El Fracaso de la burguesía subordinada y dependiente, arrastra a la Revolución Bolivariana a su fracaso

"El viejo modelo, sin embargo, se resiste a morir. A través de sus pensadores, escritores y argumentadores de todo género, trata desde hace varios años de esconder su realidad, elaborando y presentando planes o proyectos de 'estabilización' y de 'ajustes', según los cuales bastarían unas cuantas medidas monetaristas y fiscalistas, además de las 'incómodas pero necesarias políticas sociales', para 'superar' la crisis'

Así, la estrategia bolivariana se plantea no solamente la reestructuración del Estado, sino de todo el sistema político, desde sus fundamentos filosóficos mismos, hasta sus componentes y las relaciones que los regulan. Por esa razón hablamos del proceso necesario de reconstitución o refundación del Poder Nacional en todas sus facetas, basado en la legitimidad y en la soberanía. El poder constituido no tiene a estas alturas la más mínima capacidad para hacerlo, por lo que habremos necesariamente de recurrir al Poder Constituyente, para ir hacia la instauración de la Quinta República: la República Bolivariana.

Sincrónicamente (y sólo sincrónicamente, si se quiere viabilidad), se plantea enfrentar lo social y lo económico. Sin embargo, la AAB coloca los desequilibrios macrosociales en el primer rango de importancia y prioridad, para dejar en segundo plano a los desequilibrios macroeconómicos. ¿Cómo puede pensarse por ejemplo, en que solucionar el déficit fiscal pueda ser más urgente e importante que acabar con el hambre de millones de seres humanos?

Pacto de Punto Fijo: El fin

Comandante Hugo Rafael Chávez Frías

http://www.aporrea.org/actualidad/a11096.html

Nota de Aporrea: Este documento escrito a mediados de la década del 90 por el actual presidente Hugo Chávez es un interesante análisis del período conocido como la IV República y su posterior desintegración. Resulta de obligatoria lectura para quienes quieran conocer de primera mano, los antecedentes de lo que ocurre en el país.

Con el monopolio de la violencia del Estado Burgués, desde 1983, los gobiernos, expresión de los intereses de la burguesía, asumieron el costo de la deuda privada y se dedicaron a descargar la totalidad del costo del agotamiento del modelo de acumulación privada por sustitución de importaciones y del fracaso de la burguesía en dirigir el desarrollo del país, sobre los hombros de los trabajadores y los empleados públicos a base de reducir puestos de trabajo, salarios y prestaciones sociales, mientras los banqueros y las élites empresariales se enriquecían.

Es cierto, como dice nuestro Presidente Nicolás Maduro, que no puede negarse que el tejido económico del empresariado privado en Venezuela tiene un altísimo impacto en la creación de empleo, en la creación de riqueza, en la creación de la economía, (70% del PIB) pero no es menos cierto que la lumpen burguesía venezolana, crea empleo y riqueza y reproduce su capital de manera ampliada, subordinada a la reproducción de los capitales de las industrias a las cuales se somete tecnológicamente, de ahí el incremento de sus importaciones, lo cual se expresa en la balanza deficitaria del sector privado no petrolera desde sus orígenes.

El déficit acumulado de la Balanza de Mercancías producido por las empresas de la burguesía venezolana, a partir de la nacionalización petrolera, en la serie histórica de  1976-1999 (23 años) fue de $ -148.701 millones. En ese mismo período solo pudo exportar          $ 36.784 millones  y para mantener su aparato productivo, la burguesía importó $185.485. ¿De dónde sacó los dólares la burguesía para soportar ese enorme déficit? ¿De dónde va a ser?, de los dólares producto de la exportación petrolera del Estado venezolano, que fue de $ 365.936 millones en el mismo período. (Cuadro I.5 Balanza de Pagos del Sector Privado BCV).

Si consultamos el cuadro I.14 Balanza de Pagos del Sector Privado, Transacciones Corrientes, Sector Privado no Petrolero, del BCV en la serie histórica 1950-1999 (49 años) las empresas de la lumpen burguesía exportaron $ 41.464 millones e importó, para mantener su aparato productivo, la bicoca de $ 220.547 millones, el déficit en la cuenta de mercancías del sector privado, de las empresas de la burguesía fue de               $ -179.083 millones en el período.

Para la serie del 1999-2013 Cuadro 2.4.9 del BCV Importaciones de Bienes y Servicios según sectores hasta el tercer trimestre del 2013, período que corresponde al Gobierno Bolivariano, que coloca los desequilibrios macrosociales en el primer rango de importancia y prioridad, tenemos que las empresas de la lumpen burguesía exportaron  $ 53.274 millones e importaron para mantener su aparato productivo ineficiente, en ese mismo período $ -342.938 millones, obteniendo un saldo negativo de $ -289.664 millones, que fue aportado por el Valor de Retorno de la Exportación petrolera. 

La burguesía en 14 años importo $122.391 millones más que en los 49 años anteriores al Gobierno Bolivariano.  Como se aprecia, en la medida que pasa el tiempo las industrias de la burguesía se vuelven mas ineficientes, y el incremento de las importaciones es exponencial lo que indica que su negocio es la especulación cambiaria, financiera y comercial y no la producción, siendo este el modelo actual de acumulación de la lumpen burguesía, porque la sustitución de importaciones, como modelo de acumulación, se agotó hace mas de 20 años.

Es por esto que la lumpen burguesía se constituyó en un fardo agobiante, para el avance de los equilibrios macrosociales. El costo de mantener el modelo especulativo de acumulación de la lumpen burguesía es un costo tan elevado, que impide el desarrollo del modelo socio-político bolivariano que impulsó el Comandante Chávez con éxito formidable.

El modelo neoclásico de especulación cambiaria, financiera y comercial, lo defienden a sangre y fuego porque esta proeza del sector privado para subsistir sin endeudamiento tanto interno como externo,  solo lo pueden hacer con los dólares del Estado venezolano, sin los cuales, no puede ni siquiera subsistir como burguesía. Ni siquiera estaría en capacidad de mantenerse en sus relaciones internacionales. Serían expulsados de todos los ámbitos internacionales donde tienen sus inversiones producto de la fuga de capitales y del inmenso robo que ha ejecutado en estos 14 años y años anteriores. Quebrarían como lo estaban  haciendo en los años de la crisis de la deuda, que estuvo determinada por la apropiación del excedente de dólares producto de la exportación petrolera, y su colocación en inversiones a través de la banca internacional privada, por parte de la lumpen burguesía, en alianza con políticos corruptos de AD y COPEI y el Gran Capital Financiero Monopolista Internacional.

Cualquier alianza de la Revolución Bolivariana con esta burguesía, consolidaría la subordinación de la economía venezolana a las transnacionales y sellaría la imposibilidad de un desarrollo autónomo, con lo cual el Primer bjetivo Histórico del Plan de la Patria sería vulnerado y en consecuencia, también la construcción del socialismo, que es el II Objetivo Histórico

I.    DEFENDER, EXPANDIR Y CONSOLIDAR EL BIEN MÁS  PRECIADO QUE HEMOS RECONQUISTADO DESPUÉS DE 200 AÑOS: LA INDEPENDENCIA NACIONAL.

II. CONTINUAR CONSTRUYENDO EL SOCIALISMO BOLIVARIANO DEL SIGLO XXI, EN VENEZUELA, COMO ALTERNATIVA AL SISTEMA DESTRUCTIVO Y SALVAJE DEL CAPITALISMO Y CON ELLO ASEGURAR LA "MAYOR SUMA DE SEGURIDAD SOCIAL, MAYOR SUMA DE ESTABILIDAD POLÍTICA Y LA MAYOR SUMA DE FELICIDAD " PARA NUESTRO PUEBLO.

La vulnerabilidad a la variación de los precios internacionales del petróleo de las relaciones de producción capitalista, con las que funciona la economía venezolana, es  decir, del sector privado de nuestra economía y las empresas nacionalizadas y adquiridas por el Estado, está vinculada a la condición importadora de  materias primas y bienes de capital, es decir, de tecnología, a la cual está sometido irremediablemente las relaciones de producción capitalista  en su  proceso de producción.

Esta condición de dependencia de la tecnología importada producida por las transnacionales norteamericanas, principalmente, las cuales dirigieron en la Venezuela de la IV República el proceso de acumulación de capital privado mediante la sustitución de importaciones, establece una condición de constante  rezago en la productividad del trabajo, en relación a los principales países con los cuales tenemos vínculos comerciales: EEUU y la UE. Esto significa que los productos de la industria de la burguesía venezolana, bajo ese modelo, siempre serán más costosos que los del resto de los países con los cuales Venezuela mantiene relaciones comerciales, haciendo a la industria de la burguesía ineficiente, una de las características principales del subdesarrollo (deterioro permanente de los términos de intercambio de la industria privada y pública no petrolera).

El modelo neoclásico lumpen burgués de economía dependiente

Cuando se incrementan los precios del petróleo aumentando la capacidad para importar de la empresa privada, con los dólares aportados por el Estado, estos cierran sus plantas o disminuyen su producción, e importan los productos más baratos que los que ellos hacen, y los venden más caros que los que  ellos fabrican, obteniendo ganancias especulativas. (Ejemplo: el sector automotriz, emblema del subdesarrollo y de la subordinación tecnológica). Para corregir estas diferencias de productividad, los economistas neoclásicos, intelectuales orgánicos de la lumpen burguesía recomiendan al gobierno, entre  otras medidas igualmente burguesistas, la devaluación, para financiar el gasto y hacer competitivas las exportaciones de los bienes transables en el mercado internacional, que vaya Ud. a saber cuáles son esos bienes exportables producidas por esas empresas, porque ningún economista a señalado cuales son las que puedan sustituir al petróleo, para diversificar nuestra economía. Esta medida de política económica burguesista, conduce irremediablemente al ciclo, inflación-devaluación-endeudamiento-inflación-devaluación, que está instalado en Venezuela desde 1983; esta dinámica, se constituyó en la forma fundamental de la acumulación de la lumpen burguesía venezolana aprovechando el incremento de los precios del petróleo, lo cual define el agotamiento del modelo de acumulación por sustitución de importaciones. Su fracaso, como ya he explicado. Con estas medidas, los instrumentos de política económica del ámbito cambiario, monetario, comercial y financiero, se constituyen en reproductores de las condiciones de dependencia y subdesarrollo de las relaciones de producción capitalista venezolana.

Por otro lado, cuando el ajuste del tipo de  cambio eleva el costo de las importaciones, se genera un incremento generalizado de los precios que, en relación con los sueldos y salarios temporalmente fijos, nos conduce necesariamente, a que la distribución del ingreso se modificará a favor de los perceptores de beneficios, es decir, los empresarios, a los cuales les interesa la devaluación y la especulación, porque están protegidos de la inflación por el artículo 173 del Impuesto sobre la renta, Ajuste Por Inflación (API):

Se consideran como activos y pasivos no monetarios, aquellas partidas del Balance General Histórico del Contribuyente que por su naturaleza o características son susceptibles de protegerse de la inflación, tales como: los inventarios, mercancías en tránsito, activos fijos, edificios, terrenos, maquinarias, mobiliarios, equipos, construcciones en proceso, inversiones permanentes, inversiones convertibles en acciones, cargos y créditos diferidos y activos intangibles.

Todo el negocio privado, está protegido de la inflación en detrimento del trabajo.

http://luisbrittogarcia.blogspot.com/search?q=impuesto+sobre+la+renta

Hablemos de la deuda contraída por la lumpen burguesía venezolana, uno de los signos del fracaso del Capitalismo Dependiente.

La vulnerabilidad de las relaciones de producción capitalistas subordinadas, se expresó de manera violenta y despiadada, cuando disminuyeron los precios internacionales del petróleo, lo que condujo a la explosión de la crisis de la deuda en los 80s, y al establecimiento de las políticas impuestas por la burguesía venezolana en alianza con el Fondo Monetario Internacional, con el objetivo de reabrir sus líneas de crédito que habían sido suspendidas en la década de los 80s por la banca privada internacional. Esta medida era necesaria para poder continuar con la acumulación capitalista, porque ya se había agotado el modelo de acumulación por sustitución de importaciones de la lumpen burguesía venezolana.

La apropiación del excedente de dólares producto de la exportación petrolera del sector público, se constituyó en el origen de los fondos que la burguesía aplicó en el financiamiento de los activos financieros y no financieros en el exterior, endeudándose con los dólares que les entregaba el Estado venezolano para comprar esos activos, exportando la intermediación financiera como lo señala Miguel Rodríguez en el artículo El Verdadero Origen de la Deuda.

De esa manera se endeudó por más de 35.000 millones de dólares, que no pudo pagar en el momento en que se agotaron las reservas internacionales, por la disminución de los precios del petróleo, y porque PDVSA entregaba cada vez menos dólares al Estado, obligándolo, a partir de 1983, a realizar sucesivas devaluaciones para financiar  los presupuestos cada vez mas deficitarios, incrementando la deuda y aumentando los intereses bancarios ya liberados. En consecuencia se agotó el modelo de acumulación privada que se fundamentaba en la sustitución de importaciones, financiada por la exportación petrolera, fracasaron. 

Como consecuencia de ello, las capas medias son estranguladas y a la clase trabajadora le disminuyen sus salarios reales y nominales, además, le son confiscadas sus prestaciones sociales por parte de la burguesía, con  la aprobación de ley del trabajo durante el gobierno de Caldera II, incrementando el desempleo, como única estrategia de la burguesía para preservar sus niveles de ganancia, y de acumulación subordinada siempre al capital monopolista internacional.

Con el monopolio de la violencia del Estado Burgués, desde 1983, los gobiernos, expresión de los intereses de la burguesía, asumieron el costo de la deuda privada y se dedicaron a descargar la totalidad del costo del agotamiento del modelo de acumulación privada por sustitución de importaciones y del fracaso de la burguesía en dirigir el desarrollo del país, sobre los hombros de los trabajadores y los empleados públicos a base de reducir puestos de trabajo, salarios y prestaciones sociales, mientras los banqueros y las élites empresariales se enriquecían.

La rebelión popular del 27 de febrero de 1989 contra las medidas del FMI, orientadas a preservar la acumulación del capital y salvar a la burguesía endeudada, es respondida con la represión brutal del Estado Burgués mediante el uso de las fuerzas armadas al servicio de la lumpen burguesía pro imperialista.

La justificación de las políticas de ajustes del FMI es descrita en el VIII plan de la nación El Gran Viraje cuando señala:

EL AGOTAMIENTO DEL MODELO DE DESARROLLO

(Presentación al Congreso 1989)

Todos sabemos que el modelo sustitutivo que adelantó Venezuela desde el inicio  de la era democrática se agotó, hace varios años.

La industrialización substitutiva de importaciones se concibió  fundamentalmente para abastecer el mercado interno. Tenía como factores de éxito una excesiva y permanente protección de la competencia externa. El gasto público, especialmente de origen petrolero, fue concebido como el elemento dinamizador de la demanda agregada y del financiamiento del proceso de sustitución de importaciones. Esto creó las condiciones que llevaron al estancamiento ya que estructuró un aparato productivo ineficiente y una economía muy vulnerable a los precios y volúmenes de exportación petrolera en los mercados internacionales.

A principio del año 1983, como consecuencia de la caída de los ingresos peroleros, la fuga de capitales al exterior y la suspensión del crédito externo por parte de la banca privada internacional, se produjo una severa crisis en el sector externo que determinó el agotamiento definitivo del modelo substitutivo, el cual había perdido su principal sostén que eran las fuentes generadoras del ahorro externo. A esto se unieron otros obstáculos estructurales como el reducido tamaño del mercado interno, las excesivas regulaciones administrativas, la condición oligopólica de la industria y las políticas públicas ineficientes.

El desequilibrio del sector externo de la economía se acentúa y profundiza llegando a la cifra de 4.672 millones de dólares siendo significativamente mayor que en 1987 el cual registró un déficit de 876 millones de dólares como consecuencia de los siguientes factores entre otros:

1.   Los ingresos petroleros denotaron una disminución significativa.

2. Las expectativas devaluacionistas que esto provoca, incentivaron un incremento sustancial de las importaciones.

El pago de los intereses asociados al financiamiento de las importaciones, contribuyó al incremento del déficit, en cuenta corriente. Las reservas internacionales como producto de las operaciones cambiarias de RECADI originaron una pérdida de 2.705 millones de dólares, las reservas operativas se situaron en 2.044 millones de dólares al final del año y el saldo total al cierre fue de 6.671 millones de dólares.

Esta visión neoclásica de la economía venezolana fue lo que justificó las medidas de ajuste estructural, encubriendo de esta manera las raíces mismas de la crisis, que en los hechos, estuvieron determinadas por la situación provocada por la deuda externa en su mayoría de procedencia ilegal y privada, y la disminución de los precios del petróleo.

En el artículo mencionado, publicado por el Centro Gumilla, y en la edición especial en tres tomos de los 50 años del BCV, (1990) pag. 377 del Tomo III, titulado El verdadero origen de la deuda, Miguel Rodríguez ex ministro de planificación de Carlos Andrés Pérez II señala: 

La gran falacia en el caso de la deuda externa venezolana es el señalamiento de que el origen de nuestra deuda externa radicó en el exceso de gasto público y en especial el exceso de inversión en el sector de las empresas del Estado no petroleras..., la contrapartida de nuestra enorme deuda externa venezolana no son ni excesivas inversiones ni gasto público, sino activos denominados en dólares del sector privado en el exterior. Nuestro interés en este breve artículo es explicarle al país el verdadero origen macroeconómico de la injustificable deuda externa venezolana, y advertirle que el servicio de la deuda bajo cualquier condición factible de refinanciamiento, no es sino un mecanismo de redistribución regresiva del ingreso hacia los sectores más acaudalados que poseen activos financieros y no financieros en el exterior.

    (http://gumilla.org/biblioteca/bases/biblo/texto/SIC1984469_425-430.pdf)

Se estima que el gobierno de Luis Herrera Campins habría financiado tal cantidad de activos para el sector privado, que estos sumaban más de 30 mil millones de dólares (la deuda externa era de 35 mil millones de dólares).

Luis Herrera Campins implementó una política de liberación de precios, para así promover la competencia en el mercado interno (una clara demostración de lo que vendría en años siguientes con los planes del FMI y el neoliberalismo). Además, el Estado redujo los subsidios a la industria alimenticia, bajo el argumento de reducir el déficit fiscal. La contrapartida de la deuda externa no fue por excesivas inversiones del gasto público, sino activos denominados en dólares del sector privado en el exterior.

A pesar de que el Estado aparece como el gran deudor con el exterior, la casi to talidad del incremento de la deuda externa de más de 30.000 millones de dólares entre1973 y 1983 fue utilizado para financiar salidas de capital privado al exterior, en la forma de adquisición de activos financieros (depósitos de ahorro, mesas de dinero,eurobonos, etc), y no financieros (condominios en Miami, apartamentos en Manhattan,terrenos, etc).

Se calcula que el sector privado venezolano había acumulado tal cantidad de activos externos, que para 1984 estos casi totalizaban el monto de la deuda externa venezolana pública y privada (unos 35 mil millones de dólares).

La deuda externa del sector público provenía de una política del gobierno, que era destinar una porción sustancial de sus ahorros financieros para cubrir también los requerimientos de financiamiento del sector privado, utilizando los distintos mecanismos de intermediación financiera (BIV, CVF, BTV, la banca privada, etc).

El Estado acabó financiando la acumulación y ahorro de la riqueza en el exterior de acuerdo con las políticas financieras de 1980 y 1981 (BCV controlaba las tasas interés) y por mantener una sobrevaluación abierta del bolívar hasta febrero de 1983.

Esto significó la transferencia perversa de dólares, producto de la exportación petrolera de PDVSA hacia la burguesía venezolana. Miguel Rodríguez lo denuncia en la década del 80 y en la década de los 90 diseña la política de ajustes macroeconómicos del FMI que constituyeron un  mecanismo de redistribución regresiva del ingreso hacia los sectores más acaudalados que poseen activos financieros y no financieros en el exterior, como él lo había advertido a la nación en la década anterior. Cada vez que el Estado venezolano paga el servicio de la deuda a la banca privada internacional, ésta les coloca los intereses a la lumpen burguesía venezolana por concepto de las colocaciones e inversiones que adquirió la lumpen  burguesía venezolana con los dólares del Estado venezolano.

Luego, no contento con aquello  la burguesía venezolana, su empresariado, en alianza con políticos corruptos, ejecutó un formidable e inmenso robo en el Régimen de Cambio Diferencial (RECADI) que dejaron  a Venezuela sin reservas. Lo mismo lo hicieron con CADIVI. En resumen, la crisis de la deuda estuvo determinada por la apropiación del excedente en dólares en más de $ 35.000 millones, de los dólares producto de la exportación petrolera, que fue de $ 365.936 millones en el período 1976-1999. Esto solo fue posible por la alianza entre políticos corruptos y la burguesía venezolana por un lado,  y el Gran Capital Monopolista Internacional, por el otro.

      La crisis Financiera y Fiscal del Estado neocolonial venezolano en la IV República, fue provocada por el fracaso estruendoso, por agotamiento del modelo de acumulación por sustitución de importaciones de la burguesía venezolana, como lo dice el Gran Viraje, y sustituido por la exportación de capitales hacia la inversión en el resto del mundo y la especulación cambiar y comercial, mediante la apropiación del excedente petrolero en forma masiva, por parte de la burguesía, en combinación con los partidos AD y COPEI. Esto significó el empobrecimiento absoluto de la clase trabajadora y la destrucción de las capas medias de la población.

El establecimiento de las políticas fondomonetaristas, con el objetivo de reabrir las líneas de créditos a la burguesía para sus empresas y continuar la acumulación, condujo a la explotación despiadada de las clases trabajadoras por parte de la burguesía, como socios menores y subordinados a las políticas de expansión del capital monopolista internacional. Había que privatizar las empresas del estado principalmente las de la energía y las empresas básicas, para cambiar el patrón de acumulación de la burguesía subalterna, en calidad de socios menores del Gran Capital Monopolista Internacional.

      Los grupos Cisneros y Mendoza entre otros, como socios menores de empresas petroleras internacionales, tenían preparada la privatización de PDVSA dentro de la política de privatizaciones ordenada por el FMI en alianza con la burguesía venezolana, para poder abrir las líneas de créditos y nuevos financiamientos y restituir el proceso de acumulación de los dueños de los medios de producción.

Se manifiesta en este proceso descrito, el agotamiento del modelo de acumulación por sustitución de importaciones y el carácter irreconciliable de los intereses del pueblo explotado con los de la burguesía.

 La acumulación por parte de la burguesía venezolana e internacional, en esta etapa,  se realizó mediante el sacrificio de las capas medias, y de la clase trabajadora. Las medidas del FMI, exigían la privatización de la salud y la educación, la reforma tributaria que incluía la disminución del impuesto sobre la renta a las empresas, de una tasa máxima del 55 % a las grandes ganancias, al 34 % creando una disminución sustancial en los ingresos del Estado. Como consecuencia de esa reducción, se introduce el IVA, para que el ciudadano común pague lo que dejaron de pagar los empresarios, transformando el sistema tributario en un sistema regresivo que distribuye los ingresos desde los más pobres a los más ricos. Además de eso, la transformación del régimen laboral, significó la apropiación por parte de la burguesía, de las prestaciones de los trabajadores. La liberación de las tasas de interés y de los precios de las mercancías y de los servicios públicos, contribuyó a la contracción del salario real empobreciendo aun más a la población.

La revolución Bolivariana surge como consecuencia del agotamiento del modelo de acumulación capitalista (apropiación privada del excedente económico) por sustitución de importaciones.

La revolución Bolivariana en sus 15 años y 4 meses desde el triunfo electoral del 6 de diciembre de 1998 ha desarrollado importantes innovaciones en la política y en la economía. El Comandante Chávez introdujo una manera novedosa de abordar el proceso de transformación social, política y económica, planteada en la Constitución, tomando como eje central, los recursos energéticos de nuestro país. En consecuencia, las políticas públicas conducidas por Chávez y ahora por el Presidente Maduro, estuvieron y están orientada a mantener la senda  del  crecimiento económico,  con  la  asignación  de     los recursos, en coherencia con los objetivos del Proyecto Nacional Simón Bolívar, que promueve impulsar la actividad económica sustentada en la política social sostenida y financiada por la nueva política energética de Plena Soberanía Petrolera, basada en el rescate de nuestras reservas energéticas.

Este enfoque dura ya 14 años. Esta manera de abordar la política económica, poniendo como centro la política social financiada por el Valor de Retorno de la Exportación Petrolera, es lo que trastoca los cimientos ideológicos y políticos de la política económica convencional  basada en la teoría neoclásica, que considera que el tema central del desarrollo es económico, argumentando que lo que organiza lo político es lo económico y sus leyes y más precisamente el mercado y sus leyes, consideradas cuasi naturales, sistematizadora del poder de la burguesía sobre toda la sociedad. Con más precisión, la síntesis de las perspectivas keynesiana y neoclásica, de Paul Samuelson, junto con su versión monetarista, derivada de enseñanzas de Milton Friedman, que es la sistematización teórica del poder político del sistema financiero sobre toda la sociedad, que es igualmente, el dominio del imperialismo a nivel global, como lo he mantenido en diferentes artículos, referidos a la nefasta quinta columna ideológica que mantiene las ideas de la IV República sobre política económica, que llevarían al desastre a la Revolución Bolivariana, si los niveles decisorios de política no desarrollan otra, que tenga presente los objetivos descritos.

Artículos escritos por mí sobre la Quinta Columna Ideológica:

http://www.aporrea.org/actualidad/a182803.html

Otra vez la quinta Columna Ideológica

http://www.aporrea.org/actualidad/a160397.html

El Ajuste Cambiario y la quinta columna ideológica

http://www.aporrea.org/actualidad/a168438.html

La Quinta Columna Ideológica y el Caballo de Troya

(Hay otros artículos dedicados al tema del pensamiento único de los economistas, que opinan sobre la economía, teniendo como base teórica la Teoría Neoclásica en cualquiera de sus  vertientes, que producen recomendaciones al Estado venezolano, sobre de política económica.)

En consecuencia, la programación del desarrollo de la Venezuela Bolivariana, tiene sentido, en la medida en que se proponga crear un ordenamiento económico, sociocultural y político, acorde con los objetivos del Plan Simón Bolívar, basado en el Plan de la Patria, y no siguiendo las recomendaciones de política económica burguesistas, que no se corresponden, sino que son contrarias a los ideales y políticas de transformación social esbozado por el comandante Chávez en el Proyecto Nacional Simón Bolívar expresado, como se dijo más arriba: mantener la senda del crecimiento económico, con la asignación de los recursos, en coherencia con los objetivos del Proyecto Nacional Simón Bolívar, que promueve impulsar la actividad económica sustentada en la política social sostenida y financiada por la nueva política energética de Plena Soberanía Petrolera, basada en el rescate de nuestras reservas energéticas.

Y en el artículo escrito por el Comandante Chávez que aparece citado en la introducción de este artículo:

Sin embargo, la AAB coloca los desequilibrios macrosociales en el primer rango de importancia y prioridad, para dejar en segundo plano a los desequilibrios macroeconómicos. ¿Cómo puede pensarse por ejemplo, en que solucionar el déficit fiscal pueda ser más urgente e importante que acabar con el hambre de millones de seres humanos?

Estas recomendaciones de política económica burguesista traerían como consecuencia, la reproducción del capitalismo dependiente y subdesarrollado al cual estamos siendo arrastrados por una burguesía que fracasó en su modelo de acumulación capitalista subalterna dependiente y periférica, que vive de los dólares del negocio petrolero administrado por el Estado.

Como lo señaló el Comandante Hugo Chávez:

"el viejo modelo, sin embargo, se resiste a morir. A través de sus pensadores, escritores y argumentadores de todo género, trata desde hace varios años de esconder su realidad, elaborando y presentando planes o proyectos de 'estabilización' y de 'ajustes', según los cuales bastarían unas cuantas medidas monetaristas y fiscalistas, además de las 'incómodas pero necesarias políticas sociales', para 'superar' la crisis'



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Carlos Armando Lazo


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