y que no debemos ser pragmáticos, que hablen ahora y me propongan una política económica que no sean los gallineros verticales, el cooperativismo dependiente del Estado, las areperas socialistas, la economía de trueque, las privatizaciones de empresas que resultan no ser productivas y se convierten en una carga para las arcas del estado, medidas inconexas que se han venido experimentando sin un resultado positivo. Y que tampoco me vengan con eslóganes como que la crisis se supera con el Poder Popular y el Estado comunal.




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Hernán Luis Torres Núñez


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