Necesitamos una epidemia de inconformismo. Y eso es cultural…
Pepe Mujica
Ojalá el nombramiento del Ministro Iturriza - activista político, sociólogo y ex ministro de comunas - en el MPP para la Cultura, contribuya a la comprensión de la cultura en su sentido más amplio, indispensable tanto para acelerar la deconstrucción del modus vivendi explotador y despilfarrador propio de la cultura capitalista mundializada como elemento legitimador de dominación, como para construir un modus vivendi cónsono con el socialismo bolivariano y con Nuestra América soberana: igualitario, solidario, centrado en la dignidad y respeto por el otro, por sí mismo, por los demás seres vivos y por la Madre Tierra,.
Ojalá que el III Congreso Nacional de Cultura, demasiado cercano al inicio de la gestión del nuevo ministro, sirva para confrontar prácticas y taras culturales que venimos arrastrando desde la colonia y que como mínimo, deben ser identificadas y cuestionadas:
¿Por qué tratamos a la cultura como la hermanita pobre de la Economía?
¿Por qué terminamos identificamos cultura con arte y arte con espectáculo?
¿Por qué distinguimos conocimiento de saberes, cultura popular de Cultura con mayúscula y cultores de artistas?
¿Por qué invertimos millones y millones de dólares en el ego “clásico” de José Antonio Abreu y dejamos de lado proyectos relacionados con creaciones musicales venezolanas y nuestro-americanas?
¿Por qué seguimos abonando patrones culturales de dominación y explotación en el hogar, en los centros educativos, en el gobierno, en las empresas estatizadas o socializadas, etc.?
¿Por qué seguimos discriminando al otro: mujer, pobre, negro, indio, viejo, gordo, feo, etc.?
¿Por qué le damos más importancia a la medicina convencional curativa que a la medicina preventiva y a las técnicas de sanación alternativas?
¿Por qué no diseñamos edificaciones con espacios que promuevan la vida comunitaria donde los vecinos puedan compartir y turnarse la realización de tareas domésticas, el cuido y entretenimiento de niños, jóvenes y ancianos, las labores de mantenimiento, la realización de actividades musicales, artísticas, deportivas, etc.?
¿Por qué una actitud esquizoide frente a nuestra (in)cultura gastronómica? Por un lado promovemos un cambio de los hábitos alimenticios y por el otro tenemos la canasta alimentaria básica repleta de productos que engordan y no nutren e invertimos divisas que son de todos los venezolanos en la importación de insumos alimentos, según los comerciantes “no regulado”, que se venden a precios que solo puede pagar una élite.
Ojalá estas y muchas otras interrogantes nos ayuden a entender que transformar la cultura, la manera de relacionarnos entre nosotros y con la naturaleza, es tan importante para concretar un proceso revolucionario como lo es transformar la forma de generar y repartir riqueza.