Igual que otras veintidós veces, este año la onu se pronunció en contra del bloqueo a Cuba, y tal como estos veintitrés años no pasará nada, el bloqueo seguirá igual: Cuba padeciendo y los países del mundo desentendiéndose del genocidio silencioso que sufre ese pueblo.
Ya el planeta está acostumbrado a la infamia. El hecho nos lleva a cuestionar a la onu. ¿Qué es la onu?, ¿cuál es su papel en el mundo?, ¿por qué persiguen a Cuba?, ¿qué le cobran?
La onu es, en esencia, el escenario de la confrontación de los polos de poder planetario. Antes de la caída de la Unión Soviética, allí se controlaban mutuamente el capitalismo y el Socialismo; luego de la traición del campo socialista, la Revolución Cubana quedó sola, digna, representando al Socialismo mundial, y la onu fue cada día más un escenario decorativo, ineficaz para resolver los problemas principales de la humanidad. Las tensiones entre los capitalistas, las guerras suceden en sus narices, los genocidios son despachados con -a lo sumo- una resolución, la organización quedó reducida a algunos efectos filantrópicos, a actos simbólicos, nada pasa allí que se traduzca en acciones contra el imperio capitalista mundial, nada pasa sin ser filtrado por los grandes con derecho a veto, las decisiones importantes se toman en otra parte.
La asamblea general que se reúne cada año para estas fechas es un espectáculo, allí hablan todos los años los presidentes de las naciones y cumplen con el rito anual de decir, de denunciar, lo que se quedará en ese recinto, es un desahogo. De vez en cuando llega un Presidente y conmociona el acto, se sale del protocolo, grita que allí “huele a azufre”, critica al organismo. De vez en cuando, sólo de vez en cuando, aparece el Socialismo, pero todo queda en retórica, en nostalgia por los discursos del Che, de Fidel, de Chávez, por aquellas confrontaciones entre los dos polos que estremecían al mundo.
Por qué el mundo tiene este escenario en New York, en el que hacen ritos de purificación los presidentes, denuncian el cambio climático, hablan de algunas injusticias, pero se cuidan de no hablar de Socialismo, de no herir muy profundo al capitalismo al que llaman con delicadeza "orden mundial imperante". La respuesta es sencilla: porque está el planeta atrapado en una inmensa red de complicidades, todos le rinden culto al "dios mercado capitalista", está permitida cualquier cosa menos tocar al dios mercado, se puede hablar, chillar, pero los acuerdos comerciales deciden, se puede cuestionar pero las compañías transnacionales mandan.
Y llegamos a la razón del asedio, del odio a la Revolución Cubana, a la explicación del bloqueo genocida. Cuba, esa república de ciento diez mil kilómetros cuadrados, resume la esperanza de la Humanidad. Allí, como diría Martí, se concentra el Socialismo, la esperanza que se perdió en el resto del planeta. En Cuba resuena el mundo futuro. Cuando Cuba llega a la onu, con su presencia solitaria, silenciosa, acusadora, el capitalismo tiembla y el polo, por ahora muy débil, del Socialismo fulgura, ilumina al mundo. Grita al mundo: "Todavía hay disidencia, el capitalismo no es unánime, hay esperanzas de salvar a la humanidad". El olor a azufre es sustituido por el perfume de las rosas rojas de la redención del humano, el recuerdo de los próceres colma el recinto.
Cuba en la onu es el símbolo de la existencia del Socialismo, del otro polo que significa la salvación humana. Si Cuba cae, si su ejemplo socialista cae, el capitalismo arrasará con la vida.
El deber de los pueblos del mundo, de los revolucionarios, es proteger a Cuba, a su Revolución, seguir su ejemplo, fortalecer el Polo Socialista, entender que el Socialismo es necesario para salvar la vida, y el Socialismo sólo se justifica, sólo tiene razón de ser, si enfrenta al capitalismo.
