¿Será verdad qué todos somos Chávez?

¡Chávez ya no soy yo!, ¡Chávez es un pueblo! Chávez somos millones, tú también eres Chávez mujer venezolana, tú también eres Chávez joven venezolano, tú también eres Chávez niño venezolano, tú también eres Chávez soldado venezolano, tú también eres Chávez pescador, agricultor, campesino, comerciante…porque Chávez no soy yo… ¡Chávez es un pueblo!

Hugo Rafael Chávez Frías

 

Si bien es cierto que nuestro Comandante Supremo dejó un legado muy claro y una ruta transparente con su mapa de vuelo en el Plan de la Patria, es un hecho que después de su partida, con el triunfo del Presidente Nicolás Maduro, quedó sellado el compromiso para hacer realidad la Revolución Bolivariana y no hay vuelta atrás en Venezuela.

La insistencia del líder del 4 de febrero para enfrentar las arremetidas de la oposición parasitaria fueron muy claramente expuestas y su olfato político y visión futurista, fue afirmada una y mil veces y plasmada en mensajes, los cuales son más que consignas, para la reflexión y para la praxis revolucionaria: “Unidad, lucha, batalla y victoria”.

Desde luego que al no estar el Comandante físicamente entre nosotros, el compromiso debe ser mayor y la prueba para entender su legado, debe sacudir la conciencia de los venezolanos, una y mil veces; porque como decía Alí Primera, “la lucha es larga y hay que aligerar la carga”.

No todo es fácil y muchos parecieran esperar un milagro de la noche a la mañana y más cuando el enemigo asecha. En realidad la lucha es de todos los días y el cambio de paradigmas está aún por cumplirse, porque no es fácil deslastrarnos de los mapas mentales creados, por muchos años en una sociedad capitalista dependiente y subyugada por una metrópoli dirigida a control remoto desde el corazón del imperio.

Este panorama siempre estuvo claro para el Comandante Chávez y debe seguir presente para los actuales líderes, comenzando por el Presidente, sus ministros, gobernadores, alcaldes y todo el pueblo chavista; más allá de las parcelas, de los partidos políticos que conforman el Polo Patriótico conjuntamente al Psuv.

A muchos venezolanos, en las actuales circunstancias, no debe pasarles por sus cabezas, ni en sueños, la idea de abandonar las banderas socialistas y revolucionarias, ante una lucha que nos compromete y nos exige cada día más por nuestra Patria.

El enemigo, ante la desaparición de Chávez, no ha dejado, ni cesará de continuar en su afán por destruir lo conquistado en estos 15 años de Revolución Bolivariana. Sus baterías ahora apuntan a destruir la moral revolucionaria y buscar puntos débiles; sobre todo, en los cuadros de la revolución, donde algunos podrían resultar columnas de anime que se incrustaron en la Revolución, para hacer negocios y destruirla por dentro.

No puede ser Chávez un militante, que ocupe cargos en las redes de alimentación del Estado socialista y esté negociando con sus productos para bandas de contrabandistas. No puede ser Chávez, un militar a quien se le haya dado una responsabilidad de cuidar los puestos fronterizos y este, reabriendo trochas para el contrabando. No puede ser Chávez, un gobernador o Alcalde quien esté dando contratos a sus familiares o amigos, para que se enriquezcan en sus espacios geográficos y dependencias.

No puede ser Chávez, un militante de la Revolución que ocupe cargos públicos y esté dando luz verde a “gestores” en los despachos u oficinas del Seguro Social, en los Registros Públicos, el Seniat, la Onidex o demás despachos, donde se hagan trámites para permisos y licencias a los ciudadanos del país.

No puede ser Chávez, un ejecutivo o gerente de la industria petrolera que otorgue contratos a empresas de sus amigos o en la mayoría de los casos, a “gente del petróleo” que incluso participó en el paro petrolero. No puede ser Chávez, un directivo o trabajador de las industrias básicas de Guayana, quienes sólo han colocado a sus amigos ineficientes en puestos claves, para dar contratos o crear puestos y más burocracia a través de sindicatos seudo revolucionarios.

Chávez nos dijo a todos “tú también eres Chávez”, porque estaba convencido que en la conciencia de cada revolucionario y bolivariano está primero el valor a la Patria, la fe en el país y en su alta responsabilidad moral, para cumplir con los pobres y excluidos de la tierra.

Su claridad y profundidad para emprender la lucha se hizo universal y marcó la historia de la humanidad en los últimos cien años y en los próximos siglos del destino de Latinoamérica. Es un reto que nos compromete más allá de lo cotidiano.

Todos los días debemos revisarnos y buscar nuestro papel y compromiso con la Revolución. En el fondo de nuestro espíritu debe estar presente siempre el pensamiento del “Comandante Eterno”: “No debe haber espacio para bajas pasiones en el corazón de los revolucionarios”.

Para ser como Chávez debemos ser profundamente cristianos más allá del Padre Nuestro, al cual los obispos y jerarcas de la CEV les quita el sueño.

Para ser como Chávez no debemos sólo parecernos, sino ser cada día verdaderos soldados comprometidos con la Patria. Para ser como Chávez debemos seguir su ejemplo y comprender su profundo pensamiento cristiano: “¡Cristo es, sin duda, el paradigma del verdadero y auténtico revolucionario!: El que es capaz de dar su vida por los demás, y sobre todo por los más débiles, los pobres, los que estuvieron excluidos, los que han sufrido la opresión y la explotación de una sociedad injusta”. Hugo Rafael Chávez Frías



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Marco Tulio Arellano

Jubilado en Pdvsa

 arellanomt@hotmail.com      @Homugria

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