En los días que corren, la discusión de fondo sobre el camino socialista se ve desplazada por la diatriba, por lo frívolo, lo subalterno, esto ocupa el lugar de los temas importantes. La actitud no hace bien a la Revolución, al contrario, la priva de su principal arma, el pensamiento, las ideas. No obstante la animadversión a la crítica y al pensamiento libre, a la opinión que se salga de la lisonja permitida, es necesario, revolucionario, seguir ejerciendo la búsqueda de la verdad.
En esta búsqueda, una pregunta central, quizá la más importante, ¿estamos acercándonos al socialismo, o profundizamos el capitalismo?, debía estar en la mente y los corazones de todos los chavistas, sobre todo de los dirigentes. Veamos.
Pensar la pregunta nos obliga a precisar algunas líneas principales del Socialismo, saber qué es, para dónde vamos. El Socialismo es, en esencia, un cambio en la relación entre los humanos y de estos con la naturaleza; un salto desde la relación social egoísta signada por la búsqueda enfermiza del lucro, hacia la relación amorosa signada por el sentido de pertenencia a la sociedad, por la conciencia de que sólo en sociedad el individuo puede desarrollar todas sus potencialidades. Es la integración de la sociedad fragmentada por la competencia capitalista. Este cambio sólo es posible sustentándolo en la propiedad social de los medios de producción.
Para los efectos de la medición que nos ocupa concentrémonos en la relación entre los humanos, y de estos con la naturaleza.
Es útil, necesaria, una encuesta que mida en lo individual algunos parámetros de esta relación. Unas de las preguntas podrían ser: ¿Siente ud miedo en la camionetica?, ¿saluda?, ¿si alguien se le acerca y le pide la hora, se asusta?, ¿qué haría si ve a alguien tirado en la calle?, si mientras camina en la calle oye una moto tras Ud., ¿qué reacción lo embarga?, ¿para quién trabaja?, ¿le da angustia el futuro de sus hijos, tiene confianza en que el Estado le dará todas las oportunidades?, ¿cómo es la relación con sus vecinos, en su barrio, en su urbanización?, ¿ha realizado en los últimos meses trabajo voluntario, a participado en un círculo de estudios?, ¿ha concurrido en el último tiempo a movilizaciones políticas tras un fin altruista?
La acción del gobierno podría evaluarse con el filtro de la condición humana. Éstas podrían ser algunas de las estimaciones: ¿Cuáles valores transmite el aparato de difusión del gobierno?, ¿cuáles campañas ha desarrollado que involucren a la sociedad?, ¿cuáles son los temas que propone para la discusión de la sociedad?
A falta de instrumentos precisos para evaluar el comportamiento social, para compararlo con otros tiempos, cada uno, con su olfato, con su encuesta personal, en el roce diario con sus semejantes, hágase la gran pregunta: ¿Somos más fraternos, o somos más egoístas?
De todo esto se desprende que es necesario un organismo del gobierno, al más alto nivel, que se encargue de monitorear el rumbo al Socialismo. Así como dan las fluctuaciones del dólar, del precio del petróleo, del empleo, este organismo daría las fluctuaciones del camino al Socialismo, día a día, qué medidas nos acercan, cuáles nos alejan. Este organismo podría encargarse de estudiar el impacto de las acciones del gobierno en la marcha hacia el Socialismo. De esta manera la construcción del Socialismo tendría un poco más del necesario rigor.