El escenario histórico y socio-económico desde el cual surge el actual proceso bolivariano lo podemos denominar, Capitalismo dependiente y periférico, no capitalismo sin más, sino un tipo de capitalismo propio de naciones subdesarrolladas subproducto de la fase imperialista del desarrollo capitalista. Este determina el carácter de la confrontación de clase, su profundización, estancamiento, o derrota para las clases trabajadoras.
Las políticas propuestas de los economistas neoclásicos, sus políticas económicas burguesistas, lo que han conducido es a retroalimentar, el modelo Capitalista dependiente y periférico, es decir, la ineficiencia y la improductividad de las empresas de la burguesía, y agudizado las contradicciones de clases en la lucha por el excedente económico, básicamente aportado por el negocio petrolero, que ya ha pasado a su forma armada por parte de la lumpen burguesía desde el 2002, excedente, ahora en declive por la disminución de los precios del barril.
Esto supone que se acercan unas medidas de ajuste estructural, ya que en el contexto de la disminución de los precios del petróleo, producirá un desfinanciamiento de la política social del gobierno bolivariano o del modelo especulativo de la lumpen burguesía venezolana, modelo que produce, según cifras del BCV el 70 % del PTB, esto lo hace sólo por el financiamiento que hace el Estado de este aparato productivo ineficiente.
En este contexto, lo primero que hay que tener en cuenta para avanzar a un proceso de ajustes que permita consolidar los logros que hemos alcanzado en la aplicación de los derechos sociales consagrados en la Constitución Bolivariana, es que hemos llegado hasta aquí porque el modelo de desarrollo del Capitalismo dependiente y periférico sub producto del desarrollo del capitalismo mundial en su fase imperialista, se agotó como modelo de desarrollo de la sociedad, como veremos mas adelante. Comprender esto es vital.
El programa de ajuste estructural de la burguesía venezolana (1989) fue abortado parcialmente por el Comandante Hugo Chávez Frías, en lo que respecta a la privatización del petróleo, centro actual de la disputa, y además impidió la privatización de las industrias del Estado, y se revirtió las que lo habían sido, como CANTV, SIDOR, etc., lo cual condujo a la violencia por parte de la lumpen burguesía para rescatar el control del Estado, derogar la Constitución y lograr ponerle la mano a la industria petrolera en nombre del imperialismo (Golpe abril 2002).
Pero no se han derogado las conquistas de la burguesía en materia fiscal, es decir, la reducción desde 55 % del impuesto sobre la renta a las grande ganancias hasta 34 %, así como también el Ajuste por Inflación que protege el patrimonio de los empresarios de la inflación, así como el IVA para que todos paguemos lo que dejaron de pagar las empresas de la burguesía al reducirle el ISLR (Reforma: Miguel “Paquetico” Rodríguez, 1992). Conquista que cristaliza después de la masacre del 27 de febrero de 1989. Otra de sus conquistas es la creencia, por parte de la ideología económica neoclásica, de que la burguesía tiene derecho a obtener para sí y administrar para sus fines el Valor de Retorno de la Exportación petrolera.
Tener conciencia de esto es la primera condición que debe tener el liderazgo bolivariano para ejecutar un proceso de ajustes que consolide y haga avanzar la transformación social que hemos comenzado.
En segundo lugar y no menos importante, desechar la idea de que hay que restaurar los equilibrios macroeconómicos, con la política económica burguesista que atenta contra los derechos sociales consagrados en la constitución y comprender que la empresa privada que se constituyó en este país, es la principal generadora de los desequilibrios macrosociales básicos y como consecuencia, estos desequilibrios se expresan como desequilibrios macroeconómicos, creando las condiciones para las protestas contra la burguesía explotadora como ocurrió el 27 de febrero de 1989, y ahora lo harían, tomando en forma organizada las empresas de la lumpenburguesía, porque violan permanentemente el artículo 91 de CRBV:
Artículo 91.
Todo trabajador o trabajadora tiene derecho a un salario suficiente que le permita vivir con dignidad y cubrir para sí y su familia las necesidades básicas materiales, sociales e intelectuales….El Estado garantizará a los trabajadores y trabajadoras del sector público y privado un salario mínimo vital que será ajustado cada año, tomando como una de las referencias el costo de la canasta básica. La ley establecerá la forma y el procedimiento.
Entre los desequilibrios básicos que genera el modelo especulativo de acumulación de la lumpen burguesía, están los siguientes:
1.) Desproporción entre los precios de las mercancías necesarias para la reproducción de la fuerza de trabajo en forma individual y como clase, y los sueldos y salarios de ella. Es decir, el ingreso de los trabajadores es cada vez menor en relación a los precios de las mercancías necesarias para tener una vida digna. Esta desproporción se incrementa, en la medida que avanza la guerra económica de la burguesía contra los trabajadores y el resto de las clases y grupos sociales que no poseen medios de producción, es decir, la lucha de clases, denunciada por el Comandante Hugo Chávez el 3 de junio de 2010. El objetivo de la burguesía otra vez, es llevarnos al estado de miseria del año 1989, para incrementar sus riquezas. En esto se manifiesta, nuevamente, el carácter irreconciliable de los intereses de la lumpen burguesía con los de la sociedad que estamos construyendo. El triunfo de la burguesía se mide por la cantidad de pobreza crítica que ella genera.
https://www.youtube.com/watch?v=xOu8rxe38nY
https://www.youtube.com/watch?v=wk5dSKgZ1QE
2.) El salario relativo, o sea, la relación entre los beneficios de los empresarios y los ingresos de los trabajadores, en la medida que avanza la guerra económica, la lucha de clases, disminuye a favor de los empresarios debido al modelo de acumulación especulativo y no al incremento de la productividad del trabajo. Otra característica básica del modelo especulativo de acumulación.
3.) El beneficio capitalista en la medida en que se acrecienta disminuye su participación en el financiamiento del Estado, acentuándose cada vez más su financiamiento a través del IVA, que es un impuesto regresivo, es un impuesto al trabajo, teniendo como efecto que los trabajadores, financian con el IVA sus necesidades. La estructura regresiva del sistema impositivo es una de las concepciones ideológica neoliberal de los tributos heredadas de la IV República, y tiene como único propósito proteger los capitales de la burguesía.
4.) A pesar de haber eliminado el Ajuste por Inflación del sector financiero, permanece en la industria privada, que básicamente protege el patrimonio del empresario de la inflación y disminuye la Renta Gravable que ya de por sí es baja, solo asciende al 34 % a las grandes ganancias, (reforma neoliberal de Miguel Rodríguez), lo que estimula la especulación porque ellos están protegidos de la inflación inducida por ellos mismos a través de la especulación.
5.) El BCV, y los ministerios del ramo, en su política de cambiaria han generado la posibilidad de incrementar el mercado negro sobre la base de permitir a los exportadores mediante sus providencias, que administren el 80 % de sus divisas, que sirven entre otras cosas, para alimentar el mercado negro que el ejecutivo quiere eliminar, porque es el que fija los precios de la economía. Exportan el 2% del total y el BCV los premia con las ganancias especulativas del Mercado Negro. Por si fuera poco, el BCV permite que los importadores incrementen sus importaciones en un 30% anual, según el histórico, sin pedirles explicación. Solo a partir de ese porcentaje se le exige que demuestren la petición, estimulando la fuga de divisas fraudulentas.
6.) En consecuencia, estos desequilibrios básicos de las relaciones de producción del capitalismo dependiente y periférico, no se resolvieron en el pasado, ni se resolverán en el presente con ajustes macroeconómicos burguesistas: unificación cambiaria, disciplina fiscal, reducción de la liquidez monetaria, incremento de la gasolina, de los servicios públicos, tasas reales positivas, etc. El recetario FMI. Nunca proponen el aumento del ISRL a la empresa privada, eso es caca, eso va contra la acumulación capitalista. ¿Y el Socialismo?
Estos desequilibrios básicos podrían comenzar a desaparecer solamente si se establecen nuevas relaciones de producción, controlando el excedente social, la producción, la distribución y la circulación de mercancías, avanzar definitivamente a un período de transición al socialismo.
· En principio es necesario acometer una reforma fiscal que eleve la participación del capital en el financiamiento de las actividades del Estado, y disminuir a cero la carga impositiva a los trabajadores: el IVA y el ISRL al trabajo. Así como eliminar el Ajuste por Inflación (API) de la totalidad de la actividad privada.
· Eliminar todas las providencias que le permiten a los exportadores administrar directamente el 80% de las divisas producto de sus importaciones. Y exigirle que financien sus exportaciones con los dólares que poseen en el exterior.
· Crear un banco único del Estado nacionalizando la banca, de manera de controlar las transacciones del sector privado y la fuga de divisas.
· La nacionalización del comercio exterior. Establecer un presupuesto de divisas con las importaciones reales de las empresas que sean administradas por el ente que administre el comercio exterior, de manera de transferir las compras del sector privado a ese ente del Estado. Ni un dólar más a la burguesía.
· Eliminar los HCM del Estado y esos gastos se dirijan al sistema público de salud de manera de disminuir el subsidio que por ese concepto se le entrega a las clínicas privadas y a las empresas de seguro, en detrimento de la salud pública. Este financiamiento que se hace a las clínicas privadas es el principal factor de distorsión de los precios especulativos de la salud privada, ya que el límite de los precios es la cobertura total de la póliza. Y esto se hace en detrimento de la salud pública y crea un gasto en el presupuesto casi igual que el presupuesto del ministerio de la salud. Este es un ejemplo nítido de lo que es del modelo especulativo de acumulación capitalista, basada en el Valor de Retorno de la Exportación Petrolera.
· Crear el sistema de seguridad social remanentista como está consagrado en el artículo 86 de la CRBV, con el Banco de la Seguridad Social donde se depositen todos los presupuestos de los ministerios del gabinete social, y los remanentes de capital de ese banco se destine a la seguridad social. Ley remanentista que existe engavetada en la Asamblea Nacional.
Recordemos el artículo 86: Artículo 86
Toda persona tiene derecho a la seguridad social como servicio público de
carácter no lucrativo, que garantice la salud y asegure protección en contingencias de maternidad, paternidad, enfermedad, invalidez, enfermedades catastróficas, discapacidad, necesidades especiales, riesgos laborales, pérdida de empleo, desempleo, vejez, viudedad, orfandad, vivienda, cargas derivadas de la vida familiar y cualquier otra circunstancia de previsión social. El Estado tiene la obligación de asegurar la efectividad de este derecho, creando un sistema de seguridad social universal, integral, de financiamiento solidario, unitario, eficiente y participativo, de contribuciones directas o indirectas. La ausencia de capacidad contributiva no será motivo para excluir a las personas de su protección. Los recursos financieros de la seguridad social no podrán ser destinados a otros fines. Las cotizaciones obligatorias que realicen los trabajadores y las trabajadoras para cubrir los servicios médicos y asistenciales y demás beneficios de la seguridad social podrán ser administrados sólo con fines sociales bajo la rectoría del Estado. Los remanentes netos del capital destinado a la salud, la educación y la seguridad social se acumularán a los fines de su distribución y contribución en esos servicios. El sistema de seguridad social será regulado por una ley orgánica especial.
Debemos recordar que el capitalismo que se construyó en Venezuela es un modelo de dominación imperialista, caracterizado por relaciones de subalternidad de las empresas de la burguesía venezolana en sus relaciones con las empresas transnacionales, fundamentalmente norteamericanas, que liderizaron el proceso de industrialización por sustitución de importaciones (Ver: Crisis de la Democracia, CENDES 1970) la cual se constituyó en la política de desarrollo de la IV República desde 1958. Esta política de desarrollo por substitución de importaciones, generó las condiciones para que la reproducción del capital de las empresas de la burguesía venezolana, estuviesen determinadas por las políticas de reproducción del capital de las empresas transnacionales, a cuyas tecnologías se sometieron, constituyéndose en el polo pasivo, en las relaciones con el capital internacional, lo que verdaderamente ha significado que esa forma de capitalismo periférico, es una de las típicas formas que asume el Capitalismo mundial, en su fase imperialista, tal y como lo planteó Lenin en su libro El imperialismo Fase Superior del Capitalismo. Sobre todo, en el punto tres de los cinco rasgos fundamentales que propone Lenin para caracterizar el Imperialismo:
3) la exportación de capital, a diferencia de la exportación de mercancías, adquiere una importancia particular…;
Señalando mas adelante Lenin:
El imperialismo es el capitalismo en la fase de desarrollo en la cual ha tomado cuerpo la dominación de los monopolios y del capital financiero, ha adquirido una importancia de primer orden la exportación de capital, ha empezado el reparto del mundo por los trusts internacionales y ha terminado el reparto de todo el territorio del mismo entre los países capitalistas más importantes.
La exportación de capitales de las transnacionales imperialistas, desde los países imperialistas se expresa en Venezuela en importaciones de maquinarias y equipos y materias primas para el parque industrial, fundamentalmente privado, venezolano (70% del PIB). Las relaciones de producción capitalista venezolana, y en consecuencia su burguesía, se hicieron subalternas de las relaciones de producción capitalistas de países de capitalismo desarrollado y maduro, es decir, de las burguesías de los estados imperialistas, en particular del imperialismo en su versión más desarrollada, que despliegan políticas imperialistas llevadas al límite, que es el imperialismo ejecutado alrededor del mundo por el gobierno de los Estados Unidos de Norteamérica.
Aun cuando la substitución de importaciones había comenzado antes de 1959, a partir de este año fue asumida como política de desarrollo durante el gobierno de Rómulo Betancourt y luego, durante todo el resto del último y largo período de la IV República, que como sabemos, comenzó en 1830, hasta su agotamiento en la década de los 80s del siglo XX, enunciado ya oficialmente por Carlos Andrés Pérez, en la Presentación al Congreso del “VIII Plan de la Nación El Gran Viraje 1989.” La política de substitución de importaciones había sido formulada por la Comisión Económica para América Latina (CEPAL), para los países desde la década de los años 50s.
En Venezuela, el tipo de desarrollo por sustitución de importaciones tuvo como uno de sus efectos la exclusión de una parte importante de la población. Benefició primordialmente a la burguesía, que los gobiernos de Acción Democrática y Copei financiaron con los excedentes del negocio petrolero, con lo cual percibieron altos ingresos como clase subalterna del capital transnacional del cual dependió y depende para su proceso de acumulación; benefició igualmente a los altos empleados de la tecno-estructura administrativa de la empresa privada, e igualmente a su estructura político-administrativa, y a los funcionarios de la superestructura jurídica-político del Estado. Lo que constituyó a esos gobiernos de la IV República como “burguesistas” (es decir, en sintonía obediente a los intereses de la burguesía), no populista como se cree.
Los sectores sociales beneficiados, imitaron e imitan los hábitos de consumo de los centros del capitalismo mundial, lo que determinó los bienes de consumo final a sustituir en la Primera Fase del proceso. Todo esto en notorio contraste con la sociedad del infraconsumo en el que se debatieron los trabajadores y los estratos inferiores de la estructura social al final de la década de los 80s y 90s. Constancia del carácter burguesista de los gobiernos puntofijistas.
En el VIII Plan de la Nación. El Gran Viraje, (1989) en el aparte titulado “Los Problemas que se acumularon,” podemos leer lo siguiente:
...Aunque la economía venezolana experimentó una expansión del ingreso per cápita durante la vigencia del modelo sustitutivo, se produjo una agudización de las grandes desigualdades en la distribución del ingreso. Esto llevó por ejemplo, a que un tercio de las familias viva hoy en pobreza extrema y que un porcentaje superior tenga un acceso precario a los servicios básicos. En síntesis, la mayoría de los venezolanos encontraron limitadas sus posibilidades de autorrealización.
https://es.scribd.com/doc/55846860/VIII-Plan-de-La-Nacion-El-Gran-Viraje
Este proceso de acumulación de la burguesía venezolana se financió con el valor de retorno de la exportación petrolera, que sirvió para adquirir la maquinaria y equipos y materias primas para el proceso sustitutivo de los productos que antes importaba, fundamentalmente de empresas de los EEUU de Norteamérica y al mismo tiempo establecieron asociaciones con ellas e invirtiendo en activos fijos y financieros en las bolsas de Nueva York y Londres, a partir de las divisas que el Estado les entregó para la industrialización sustitutiva, siendo ésta la estrategia de acumulación de las empresas de la burguesía venezolana y por otra parte, los gobiernos de Acción Democrática y COPEI lograron crear una red clientelar, que les sirvió de apoyo político. Todo este proceso dejó una deuda en su mayoría privada de más de 35.000 millones de dólares de la empresa privada.
http://gumilla.org/biblioteca/bases/biblo/texto/SIC1984469_425-430.pdf
Resultados del modelo capitalista dependiente y periférico, mono productor y multi importador de industrialización tardía, sub-producto del desarrollo del capitalismo en su fase imperialista.
Como lo señala el Profesor Héctor Valecillos Toro, en el ensayo “Reajuste estructural de la economía y desindustrialización” BCV 2001:
A partir del año 1958 se adoptó en Venezuela, una política encaminada a consolidar un sector industrial manufacturero que favoreciese reducir el grado de dependencia del país respecto a las importaciones de bienes manufacturados. Durante 30 años, esa política, conocida como de fomento industrial por sustitución de importaciones, conformó uno de los ejes fundamentales de la actuación económica de dichos gobiernos.
Si consultamos el cuadro I.14 Balanza de Pagos, Transacciones Corrientes, Sector Privado no Petrolero, del BCV en la serie histórica 1958-1988 (30 años) las empresas de la burguesía subalterna venezolana, exportaron $ 25.730 millones e importaron -para mantener la política de sustitución de importaciones y su aparato productivo industrial -, la bicoca de $ 171.051 millones, el déficit en la cuenta de mercancías del sector privado, es decir, de las empresas de la burguesía fue de $ (145.321) millones en el período.
El resultado del proceso de industrialización tardía por sustitución de importaciones de la lumpen burguesía venezolana, que es como verdaderamente habría que llamarla, en el período de 30 años, fue un rotundo fracaso, pues se consolidó, o, ella misma consolidó, un aparato productivo adicto a las importaciones. Resultó al final del proceso, un país mono productor y multi-importador, como siempre lo fue, y una deuda gigantesca del sector privado que luego asumió el Estado venezolano. El Financiamiento de todo este desastre, este fracaso, fue posible realizarlo, con el ingreso en dólares producto del valor de retorno de la exportación petrolera, del ahorro del sector público, es decir, la lumpen burguesía depredó y sigue depredando la fuente de ingresos del presupuesto nacional.
Según lo señala el VIII Plan de la Nación, esto es debido en parte, a que:
…la industrialización sustitutiva fue concebida fundamentalmente para abastecer el mercado interno sin excluir el hecho de que hubo cortos períodos en donde se aplicaron políticas de promoción de exportaciones no tradicionales, que no resultaron tan exitosas debido a que la rentabilidad del mercado interno fue siempre más alta que la del mercado internacional... (el subrayado es nuestro)
Porque para competir en el mercado internacional debían bajar los precios y eso habría sido afectar sus beneficios, en consecuencia, la política económica burguesista (aquella que sólo puede ser concebida desde los intereses de la lumpenburguesía), aconseja devaluar para mantener la rentabilidad y la acumulación ampliada a costa de los trabajadores, y el resto de la población no propietaria de medios de producción.
Esta característica de nuestra economía, de vivir en permanente déficit del sector externo de la balanza de pagos del sector privado, que no puede competir en el mercado internacional porque sus empresas funcionan siempre con tecnologías obsoletas, pues sus vendedores no les venden sus últimas generaciones y tiene la prohibición de innovarlas tecnológicamente, provoca que el financiamiento de la acumulación capitalista dependiente se sustente sólo en el valor de retorno de la exportación petrolera, es decir, del excedente producido en el negocio petrolero del Estado venezolano, lo que llama el Dr. Bernard Monmer rentismo petrolero o capitalismo rentístico.
(entre las políticas de promoción de exportaciones mencionadas, tenemos la denominada “bono de exportación” que se transformó en una corrupción espantosa de la lumpen burguesía pro imperialista junto a funcionarios corruptos.)
Según EL Profesor Héctor Valecillos (Revista BCV 1993-94):
...se observan grandes deficiencias entre las cuales sobresale la desarticulación intra e intersectorial que dio pie al desarrollo de importantes cuellos de botella que dificultaron un crecimiento sostenido y favorecieron, paradójicamente, una alta dependencia de las importaciones, lo que a su vez provocó una incidencia negativa en la balanza comercial manufacturera sobre la de pagos. En forma igual, el sector industrial no logró generar recursos suficientes (dólares producto de sus exportaciones) para financiar su crecimiento, debiéndose apoyar en el ahorro público (Valor de Retorno de la Exportación Petrolera) y dependiendo de una protección elevada para su funcionamiento y de un esquema de precios relativo que lo favoreció claramente en detrimento del sector agropecuario.
Luego, al aplicarse las políticas de ajuste planteadas en el VIII Plan de la Nación que venimos comentando, sobre todo al incorporarse las relaciones de producción capitalista venezolana a las de la economía internacional, en el proceso de globalización neoliberal imperialista, las empresas de la burguesía subalterna, sucumben ante la apertura de la economía y se produce un proceso de desindustrialización producto del reajuste estructural que se acometió en la década de los años 90s, no fue producto del “Efecto Holandés”. En esto consiste el fracaso estruendoso de la burguesía venezolana y sus partidos políticos AD y COPEI.
En otras palabras, la política de “reajuste estructural” condujo a un fuerte proceso de desindustrialización, con su correlato de baja sustancial del empleo, contracción en la contribución del sector privado de la economía al PIB global, acentuación de la ya baja tasa de inversión, y profundización apreciable del déficit crónico entre importaciones y exportaciones de productos industriales del sector privado. Como resultado, el país pasó a enfrentar restricciones externas mucho más agudas que las que tenía al momento en que se inició el experimento de “reajuste estructural.” El remedio burguesista fue peor que la enfermedad.
“En lo que respecta a las importaciones cabe observar, a su vez, -sigue diciendo el Prof. Héctor Valecillos- que no se ha producido ninguna transformación de importancia en la composición según producto. A lo largo de 1988-92, las importaciones presentan una estructura considerablemente diversificada, tanto en términos físicos como en términos de valor. Quizás el hecho más llamativo lo constituya el crecimiento más que proporcional (respecto a los otros rubros) de las importaciones de materias textiles y de material de transporte, ramas en las cuales la producción interna ha experimentado,…, una reducción considerable.”
El modelo de industrialización tardía capitalista dependiente y periférico, ya agotado, que venimos describiendo y al que la política económica burguesista y proimperialistas de Miguel Rodríguez le dio la estocada final, ha permanecido y se ha profundizado durante estos catorce años.
Para la serie del 1999-2013 Cuadro 2.4.9 del BCV Importaciones de Bienes y Servicios según sectores, hasta el tercer trimestre del 2013, período que corresponde al Gobierno Bolivariano, que coloca los desequilibrios macrosociales en el primer rango de importancia y prioridad, tenemos que las empresas de la lumpen burguesía exportaron $53.274 millones e importaron para mantener su aparato productivo agotado e ineficiente, en ese mismo período $342.938 millones, obteniendo un saldo negativo de $-289.664 millones, que fue aportado por el Valor de Retorno de la Exportación petrolera.
La burguesía en 14 años importó $ 171.887 millones más que en los 30 años de su política de industrialización. Como se aprecia, en la medida que pasa el tiempo las industrias de la burguesía se vuelven mas ineficientes, y el incremento de las importaciones es exponencial y fraudulenta en una gran magnitud, lo que indica que su negocio es la especulación cambiaria, financiera y comercial y no la producción, siendo éste el modelo actual de acumulación de la lumpen burguesía, porque la sustitución de importaciones, como modelo de acumulación, se agotó hace mas de 20 años.
Como percibimos a partir de lo anterior, la esencia del modelo que se instauró en la IV República fue un modelo Burguesista, nunca fue populista.
La impotencia de la lumpen burguesía ante el Proyecto revolucionario
Es por esto que en la actualidad, la lumpen burguesía se constituye en un fardo agobiante para el avance de los equilibrios macrosociales. El costo de mantener el modelo especulativo de acumulación de la lumpen burguesía es tan elevado, que ha profundizado la lucha de clases, la cual, ha transitado a su forma armada de manera abierta por parte de ella, para derrocar el gobierno desde el 2002, mostrando su contradicción con el desarrollo del modelo socio-político bolivariano que impulsó el Comandante Chávez y que podríamos resumir así:
El Proyecto Nacional Simón Bolívar, promueve impulsar la actividad económica sustentada en la política social sostenida y financiada por la nueva política energética de Plena Soberanía Petrolera, basada en el rescate de nuestras reservas.
El impacto causado por la política social, con una inversión social de mas de $ 650 mil millones, que la economía neoclásica llama gastos corriente, se encontró con un aparato productivo ineficiente por su baja productividad, sin capacidad de transformación tecnológica, ya que la renovación tecnológica depende de la del resto del mundo y se resuelve con la importación de maquinaria y equipo. Venezuela no produce bienes de capital (la lumpen burguesía no fue capaz de producir ni ciencia ni tecnología, ni maquinas herramientas), y en consecuencia no puede adaptarse a las exigencias del incremento del ingreso de la población, sus empresarios prefieren aumentar los precios para obtener ganancias especulativas, creando ellos una inflación inducida, llamada estructural por la CEPAL, e importando productos terminados similares a los que ellos producen pero a precios escandalosos.
Esta dificultad e impotencia estructural del aparato productivo aparece dentro de las explicaciones ideológicas ofrecidas por la burguesía a través de sus voceros, y multiplicada por todo su sistema de propaganda y difusión de imágenes, como “contracción del aparato productivo interno, producto de las políticas económicas del gobierno, la cual lo hizo incapaz para generar nuevos empleos al ritmo que crece la población económicamente activa,” es decir, como incapacidades para gestionar la nación, y no como una condición inherente al modelo capitalista dependiente y periférico que se agotó (VIII Plan de la Nación), y transitó a un modelo de acumulación basado en la especulación cambiaria financiera y comercial, desde el viernes 18 de febrero de 1983, utilizando el valor de retorno de la exportación petrolera, como fuente de acumulación monetaria básicamente, que se expresa en la fuga de divisas.
El modelo implantado por la burguesía funciona de esta forma:
Cuando se incrementan los precios del petróleo aumentando la capacidad de la empresa privada para importar con los dólares aportados por el Estado, la burguesía cierra sus plantas o disminuyen su producción, e importa los productos más baratos que los que ellos producen, y los venden con precios más elevados que los que ellos fabrican, obteniendo ganancias especulativas. (Ejemplo: el sector automotriz, emblema de la ineficiencia del aparato productivo del subdesarrollo y de la subordinación tecnológica imperialista). Para corregir estas diferencias de productividad, los economistas neoclásicos, que son los intelectuales orgánicos de la lumpen burguesía, recomiendan al gobierno, entre otras medidas igualmente burguesistas, la devaluación para financiar el gasto, y hacer competitivas las exportaciones de los bienes “transables” en el mercado internacional. Hecho que nunca a ocurrido a pesar de todas las devaluaciones hecha desde 1983. Lo que se ha convertido en una verdadera falsedad.
¿Cuáles son esos bienes exportables producidos por las empresas de la burguesía? pues ningún economista experto ha señalado cuáles son; ¿Esos bienes serían los que podrían sustituir al petróleo para diversificar nuestra economía?
Al no existir tales bienes, producidos por la “industria nacional”, el argumento esgrimido como respuesta técnica por los economistas neoclásicos, no tiene validez, pues acude a la presunción de existencia de algo que no existe, es decir, una vigorosa industria nacional que ha generado sus propias tecnologías, Ellos lo saben, pero el argumento a fuerza de ser repetido por décadas e instalado en sus mentes y en una parte de la sociedad, es tomado como verdadero, pero es un argumento mentiroso pues no existe una industria nacional capaz de contribuir con sus exportaciones al incremento del ingreso de divisas a la nación o sustituir al petróleo como generador de divisas.
Este argumento falaz y mentiroso, esgrimido por la burguesía y sus economistas, a sabiendas de que lo es, es el que ha dirigido casi toda la política económica del estado venezolano, y es la que ha provocado que la lumpen burguesía venezolana haya transformado el presupuesto de la nación en su botín, y es el que en los actuales tiempos, sigue siendo esgrimido por los economistas neoclásicos, que como sabemos están formados para dirigir la acumulación de los capitales privados, y para organizar las finanzas públicas enderezadas a esa finalidad.
Esta argumentación, denunciada y criticada durante mucho tiempo y por muchos pensadores, incluso de la derecha, sigue sirviendo para diseñar y justificar políticas públicas, sintonizadas con los intereses capitalistas, pese a estar Venezuela en revolución. Y todo ello se hace, sin pasar a examinar la historia económica reciente, que es repetitiva al mostrarnos el fracaso de la burguesía venezolana y sus causas, incluso mediante documentos oficiales como el VIII Plan de la Nación.
Es por ello que denunciamos nuevamente a toda la empresa privada venezolana, pues se ha constituido en un pesado fardo inútil y destructivo, pues es un obstáculo decisivo para la continuación del proceso revolucionario de liberación nacional, y el socialismo. Ya sabemos la entidad del despojo financiero del que ha sido víctima la nación en la última década y media por parte de esta burguesía parásita del presupuesto nacional.
Efectos de la aplicación del mencionado argumento mentiroso que supone la existencia de un sistema industrial: el efecto que tuvo y sigue teniendo, es que conduce irremediablemente al ya mencionado ciclo: inflación-devaluación-endeudamiento-inflación-devaluación, que está instalado en Venezuela desde 1983, desde cuando esta dinámica se constituyó en la forma fundamental de la acumulación de la lumpen burguesía venezolana.
Este efecto, nos muestra el agotamiento del modelo de acumulación por sustitución de importaciones, pues aquel ciclo es su fracaso, como ya he explicado. Con tales medidas, presentadas como los instrumentos de política económica desde el ámbito cambiario, monetario, comercial y financiero, el ejercicio económico se constituye en reproductor de las condiciones de dependencia y subdesarrollo determinantes de las relaciones de producción capitalista venezolana, del imperialismo norteamericano.
En consecuencia, juzgar este proceso socio-político revolucionario, surgido dentro del marco del agotamiento del capitalismo dependiente y periférico imperialista, bajo la perspectiva de la teoría económica neoclásica, y diagnosticarlo como crisis económica sin más, separada de la historia socio-política y económica, del escenario político actual, de la lucha e clases, como lo hace tal planteamiento de teoría económica, obviando entonces el mundo real, conduce a creer que las recetas del Fondo Monetario Internacional, son las pertinente para salir de la situación en que nos encontramos en Venezuela, lo cual significa renunciar a las conquistas que hemos alcanzado y la imposibilidad de avanzar hacia la liberación nacional y el socialismo, es decir, la derrota del movimiento popular y de la revolución socialista.