El Socialismo es el mayor salto social que haya dado la humanidad, es la liberación de la esclavitud, el reencuentro con su condición humana, es tomar el cielo por asalto, concretar los sueños más hermosos de poetas y pensadores.
El salto al Socialismo es muy difícil, complejo, contra él se conjuran milenios de sumisión, de costumbre, es una batalla del humano contra sí mismo. El hombre esclavo del hombre conspira contra su propia libertad, impide el vuelo alto, es ancla que sujeta la humanidad al monstruo que la devora. Hay una cultura, una estructura psíquica labrada en milenios que perpetúa a los sistemas enemigos de la vida, los perfecciona para que su esencia depredadora siga igual. Los clásicos califican a este periodo de "prehistoria", de barbarie; así, la entrada en el Socialismo será la entrada a la historia, al Reino de la libertad.
Muchas son las armas contra el Socialismo: guerras, magnicidios, genocidios pueblan la historia del camino hacia la tierra prometida. Sin embargo, el arma más eficaz, la que más daño causa a los movimientos socialistas, es la deformación teórica. Podemos decir que siempre que una Revolución fracasa ha fracasado antes en la teoría, en la ideología, ha sido víctima de las deformaciones, de los extravíos.
Lo primero que aparece es la fábula que niega las verdades establecidas, la que afirma que todo está por hacerse, que el Socialismo no puede ni debe definirse. Esta es una mentira que permite camino libre a las teorías deformadoras, no hay discusión, no hay resistencia, la deformación se aplica en la práctica sin ningún obstáculo. Otra mentira: en la transición cabe todo, hasta abjurar del Socialismo, elogiar a los capitalistas, hacerles exposiciones, darles dinero. Otra mentira, esta vez más sinvergüenza, es que no podemos avanzar porque así puede venir el fascismo.
Es imprescindible aproximarnos a una definición del Socialismo, aunque esto parezca "estridente". Es que toda definición de Socialismo será estridente, chocante, conmocionará el alma humana esclavizada durante milenios. Para avanzar en esta definición es útil diferenciar al Socialismo del capitalismo en su manifestación socialdemócrata rentista que es la que hoy padecemos. Veamos.
La socialdemocracia rentista tiene como centro de su proyecto la repartición de la renta petrolera manteniendo y profundizando las relaciones económicas capitalistas, la misma ética, igual relación entre los humanos y de estos con la naturaleza. Su axioma principal es: "si reparto consigo votos y permanezco en el gobierno, lo demás no importa". Con este lema como guía se manejó el país durante el pacto de punto fijo. Cuando llegaban las elecciones se repartía un poco más, el circo aumentaba. En los últimos veinte meses este esquema revivido se llamó dakazo.
La socialdemocracia reparte lo material y descuida lo moral, la ética, la ideología. De esta manera crea una psiquis colectiva del "arrebatón", este podría ser el signo de estos tiempos, vivimos en época de saqueo silencioso, de búsqueda de lo fácil. Unos arrebatan en la calle a la fuerza, otros inventan mil maneras de hacerse con lo fácil; comprar para revender, engañar, martillar, tumbar son los verbos de moda, en las colas se mezcla la necesidad con la avaricia.
Los voceros del gobierno reducen el Socialismo a un problema de repartición. Reparten cosas, se vanaglorian de los números, tantas neveras, tantas casas, cocinas… pero no reparten conciencia. Dejan a la buena de los pranes los complejos habitacionales, reparten televisores pero los contenidos son faranduleros, como siempre, osmel souza sustituye a Shakespeare, lo burdo es llamado folklore; el vilipendio, argumento. Mientras la vida sigue igual, solitarios, aislados, los humanos transitan su existencia cuidándose del semejante, corriendo cuando la noche cae, buscando el sosiego del televisor, caminan con ojos en la espalda para defenderse de los que debían ser hermanos. No hay sociedad, sólo la suma de soledades que -como dijo el Maestro Simón- no se hacen compañía. La solidaridad, el amor, es mera mercancía.
Recurramos a Fromm y al Che Guevara para que, en unos pocos párrafos, avancemos en la definición de Socialismo que nos permita guiarnos en el cambio de nuestro mundo.
Dice Erich Fromm:
"El fin del Socialismo es el hombre. Es crear una forma de producción y una organización de la sociedad en que el hombre pueda superar la enajenación de su producto, de su trabajo, de sus semejantes, de sí mismo y de la naturaleza; en la que pueda volver a sí mismo y captar al mundo con sus propias facultades, haciéndose uno, así, con el mundo. El socialismo era para Marx, como ha dicho Paul Tillich, 'un movimiento de resistencia contra la destrucción del amor en la realidad social'."
En la construcción concreta del Socialismo, escribe el Che:
"Aquí entramos de lleno en el campo de las contradicciones más sutiles y que mejor deben ser explicadas. El tema de estímulo material versus estímulo moral ha dado origen a muchas discusiones entre los interesados en estos asuntos. Precisa aclarar bien una cosa: negamos la necesidad objetiva del estímulo material, si somos renuentes a su uso como palanca impulsora fundamental. Consideramos que, en economía, este tipo de palanca adquiere rápidamente categoría per se y luego impone su propia fuerza en las relaciones entre los hombres No hay que olvidarse que viene del capitalismo y está destinada a morir en el socialismo.
-¿Cómo la haremos morir?
-Poco a poco, mediante el gradual aumento de los bienes de consumo para el pueblo que hace innecesario este estímulo -nos contestan.
Y en esta concepción vemos una mecánica demasiado rígida. Bienes de consumo, ésa es la consigna y es la gran formadora, en definitiva, de conciencia para los defensores del otro sistema. Estímulo material directo y conciencia son términos contradictorios, en nuestro concepto.
Este es uno de los puntos en que nuestras discrepancias alcanzan dimensiones concretas. No se trata ya de matices: para los partidarios de la autogestión financiera el estímulo material directo, proyectado hacia el futuro y acompañando a la sociedad en las diversas etapas de la construcción del comunismo no se contrapone al 'desarrollo' de la conciencia, para nosotros sí. Es por eso que luchamos contra su predominio, pues significaría el retraso del desarrollo de la moral socialista." (Sobre el sistema presupuestario de financiamiento)
"Se corre el peligro de que los árboles impidan ver el bosque. Persiguiendo la quimera de realizar el socialismo con la ayuda de las armas melladas que nos legara el capitalismo (la mercancía como célula económica, la rentabilidad, el interés material individual como palanca, etcétera), se puede llegar a un callejón sin salida. Y se arriba allí tras de recorrer una larga distancia en la que los caminos se entrecruzan muchas veces y donde es difícil percibir el momento en que se equivocó la ruta. Entre tanto, la base económica adaptada ha hecho su trabajo de zapa sobre el desarrollo de la conciencia. Para construir el comunismo, simultáneamente con la base material hay que hacer al hombre nuevo" (El Socialismo y el Hombre en Cuba).