El ambiente está saturado con los vapores que anuncian la división del PSUV. Las declaraciones de voceros indican la intención, se estudia la posibilidad, declaran en la prensa. El tema llama a reflexión. No es saludable ignorarlo, tampoco despacharlo con algunas acusaciones personales, con descalificaciones, eso indicaría falta de argumentos para enfrentar ese peligro. El asunto es mucho más complejo, debemos abordarlo desde sus causas primarias. Veamos.
La Revolución, después del asesinato de Chávez, dio un giro hacia la derecha caracterizado por la alianza con los sectores capitalistas más conspicuos, estimuló a los empresarios capitalistas, en quienes confió para elevar las fuerzas productivas, llamó a pactos y conversaciones con los partidos de la derecha, abdicó del Socialismo dejándolo sólo como un recurso retórico. Lo anterior describe un cuadro que se puede calificar de regreso a la socialdemocracia.
Rápidamente, la derivación hacia la socialdemocracia trajo consecuencias en todos los niveles de la sociedad: la ética cambió, se acentuó el egoísmo, la salida individual, se elevaron los índices de incertidumbre. A la tristeza por la muerte de Chávez se unió la pérdida del rumbo, la desaparición de las fuentes de la pasión, la ausencia de las razones sagradas por las cuales luchar, la existencia perdió el sentido. Podemos resumir diciendo que la "lógica del capital" determinó la lógica de la vida de los individuos y de las instituciones. Cada minuto nos parecimos más a la cuarta.
Es en este paisaje que debemos estudiar la turbulencia que aqueja al PSUV. No ayuda negarla, no resuelve esconderla bajo la alfombra. El PSUV, por reflejo de la dejación del Socialismo, de la pérdida de la pasión, de la construcción de un mundo nuevo, tiende a parecerse a un partido de la cuarta donde las zancadillas, los grupetes, lo electoral dicta las normas para la dinámica interna, las candidaturas a cualquier puesto tiñen la lucha interna.
El reto es luchar en la ideológico para que el PSUV siga siendo el partido socialista que nos dejó Chávez, protegerlo por sobre las discrepancias, denunciar, criticar, proponer, elevar el nivel de la polémica, derrotar los argumentos que van contra las personas, defender los pocos canales de comunicación con la masa que le quedan a la denuncia, defender a Aporrea como trinchera de los desplazados, pugnar por nuevos espacios. La batalla no puede llevarnos a caer en la lógica del capital, a hacer de la política un asunto de mercado electoral. La batalla no puede conducir a la división, a abrir brechas para que los oportunistas vengan a pescar en río revuelto. La batalla debe ser ideológica, por la rectificación del gobierno y del Partido.
Nosotros tenemos la autoridad moral de haber sido uno de los grupos más descalificados por el alto gobierno, de todo se nos ha dicho, se nos ha sacado de los medios por el único delito de criticar, de advertir lo que en gran medida ha estado sucediendo. Con esa autoridad moral decimos que es un error, un crimen de lesa Revolución, dividir al partido. El camino del Socialismo pasa por un PSUV unido, con todos sus errores, con sus carencias, pero unido. Es allí que está el espíritu de Chávez, es desde allí que se puede retomar el camino hacia el Socialismo, el resto son atajos hacia la nada. Estamos convencidos de que fuera del partido, del gobierno, no está el Socialismo. Nada justifica la división. Nosotros estamos por la unidad del PSUV, apoyamos al Presidente Maduro, pero seguiremos con nuestra actitud de "Irreverencia y Lealtad". Seguiremos alertando que el camino de la socialdemocracia conduce al fascismo.