Histórica y naturalmente el ser de izquierda siempre connota su condición de clase social. Se apoya en tal categoría, para entender: las luchas de clases y las contradicciones en la irracional explotación entre unos y otros. Estas se dan en los procesos sociales y productivos, que a cada quien nos toca asumir. Tales fortalezas ideológicas, han colaborado en desenmascarar las condiciones de pobreza, de miseria que millones de seres humanos sufren y las formas de enfrentarlas, para que no se hagan eternas. Además de seguir disminuyendo la desigualdad social, se busca: parir un nuevo modelo civilizatorio, construir unas nuevas relaciones sociales de producción, las cuales nos ayuden a ser mejores seres humanos y más comprometidos con los cambios en devenir.
Como nos los advirtiera Karl Marx, los modos y medios de producción capitalistas sólo se mantienen destruyendo las fuerzas productivas, es decir, liquidando dos pilares que lo hacen posible: la fuerza de trabajo y la naturaleza. Esta es la realidad que hoy estamos enfrentando y que ideológica-política-mente debemos saber comprenderla. Nos hemos equivocado en entender la problematizadora dimensión de las realidades socio-ambientales contemporáneas y por ello, se retrasan las verdaderas opciones transformadoras para superarlas.
Igual, ha venido sucediendo con otras corrientes marxistas, a excepción de los ecosocialistas, quienes en su interpretación de la realidad eco-marxista, también luchan por asentar las bases de una justicia social-ambiental. Para ellos la clase social, no lo es todo. Es insuficiente para comprender, entender y manifestarse ante la complejidad de nuestra sociedad. En tal realidad y como lo han venido proponiendo luchadores e investigadores sociales y científicos, urge insertarle su base biológica. Origen y fundamento de todos los fenómenos sociales que nos han precedidos y acontecidos. De la conciencia de clase social debemos pasar a la conciencia biológica o de especie.
De lo anterior y en la formación ideológica-política de las izquierdas otro error se valora. Al parecer, todavía no hemos comprendido a cabalidad, las distintas dimensiones y consecuencias en no saber manejar, las garantías de las bases biofísicas, energéticas y ecológicas de cualquier proceso social y económico. En especial hacia el futuro que nos depara.
Debemos seguir afirmando, en cualquier proceso social de cambio, es indispensable integrar la “consciencia social con la consciencia biológica o de especie”, de lo contrario, las salidas a los problemas que venimos arrastrando, quedarán en el vacío. La escasez de recursos; la pérdida de la biodiversidad; las especies amenazadas; los cambios climáticos; el calentamiento planetario; lo demográfico; tienen cuestiones ligadas a las biologías. Aunados a las amenazas militares, nuestra sobre vivencia como especie humana está en alto riesgo. Se entiende, que esta amenaza nos alcanza a todos, sobre pasa lo social y lo económico. Por ello debemos actuar con alto criterio técnico-político en la entendida corresponsabilidad social, que nos toca a cada quien asumir.
La conciencia de especies, implica re-significar las relaciones de la naturaleza-ser-humano-naturaleza. Germen del hombre y mujer nueva. Profundamente manifestado, en ese “vivir bien” o “vivir despierto”; de nuestros pueblos originarios y su visión cosmobiológica en la construcción de ese otro mundo posible.
El apuro de entender lo anterior y que nuestro pueblo se lo apropie, “la consciencia de especies”, también se refleja, en el legado de nuestro Comandante Supremo Hugo Chávez, quien en centenares de veces u oportunidades, evocaba el término “tierra-patria”-“madre-tierra”. Exige tal legado, el entender que la “madre-tierra” es un ser viviente (millones de especies), micro y macro sistemas DE VIDA interdependientes, los cuales, siempre estarán interactuando e interrelacionándose en su dinámica ambiental-social-ambiental particular. Siempre se darán vínculos inseparables para su evolución. Solo así, surge la necesidad de construir un modelo económico productivo eco-socialista, basado en una relación armónica, entre el hombre y la naturaleza, que garantice el uso y aprovechamiento racional y óptimo de los recursos naturales, respetando los procesos y ciclos de la naturaleza. Así lo dejo claro y preciso nuestro Comandante Chávez en su introducción al Plan Patria.