Difícilmente en la historia de Venezuela encontremos un gobierno tan importante para el futuro de la Patria como éste, y sólo en la ficción del realismo mágico podremos imaginar un gobierno que compita con éste en creatividad para hacer las cosas mal.
Este gobierno es heredero, depositario, de la tarea más importante que ha tenido la humanidad en los últimos siglos: rescatar al Socialismo, colocarlo en la escena política mundial, devolver la esperanza a los irredentos del planeta, en resumen, continuar la obra que Chávez dejó inconclusa. Este gobierno es responsable del rumbo de la humanidad, y esto no es exageración: con Chávez Socialista el mundo despertó del letargo de años de deformación, de engaño, su imagen de esperanza recorrió el mundo; desde Argentina hasta el Bronx, los humildes vibraron con sus discursos; su sola presencia despertaba emociones perdidas en las mejores luchas de los pueblos, regresaron los días de los próceres; Europa, África, Asia sintieron la misma fuerza telúrica; con Chávez volvió el humano a sentirse humano.
Con Chávez regresaron a la Patria de Bolívar los vientos de 1810, la Junta Patriótica volvió al combate, El Libertador subió de nuevo al Chimborazo y juró en el Monte Sacro. Con el Comandante se vivieron los días grandes de las tareas sagradas... Continuar en ese torrente, navegar ese mar, fue la herencia del Gigante... Romper el cepo del capitalismo fue su mandato, construir una nueva relación humana fue su sueño; volver al Edén, su anhelo, salvar a la humanidad de la demencia criminal del capitalismo, su meta. Por eso lo asesinaron.
Después de Chávez, el capitalismo, monstruo de mil cabezas y diez mil mañas, viniendo de los abismos del alma donde lo depositaron años de crianza, de educación con valores que soportan la deserción, irrumpió en nuestros días para destruir los puentes que llevan a la tierra de Chávez. El sueño se disipa en las aguas pestilentes de un buen gobierno que se satisface con el triunfo de permanecer, no de construir, que se bate con "destreza" para salir de un día y entrar en otro. Esa es su victoria, no importa si vende el sueño a los chinos, o al diablo. Florentino pierde este combate.
El gobierno entrega su credibilidad: hoy dice, mañana se desdice; hoy no hay problemas, mañana recorta el presupuesto. La palabra se volvió garrocha para saltar obstáculos, salir de un acto, mentir con astucia. Ver para otro lado es argumento que zafa de peligros que siguen creciendo. Los objetivos, las metas, las consignas de hoy se olvidan en pocos días, son sustituidas por nuevas metas; ayer era guerra, hoy es neutralización. Todas esas piruetas se hacen en nombre del maltratado socialismo, todas estas argucias son para que parezca, pero que no sea.
Ojalá se forme un poderoso Frente contra el Fascismo y por el Socialismo Auténtico, que proteja a este gobierno de los enemigos oligarcas y de él mismo, que lleve energía a la necesidad de rectificar, que alerte errores. Y que sobre todo explique a la masa que, más allá de las deficiencias, los extravíos del gobierno, sus errores, sus pecados, la causa Socialista debe permanecer, debe ser protegida. Un Frente que construya la respuesta al fascismo que se incuba en las piruetas del gobierno, que cuando el fascismo se lance una parte de la masa esté en condiciones espirituales de hacerle frente y no se paralice en las minucias de la inmediatez.