Algo anda mal en la Revolución, ahora no lo niegan ni los más oportunistas, las opiniones difieren más en cómo corregir el mal. Veamos.
El fracaso de la socialdemocracia es estruendoso, el querer un capitalismo sin sus defectos, que no explote, que no lucre, es pretensión cándida o disfraz de aprovechados. Ante este fracaso, este puchero que se agota en menos de dos años, surgen nuevas soluciones.
Unos, demócratas ilusos o revolucionarios asustados ante el viento en contra, plantean sincerar la situación y embarrarse completamente en la miasma capitalista, regresar en lo económico al libre cambio, privatizar, flexibilizar el empleo. En lo político, proponen hacer pacto con la burguesía, sentarse de nuevo en Miraflores con capriles, hacer concesiones. Todo esto lo maquillan con "diálogos para la paz", cuando en realidad es camino al infierno capitalista: volverán las razias, la represión a los barrios, la persecución de revolucionarios, regresará la miseria espiritual y material que vivimos en el pacto de punto fijo.
Otros persiguen a los alacranes pensando que allí está lo fundamental de los problemas, sólo ven las consecuencias y no el origen, lo ignoran. Partidos enteros, corrientes, personalidades andan por allí persiguiendo lunares: limpian uno y aparecen tres, capturan a un corrupto, detectan un desfalco, dan foros, y surgen millones de dólares perdidos, mil corruptos se destapan, el mal sigue brotando, y la causa sigue allí produciendo su mal.
La democracia burguesa necesita de estos cazadores de alacranes. En el pasado, en la cuarta, los había, andaban con sus cerbatanas anticorrupción atrás de los corruptos, y el sistema capitalista de cada captura salía fortalecido, él no era el culpable, el culpable era el corrupto. Mal camino toman los que luchan contra la corrupción sólo viendo sus puntos negros y no su origen, al final refuerzan lo que quieren destruir.
La lucha anticorrupción debe ser desde la raíz, ir al nido, al corrupto mayor, ya lo decía un clásico: no es el que roba un banco, sino el que lo funda. Es así, más corrupción que en el capitalismo, que en las empresas de propiedad nosocial, no existe, allí se roban la vida de los obreros, o es que la plusvalía fue eliminada junto a los libros sabihondos que la explican. Es el capitalismo el que contamina, el que extingue las especies, el que se apropia de la riqueza social y sólo deja migajas, el creador de miseria espiritual y material.
Hay otros que, frente a la crisis de la Revolución, chantajean, extorsionan, regatean su apoyo, lo quieren cambiar por prebendas inmediatas. Son los mercaderes de la socialdemocracia, siempre existen estos partiditos que en el juego burgués aportan un puñado de votos, que pueden beneficiar en el mercado electoral a un partido socialdemócrata, pero a un empeño Revolucionario, a la larga, le hacen más daño que beneficio, más restan que suman.
La batalla principal, la que decide todo, es por el Socialismo, la propiedad social administrada por el Estado, control de la clase obrera, que es decir: "con todos por el bien de todos". Y el objetivo central de esta batalla es por rescatar el sentido de sociedad, la conciencia del deber social, el humanismo y el naturalismo. En una sociedad así los corruptos serán piezas de museo, fósiles sociales, cuerpos extraños en una confraternidad, los alacranes no tendrán nido.