Amamos a Cuba con el fervor del primer amor infantil. Nuestra conciencia política comenzó con la voz de Fidel desde la Sierra Maestra. Palpitamos con Radio Rebelde, recolectamos ayuda para Cuba, con "un bolívar para la Sierra Maestra", enviamos también el corazón. Entonces sentimos lo que es Revolución y ser Revolucionario, y de niños aún nos estremeció saber que los días eternos de los Próceres, que Blanco describía en su "Venezuela Heroica", emergían nuevamente en la América y reclamaban nuestra participación. La vida tomó el hermoso sentido de la causa más noble que puede emprender la humanidad: liberarse de sí misma, reconocerse humana.
La historia de Cuba fue nuestra historia, la América toda vibró con ella, supimos de su solidaridad militante. Reivindicamos a Machurucuto tanto como honramos a los médicos de Barrio Adentro. Con el Che, en Bolivia, el género humano se elevó a alturas impensables de solidaridad, de sentido de especie.
En las horas oscuras de la caída de la Unión Soviética, Cuba se irguió inmensa y el manto de su ejemplo cubrió las mejores esperanzas del humano, impidió la unanimidad del monstruo. Cuando todos pensaban que la historia se detenía en el capitalismo, que nada podía escapar a sus designios, en aquellos tiempos de desconcierto, de mutaciones asombrosas, Cuba valiente se enfrentó una vez más al monstruo que desde la proximidad de noventa millas dictaba el fin del "mal ejemplo". El capitalismo mundial, unánime, la agredió sin misericordia, un asedio genocida no la arrodilló, solitaria reivindicó la grandeza del género humano. Los revolucionarios no supimos defenderla, la América en manos de la burguesía, del reformismo, le dio la espalda, sin embargo, resistió. Cuba demostró que el Socialismo crea pueblos y hombres con otra dimensión, capaces de grandes hazañas.
Ahora los gringos y Cuba pactan un cambio de prisioneros, los Cinco Héroes Cubanos están reunidos en cielo patrio, una inmensa alegría para los pueblos del mundo, la fiera soltó a sus presas, ¡gloria a estos luchadores!
Pero no todo es alegría, parece ser que la táctica del imperio varió, ahora no es la fuerza del bloqueo, sino que intentan incidir en la lucha interna cubana, apuntalar la disidencia, provocar una oposición que difunda conciencia capitalista y obligue a torcer el rumbo revolucionario. Adecuan su ataque a la nueva táctica, la batalla sigue igual pero cambia de escenario. Los reformistas se apresuran a decretar el fin del Socialismo, los pusilánimes lubrican su deslizamiento a la derecha.
¿Cuál es nuestra posición? Pase lo que pase en la Patria del Socialismo, nosotros reconocemos la grandeza de Cuba, su lugar como bastión del Socialismo está garantizado. Sabemos que allí se realiza una feroz lucha de clases, cómo negarlo, y nos ubicamos al lado de la Revolución Cubana. Pase lo que pase, lo sabemos, siempre habrá allí vanguardia revolucionaria, siempre, estamos seguros, habrá en Cuba una inmensa reserva de fraternidad, y el mundo podrá contar con esa sociedad acerada en más de medio siglo de batalla donde se construyó el pueblo más humano del planeta.
Cuba no está aislada del mundo, su suerte depende de la lucha de los revolucionarios del planeta. A la hora de juzgar lo que allí suceda debemos relacionarlo con el estado de la Revolución en el resto del mundo, ella resiste, resistió en condiciones de alta penuria, escribió páginas heroicas en momentos de depresión del movimiento revolucionario mundial.
Nuestra responsabilidad con Cuba es hacer la Revolución. Una Venezuela Socialista, fuerte en la conciencia, será soporte formidable para el rumbo socialista en Cuba, así lo entendió Chávez. Una Venezuela reformista, mojigata, reforzará los planes gringos… la penumbra capitalista copará al mundo.
¡Cuente Cuba con nuestro amor incondicional!
¡Patria es Revolución!