Impulsado por sus propios remos, el Comandante Chávez llegó a tal nivel que junto al Libertador Simón Bolivar conforma un binomio histórico sin precedente, tanto más evidente en la forja liberadora, por lo que hacerlos presentes a cada momento no será abundoso, pero es poco o nada traerlos de cualquier manera al fragor de la batalla que ahora nos ocupa, si no los llevamos adentro.
Bolivar y Chávez marcaron su impronta por siempre; iré a más, creo que Chávez es una expresión fidedigna y consecuente del Libertador; no creo que se trate de una cuestión casual sino causal, pero además de apelar a la razón volitiva -relacionar a uno ya otro en el decurso histórico-, considero que hay un poco de intuición en lo que afirma el pueblo de abajo, del cual se nutre en buena medida mi percepción respecto al líder y es honestidad no solamente reconocerlo sino decirlo: me voy con lo que el pueblo piensa, en mucho, sin desestimar mis más personales percepciones.
Dicho de otra manera, en el caso específico que ocupa, creo más en lo que el colectivo manifiesta que inclusive en mi más atinada percepción.
Para el pueblo, Chávez es otro Libertador; para quienes su ausencia física que no moral, pareciera haber entrado en un período de conformidad, a la vez incuban adentro una latencia todavía indescifrable para el enemigo apátrida pero no para nosotros mismos que nos conocemos suficiente, y es por lo que le rogamos a la oposición que no siga alborotando el avispero de la inestabilidad política y social en Venezuela porque les puede salir un tiro por la culata y después de clavo pasao no vale santa lucía.
Este pueblo pacífico que ha soportado guarimbas, apagones eléctricos, matanza de sus motorizados, de sus soldados, la quema de parvularios, el bachaqueo, el saboteo y la humillación de los dueños de supermercados por medio del deliberado fomento de colas para comprar alimentos -éstas, por cierto, nada inocentes-, de la sistemática ofensiva mediática por radio, periódicos y televisión, del contrabando de combustibles y de todo género de autopartes, aceite de motor, materiales de construcción…este pueblo de veras amante de la paz, no obstante tiene un límite de aguante llegado al cual adiós luz que te apagaste.
Nadie en su sano juicio debe tratar de provocar ese avispero, a menos que esté loco. Por si no lo sabe, ojalá esa oposición irracional coja mínimo y resuelva entrar al camino constitucional, así, bienvenida sea al marco del Estado de derechos y de justicia por el que Bolivar y Chávez dieron su vida.
No hay fuerza humana que pueda derrotar a dos hombres de pie a cabeza como Bolivar y Chávez.